Las dimensiones de la soberanía • Susana Dieguez

El pasado 10 de junio se celebró el día de la Reafirmación de los Derechos sobre las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y del Sector Antártico. Se conmemora el nombramiento del primer gobernador político y militar de las Islas Malvinas, Don Luis Vernet, allá por el año de 1829.

En esa misma fecha, pero de este año, la presidenta inauguró el Museo de las Islas Malvinas (la elección del día no es casualidad). Funcionará dentro de la ex ESMA y, según expresó su director Jorge Giles, no será un museo de la guerra, sino que recorrerá toda la vida e historia de las islas. Esta iniciativa demuestra que -para este gobierno que tiene como pilar fundamental los DD HH- las Malvinas también son causa de los DD HH.

En este sentido, quiero reivindicar la lucha por nuestra soberanía nacional, y homenajear las políticas implementadas para su recuperación y apropiación, hecho que, sin lugar a dudas, ha representado una transformación cultural que hemos tenido que internalizar y, por qué no, militar.

Claro que fue muy difícil después de una historia de dictadura cívico-militar con una lógica inculcada de lo extranjero por sobre lo nacional y con la noción política de que defender lo propio, desde lo colectivo, era sinónimo de desaparición.

Además, continuaron otros tantos años de neoliberalismo, con una seguidilla de presidentes con la misma ideología: con una visión de entrega, de predominio de lo privado por sobre lo público, entendiendo el mercado como regulador y articulador de las políticas nacionales, perjudicando siempre a los sectores más vulnerables.

Queda claro que, como dijo nuestra presidenta en ocasión de la presentación del Museo, los principales obstáculos en la no construcción de una Nación en la propia Argentina, han sido vernáculos.

Pero gracias a la transformación cultural en esta última década logramos cambiar el paradigma y resignificar el sentido de la Patria. Como dijo Néstor Kirchner, recobramos nuestra autoestima como Nación. Hemos reconquistado los derechos propios que nos habían sido despojados, volviendo a nuestras fiestas patrias, al ideario de nuestros próceres, de nuestros militantes populares. Somos conscientes de nuestra inserción en una Patria Grande y podemos discernir las nuevas formas de colonialismo, tan silenciosas como desiguales y nocivas para nuestros intereses.

Y todo esto fue logrado con hechos concretos, con políticas reales.

El reciente acuerdo con el Club de París es un ejemplo. Es la primera vez que se negocia sin el Fondo Monetario, descartando cualquier condicionamiento sobre la política económica argentina. Por cierto, la última vez que se renegoció una deuda de la Argentina con el FMI, se obtuvo como resultado un recorte del 13 por ciento para los empleados públicos y las jubilaciones.

No olvidemos los análisis de antiguos ministros de economía, quienes en sus negociaciones aplicaban, indefectiblemente, medidas de reducción del gasto público. Un remedio propio de las políticas antipopulares.
Otros hechos de desendeudamiento en defensa de nuestra soberanía, fueron en 2005, cuando se inició el canje que concluyó con el 76 por ciento de adhesión. En 2006, en tanto, se produjo el pago de la deuda completa al FMI, permitiendo la recuperación del poder de decisión en materia económica.
En 2010 finalizó el canje, mientras que el año pasado se terminaron de negociar las causas pendientes en el Ciadi. En 2014, por último, se arribó a un acuerdo con Repsol por la expropiación de YPF, que hizo efectiva la nacionalización del 51 por ciento de YPF.

Todas estas negociaciones son un ejemplo de la responsabilidad que ha tenido el kirchnerismo en la puesta en marcha de políticas concretas de reafirmación de la soberanía, después de tantos años de escuchar la verba inflamada de quienes entregaron la patria, nuestros recursos naturales y, peor aún, nuestra posibilidad de concebirnos como un pueblo independiente, capaz de reivindicar nuestra historia y nuestra lucha.

Por eso y en esta fecha que recuerda las Malvinas quiero ratificar el valor fundamental que tiene la defensa de nuestra soberanía y el compromiso de no abandonar estas políticas que ponen en primer término nuestra Patria, nuestra Nación.