«Cipolletti no tiene tren, pero si playa de maniobras» ● Jorge Ocampos

Como una fotografía de la ironía, el paso de los trenes de la empresa privada que usa las vías ferroviarias de la región, suelen verse de tanto en tanto las barreras bajas de los pasos a nivel de la ciudad, para permitir las maniobras de las largas filas de vagones que integran el carguero privado.

También suelen ser largas las filas de los automovilistas esperando el libre paso en las avenidas Toschi y Mengelle, arterias principales de la comunicación de la ciudad.

Si bien es cierto que estas maniobras demoran solo algunos minutos, aunque no siempre es así, agota muchas veces la paciencia del cipoleño que además de soportar la Ruta 22 con sus peligrosos barrilitos, debe enfrentar diariamente las interminables colas en el puente si su intención es dirigirse a Neuquén o volver de la vecina provincia en horas pico.

Además para completar el menú, antes de cruzar el puente hacia el oeste, se encontrará con el mamotreto de las ex cabinas de peaje que como un presente tragicómico, recuerda el cobro del estipendio, prolongado mucho más allá de lo convenido y sin el tercer puente que sigue sin fecha de finalización y expuesto a los ajustes del presupuesto de la empresa nacional.

Lo cierto es que Cipolletti, lejos de parecerse a la Santa Marta de la vieja canción, no solo no tiene ni tren, ni tranvía, ni ruta en condiciones, ni puente para cruzar con la fluidez que debería tener la comunicación con la vecina capital.

Casi, casi podría compararse con la película del viaje al pasado de aquel inventor melenudo, pero lamentablemente lejos de la ficción, lo que se vive es la cruda realidad, sin contar los accidentes que sobre el paso a nivel de Mariano Moreno se producen de tanto en tanto con el tren, también privado, que esporádicamente transita por las vías que unían Barda del Medio con Cipolletti.

En fin, curiosas situaciones de la década que cerró el siglo XX, pero que no hemos podido resolver pasados ya 14 años del siglo XXI.

PRENSA LEGISLADOR JORGE OCAMPOS