Río Negro, entre la esperanza y el rencor ● Arabela Carreras

Muchas fueron las hipótesis acerca de por qué el peronismo rionegrino había estado excluido del gobierno durante 28 años. Hubo acusaciones cruzadas de traiciones electorales, hubo sucesivas derrotas que garantizaban la continuidad de algún dirigente pero que condenaban al resto de la dirigencia y militancia a ocupar los incómodos pasillos de la oposición.

Finalmente, un líder logró detener la voracidad interna y leyó con inteligencia el contexto provincial, con un radicalismo en retirada y un electorado con deseos y esperanzas de cambio. El Gringo, un hombre que entendió sus propios errores del pasado y construyó sobre ellos los aciertos que lo llevaron al triunfo.

El Gringo propuso, entonces, no cerrarse a las filas peronistas sino, por el contrario, invitar a todos los rionegrinos que estuvieran comprometidos con la reconstrucción de la provincia. Esa fue una de las claves de su triunfo, porque él sabía que solamente con el peronismo no alcanzaba para ganar ni para transformar. Pero en este marco de alianzas, siempre tuvo claro que el líder del peronismo era él, y que ese lugar no lo resignaría jamás. Por eso, desafió incluso al gobierno nacional negándose a apoyar a otro dirigente aunque fuera para garantizar una fórmula peronista.

El Gringo hizo realidad el FpV en Río Negro, armó una fórmula plural y representativa de una provincia cuyos habitantes iban lentamente abandonando el hábito de votar siempre lo mismo. Luego recorrió los pueblos, convocó referentes, contagió su mística y finalmente cumplió su sueño y el de muchos, gobernando esta provincia.

Pero la violencia marcó con tragedia ese sueño desde el principio. Perdimos al Gringo, después, en diferentes circunstancias, perdimos a Carlitos Peralta, su mano derecha, y entonces, nuevamente el peronismo vio desatarse dentro de sí una exacerbada interna.
Ahora, en la desesperación por alinear y comandar a los dirigentes y funcionarios, el PJ llama a cerrar filas a cualquier precio, incluso recurriendo a amenazas de expulsión partidaria o de acciones que atentan contra la institucionalidad. Así, por ejemplo, se afirma alegremente por los medios de comunicación que se pediría la nulidad de todas las leyes aprobadas por la legislatura los últimos dos años… una acción sin precedentes en la historia democrática de nuestra provincia.

Finalmente, la violencia verbal toca la cima cuando el Senador afirma que si un gobierno no puede hacer tal o cual cosa, «hay que suicidarse frente a la Casa de Gobierno en la calle Laprida” (app, 17/7/2014). De verdad se proponen más muertes en la historia política de Río Negro?

Los griegos llamaban «hybris» a los actos de desmesura, al orgullo y autoconfianza exagerados, al desprecio temerario del espacio ajeno, a la falta de autocontrol. La «hybris» según los grandes autores griegos, recibía el más severo castigo de los dioses.

Ya lo aprendimos con el Gringo, la oportunidad de gobernar se genera con propuestas, con liderazgo positivo, con entusiasmo. Así llegamos al gobierno, y con esas mismas ganas de trabajar por un Río Negro mejor debemos cumplir con el mandato de las urnas.

Lic. Arabela Carreras
Legisladora del FpV, Río Negro