Firmes respaldos y fuertes críticas por anuncios de Weretilneck

Bariloche/Cipolletti/Roca (ADN).- Dos legisladoras del Frente para la Victoria respaldaron los anuncios que efectuó ayer Weretilneck, mientras que otros tantos dirigentes de la UCR y del ARI rechazaron las “medidas de austeridad” y consideraron que forman parte del ajuste oficial.

Lo que siguen son las expresiones formuladas por representantes del oficialismo y de la oposición.
Silvina García Larraburu
La senadora nacional expresó su apoyo a las medidas anunciadas por el gobernador de la provincia de Río Negro, Alberto Weretilneck. Manifestó que comprende que la provincia está atravesando un proceso de ordenamiento en las cuentas públicas y que la reducción de gastos debe empezar por los propios funcionarios públicos.

Concluyó abogando por equiparar los sueldos de los tres poderes, poniendo como referencia al legislativo e insistiendo en la transparencia pública para con los ciudadanos.
Arabela Carreras
La legisladora frentista dijo que Alberto Weretilneck conduce el gobierno en una provincia que durante largos años de su historia se caracterizó por el atraso y la desinversión. La tarea no es simple y no está exenta de dificultades, pero tomar las medidas justas en el momento oportuno permite enderezar permanentemente el rumbo y revitalizar los objetivos del gobierno.
Los recientes anuncios del gobernador lo muestran como un estadista que escucha a los rionegrinos y que no le teme a las decisiones necesarias, dando muestras personales y políticas de austeridad.
Por eso, las declaraciones del legislador Mendioroz evidencian la falta de memoria de los cómplices de 28 años de desmanejos, abuso de poder y despilfarro. Amedrentar y convertirse en agorero de las peores fantasías es el camino que elige para eludir un concienzudo análisis de su participación en un proceso de deterioro de las arcas provinciales.

María Inés García, ex legisladora

La presidente del Comité Central de la Unión Cívica Radical de Río Negro, María Inés García, se mostró “sorprendida por las llamadas ‘medidas de austeridad’ anunciadas por el gobernador Alberto Weretilneck, lo que nos da la razón a los radicales que veníamos alertando que el declamado superávit no existía, que al déficit lo multiplicaron por cuatro y que el presupuesto para este año, basado en un mentiroso índice de inflación y un insostenible dólar a 6,33 pesos, era una mentira”.

“Pero también ratifica la mala situación de la provincia que gobierna con el anuncio del despido de 170 funcionarios políticos de 500 que tiene, no 350 como él dice, rebajas salariales, topes de ingresos. Acá pueden pasar dos cosas: que en futuro cercano no haya nada que administrar o que tantos funcionarios estaban absolutamente de más” dijo la dirigente.
García, en clara referencia al ministro de Producción, Haroldo Lebed, afirmó que “espero, además, que entre los despidos estén aquellos cuyas designaciones contrarían en forma clara preceptos que fija la Constitución Provincial”.
Admitió que “nos preocupa que los anuncios del gobernador sean la antesala de un fuerte ajuste a los trabajadores estatales, a sus sueldos. Por esa razón reitero lo que venimos diciendo en diversos foros: vamos a seguir junto a los gremios y los empleados cuidando el salario y el empleo”.
La ex legisladora provincial indicó que “resulta auspicioso que luego de tantas advertencias, presentaciones y discusiones, el gobierno se dedique en serio a pensarse a sí mismo, en su responsabilidad frente a la sociedad y a la administración del Estado, a pensar en un plan de gobierno y en estrategias para superar la situación de emergencia en la que hoy está sumida la educación, la salud y la política social en Río Negro.
“A dos años de estar al frente del Ejecutivo y con casi nada realizado, seguir culpando al radicalismo es muy poco serio. El Frente para la Victoria deberá hacerse cargo de ser responsable de un gobierno que está parado, sin iniciativa y con permanentes marchas y contramarchas en sus decisiones” finalizó García
Jorge Ocampos, legislador ARI

La austeridad es una condición esencial, propia, inherente al sistema republicano.

Un gobierno austero, no puede ser tomado como un gobierno virtuoso, sino como un gobierno correcto. Nada más. Aunque en el actual estado de cosas, hacer lo que corresponde, es casi como ser revolucionario. Pero cuando se apela a la austeridad en la mitad de una gestión, significa que hasta entonces, se faltó a esa condición básica y que se va en su búsqueda no por convicciones, sino por necesidades.

La forma en que el gobernador Alberto Wereilneck ha encarado este proceso de achicamiento del gasto, representa la entrada a una etapa de serios conflictos políticos e institucionales, en donde -con seguridad- el costo mayor lo asumirán los más débiles, los que menos tienen y los que más necesitan del amparo o tutela del Estado.

Weretilneck advirtió implícitamente que estas medidas las toma para justificar o amortiguar otras por venir, y que seguramente impactarán sobre el empleo público o servicios esenciales como salud, educación y algunas obras públicas de fuerte impacto social.

Llamativamente se tomará 90 días para determinar cuales son los funcionarios que «le sobran» y fijar la magnitud del ajuste, plazo que coincide con el llamado a paritarias a los distintos gremios.

De esto algo ha anticipado, en los últimos meses del año pasado y sobre lo cual la senadora nacional Magdalena Odarda ya se expidió y definió como ajuste salvaje.

El gobernador hace «jueguito para la tribuna» cuando se pone en primera persona como ejemplo del ajuste, al anunciar que a partir de enero, el alquiler de la vivienda que ocupa en Viedma, la pagará con los ingresos familiares. Es solo resignar un privilegio.

Respecto de la renuncia masiva de sus «340» funcionarios, se trata de una especie de arrebato, como para provocar un impacto en la sociedad y de paso forzar alejamientos que nunca se atrevió a implementar por compromisos políticos, pero que resultaban un secreto a voces. Pero esto tendrá fuertes consecuencias institucionales:

1) Si renuncian todos los funcionarios ¿Quiénes rubricarán las medidas que tome el gobernador en el plazo inmediato?
2) Quien de los 340 renunciados pondrá voluntad para trabajar si sabe que tiene un pie afuera del gobierno?
3) Que criterio seguirá para seleccionar a la mitad de los renunciados, para que continúen en funciones: ¿será la idoneidad para el cargo, como sería correcto, o la pertenencia a determinado sector político, afin al gobernador? si fuera esto último, seguramente que el tablero de distribución sectorial, integrantes del FpV y aliados, saltará por los aires, poniendo al gobierno en una profunda crisis que se trasladará a la gestión y de allí a la sociedad. Se romperán los equilibrios y los sectores que queden marginados, irán a la trinchera.

Transformar en honorario el desempeño de los directores de empresas del Estado, es restarle jerarquía a la función. Como si fuera algo formal, decorativo.

La moderación de los sueldos y el recorte de autonomías y autodeterminación para fijar adicionales a los salarios y engrosarlos a cifras ofensivas para la sociedad, está bien. Pero el hecho, pone en blanco sobre negro el desorden imperante hasta ahora en la administración del Estado, en donde muchos hicieron lo que quisieron, por sobre la autoridad del gobernador.

Pero este ajuste en la superestructura, también pondrá a pruebas la verdadera autoridad del gobernador. Los anuncios, hechos a través de su propia boca, lo ponen en la necesidad de cumplir y hacer cumplirlos. Si no lo hiciera, volverá a mellar una vez más la credibilidad de los azorados contribuyentes.

Quedan como interrogantes, las medidas por venir, esas que se tomarán teniendo como respaldo las que ahora ha tomado y que ha puesto en la cabeza y pescuezo de casi dos centenares de funcionarios. Pero no hay que ser muy intuitivo ni perspicaz para saber que se avanzará sobre los servicios esenciales, esos que demandan mucho personal, elevados gastos de funcionamiento y, por ende, presupuestos elevados. Las próximas horas serán determinantes para avizorar el verdadero alcance del plan, aunque más allá de la búsqueda de «austeridad» de lo que no hay dudas es que habrá ajuste, el indeseado achique y medidas de racionalización que impactarán sobre los trabajadores, la obra pública y la calidad de los servicios.