Absuelven a viedmense en primer juicio por jurado en B. Blanca

Patagones.– El jurado que intervino en el primer proceso llevado a cabo mediante la modalidad de juicio por jurado en Bahía Blanca, determinó que el procesado viedmense Jonathan Maximiliano Marín (22), a quien se acusaba por el homicidio de su ex cuñado Francisco José Alfredo Castillo (25), en el distrito de Patagones, fuera declarado inocente y recuperara su libertad por decisión del magistrado Raúl Guillermo López Camelo.

Durante la segunda y última jornada del histórico debate judicial, las partes escucharon la declaración del acusado, quien pidió perdón a la familia del fallecido y aseguró que no era su intención matar a la víctima.

“No soy un asesino; lo único que hice es tratar de defender a mi familia y a mí. Estaba muy asustado y fue todo muy rápido. Estoy muy arrepentido de lo que hice. Nunca me imaginé que podía hacer algo así”, afirmó Marín.

Previamente, habían declarado como testigos Gimena (20), Jésica (25) y Nicolás Marín (28), hermanos de detenido y los padres del individuo, Héctor Marín (51) y Nora Reyes (47), quienes vertieron expresiones favorables a la situación de su familiar.

Gimena Marín, quien vive en Viedma, dijo que era pareja de Castillo y que durante un año y medio habían convivido en la localidad rionegrina de Ingeniero Jacobacci. Y luego contó cómo se habían desarrollado los hechos en la villa turística 7 de Marzo, de la zona costera maragata.

“Acampamos y había grupos musicales. Mi hermano y Castillo estaban tomando; en un momento cortaron la música y un hombre subió al escenario para pedir una silla. Esta persona les buscaba pelea a mi hermano y a Castillo”, declaró la joven durante la audiencia.

“Mi pareja y yo volvimos al camping y fuimos a comprar bebida y ahí él vio a este hombre, con quien quería pelear, pero yo no lo dejaba. Después aparecieron mi hermano y mi hermana en el auto de Castillo, y a él lo metimos adentro”, continuó diciendo.
Sobre el momento preciso del hecho, señaló la testigo que “yo manejaba y Castillo me decía que parara el auto porque quería pelear, entonces él me agarró del pelo y me pegó en el hombro para poder bajar. Lo intentamos retener, pero afuera del coche me pegó una piña en el pecho y caí sentada. Mi hermano se bajó del auto y Castillo le pegó, entonces mi hermano sacó un cuchillo y lo apuñaló”.

“Ellos dos se llevaban bien. Jonathan nunca tuvo una pelea”, finalizó diciendo la hermana del imputado.

En la etapa de alegatos, el fiscal Christian Long, de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 5, no creyó a los testigos y reclamó al jurado la declaración de culpabilidad del detenido.

“Ni un empujón, ni un tirón de pelo, ni trompada, vale una vida. Ella quiso introducir que la víctima era violenta, pero se contradice con lo que afirmó en su declaración”, dijo el fiscal a los jurados.

«No podemos permitir esa teatralización del imputado llorando –enfatizó–. Marín no le explicó a nadie qué hizo con el arma, que la ocultó».

Basándose en lo declarado por el médico forense José Micielli, Long afirmó que la víctima tenía tres heridas provocadas en el mismo momento, y que la que le costó la vida fue “una lesión certera, que para producirla se necesita habilidad».

Al descartar la eximente de legítima defensa, el representante del Ministerio Público Fiscal, aseguró que “nunca corrió peligro la vida de Gimena, ni la de su hermano. El imputado sólo tenía un edema en el labio y se quedó con bronca por la piña que le había pegado Castillo; buscó el arma blanca y lo apuñaló. La herida mortal fue en el corazón; esto es un homicidio claro, por eso solicito al jurado que declare culpable a Marín de homicidio”.

Por su parte, los defensores Manuel Mazza y Francisco Favrat, argumentaron que se trató de un caso de legítima defensa, cumpliéndose los tres requisitos: agresión ilegítima, necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler una agresión, y falta de provocación suficiente por parte de quien se defiende.

Finalmente, el abogado defensor Manuel Mazza pidió al jurado integrado por doce miembros titulares y cinco suplentes (uno de ellos no se presentó en la víspera), un veredicto de no culpabilidad.

Finalmente, al cabo de varios minutos de deliberaciones por parte de los integrantes del jurado, se llegó a la resolución del caso, aunque por así establecerlo la norma legal en vigencia, no se conoció cómo resultó la votación.

Cuando en el recinto del quinto piso del Palacio de Justicia se leyó la resolución del caso y se conoció la noticia de que Jonathan Marín quedaría en libertad, familiares de la víctima cuestionaron a viva voz el fallo, produciéndose algunos gritos y corridas en los pasillos, aunque los hechos no pasaron a mayores.