Noches de balacera ● ADN

costaneraLas noches de Viedma incorporaron un fenómeno que se ha hecho habitual: el sonido de disparos de armas de fuego. Las balaceras ya son comunes en barriadas populosas de la capital que no vale mencionar para no estigmatizar a sus habitantes, en su mayoría trabajadores y buenos vecinos.

La criminalística encuentra entre múltiples causas del origen del delito y la inseguridad al negocio de la venta de estupefacientes. Viedma no escapa a esta realidad nacional y mundial, no hay motivo para que sea la excepción más aún cuando los investigadores del tráfico de drogas ubican a la ruta nacional Nº3 como vía principal del abastecimiento austral.

Hay temor en la sociedad porque a los robos cotidianos se suman estas escenas de enfrentamientos entre bandas que compiten por el menudeo del porro, una piedra o varias tiras o rayas de frula. El tema no es el barrio ni la condición socio-económica de sus habitantes, sino la pasividad de los gobernantes, tanto municipales como provinciales.

El ministro de Seguridad, Gastón Pérez Estevan, si bien nuevo en el cargo, viene trabajando como secretario de Seguridad desde hace tiempo, el Jefe de Policía, Fabián Gatti, es intrascendente en su función y el ministro de Gobierno, como una ironía del destino, viajó recientemente a Israel donde expuso en una reunión internacional de seguridad. ¿Sobre qué habrá disertado?

No escapan a esta responsabilidad las autoridades municipales que tienen la obligación de peticionar y reclamar soluciones a la policía y al gobierno provincial. ¿Funciona el Consejo Local de Seguridad?

No hay trabajo de inteligencia y prevención. Todos conocen a los protagonistas de las bandas en pugna y en cualquier esquina de Viedma, hasta el más desprevenido de los vecinos, alguna vez escuchó un comentario o el nombre de quienes venden “falopa” en la ciudad.

De esta manera los vecinos somos prisioneros de la desidia de los gobernantes y de la impunidad con que se mueven los “pistoleros” de la noche, que no sólo se enfrentan entre ellos, sino que atemorizan al resto de la sociedad, como fue el caso anoche de los trabajadores del hospital Zatti que soportaron la irrupción la de estos personajes armados, poniendo en vilo a quienes lo único que hacen es trabajar en procura de la salud de todos nosotros.