Lo nuevo está viejo ● ADN

massaNo te voy a dejar a pie con el tema de Petrobras. No es textual, pero en términos similares le prometió Sergio Massa a Alberto Weretilneck para ayudarlo frente al rechazo al contrato petrolero, También le ofreció la colaboración de su equipo económico para la gestión del gobierno provincial.

El gobernador agradeció afirmando que el ex intendente de Tigre será el próximo presidente del país y que representa a `la nueva política`. Puede ser que Sergio Massa triunfe en las elecciones nacionales del año próximo, incluso así lo dicen algunas encuestas, pero que sea lo nuevo en la política al menos permite el derecho a la duda. El rionegrino sólo afinó en la sintonía de la orquesta del bonaerense y se sumó al coro del slogan publicitario.

Weretilneck en uso de un recurso semántico pretende asimilar a lo nuevo con la edad del candidato y a su primera incursión en la carrera presidencial. Nada tiene que ver esto con un estilo y una propuesta nueva de hacer política en la Argentina y nada de lo que hace y dice es nuevo, solo recursos de impactos sugeridos por los especialistas de imagen de campañas electorales.

Massa no es lo nuevo, de origen en la UCeDe, llegó a la política de la mano de su suegro, Fernando “Pato” Galmarini, primer secretario de Deportes menemista y de Ramón “Palito” Ortega, otro producto de Carlos Saúl Menem, con la pretendida incorporación de la farándula a la política. El ex intendente de Tigre se formó en las teorías liberales de los 90, con el dólar a un peso, los trajes de Armani y la llegada de la nueva tecnología en comunicación e informática.

El gobernador parcializa el relato. Eligió con total pragmatismo el camino de Massa ante lo que entiende como la declinación kirchnerista y en virtud de que su principal adversario Miguel Pichetto, ya había optado por Daniel Scioli, resolvió alejarse del calor del oficialismo. Una muestra más de pragmatismo y oportunismo.
Ya en las últimas elecciones parlamentarias nacionales Weretilneck y sus colaboradores anunciaban el fin del actual gobierno nacional y sólo permanecieron en el redil por conveniencias financieras y administrativas. De a poco fue dejando aquella enjundia de los primeros meses de gobernador cuando defendía las políticas de Cristina Fernández.

No duda que para ganar las elecciones en el 2015 debe alejarse de la tutela política de la Casa Rosada, pero no podía hacerlo público y esperó el momento oportuno al recrudecer la interna en el justicialismo rionegrino. Las encuestas y Petrobras hicieron el resto ya que su opción por Massa estaba decidida con anterioridad. Debía de alejarse del oficialismo nacional y sus candidatos.

El argumento de lo nuevo es engañoso y Sergio Massa no representa la nueva política, como tampoco lo es la oferta del gobierno con Daniel Scioli, Florencio Randazzo o Agustín Rossi, la del PRO con Mauricio Macri o de Unen con Julio Cobos, Hermes Binner, Lilita Carrió o Pino Solanas. Pocos políticos salvan el pellejo de la contaminación de los últimos años en el país con el vademécum de recetas fracasadas.

Tampoco es nuevo Weretilneck en la política, con permanentes mutaciones desde el Movimiento Patagónico Popular, el Frente Grande, su acercamiento al radicalismo y, por ultimo, pasó de hacer campaña electoral a favor de la diputación nacional de Hugo Castañón, por la UCR, hasta integrar la fórmula del FpV con Carlos Soria.

El idioma castellano es rico en definiciones y terminologías como para confundir nuevo con renovado. El gobernador sólo ha disfrazado su discurso. En el massismo se encontrará con Remo Costanzo, Ricardo Ledo, Adolfo Rodríguez Saa, José Manuel de la Sota, Mario Das Neves, Felipe Solá, Dámaso Larraburu y representantes de los sectores económicos liberales y la ortodoxia sindical justicialistas. Nada nuevo y nadie puede tirar la primera piedra, incluso algunos ya no pueden agacharse para tomarla y arrojarla.

Tampoco hay nada nuevo en la oferta electoral rionegrina, donde todo es conocido tanto en el PJ, la UCR, el Frente Amplio Progresista, el CC ARI y el PRO, incluso la dirigencia joven que se ubica en la franja etaria de 40 a 50 años poco ha demostrado de sus ideas nuevas y transformadoras, sólo viejas mañas recicladas y donde incluso quienes ocupan cargos públicos están atrapados en la maraña burocrática y el “dolce far niente”. Siempre hay excepciones a la regla.

No hay trasvasamiento generacional ni aggiornamiento de las políticas provinciales y nacionales que signifiquen transformación. En Río Negro todo lo hace la inercia.
No existen propuestas nuevas en la fruticultura, no se conocen proyectos de explotación de hidrocarburos y de minería extractiva, sólo negocios, no hay planificación provincial, la dirigencia política adeuda valentía, audacia e ingenio para proponer un conjunto de ideas que piense el futuro provincial. Sólo así habrá nueva política.

Sin embargo todo sigue igual y doméstico. El oficialismo respira aires de confianza porque sabe que ganó esta batalla y se percibe en los rostros de los funcionarios y en la participación en los actos públicos.
Mientras que el pichettismo acusó recibo de lo que perdió y en la intimidad se reconoce que no hubo suficiente fuerza en la pelea por mantener la titularidad del Parlamento.

Pesatti logró su sueño y ahora hay una tensa calma en la Legislatura. Camina con cuidado porque sabe que se viene la interna en el PJ y de acuerdo a ese resultado se delineará el futuro del Poder Legislativo, aunque ya empezó a notificar despidos y habrá más. Por de pronto ya definió a su hombre de prensa que será Alexis Sánchez.
La interna del justicialismo será clave para poder contener la hegemonía que logró el albertismo en el gobierno.

No estará ausente en las próximas semanas el tema de los gastos reservados, una cuestión adelantada en la semana por ADN y que, como en los huracanes, es tan temido el núcleo del problema como la cola.

En pocos días se iniciará Juicio de Cuentas al actual gobernador, Alberto Weretilneck, y al vicegobernador, Pedro Pesatti, un hecho histórico, que no podrá ser detenido ni por los supuestos fueros.

ADN