Circuito Atlántico: cuando la política es un desafío

Muchas veces la participación en política se transforma en un verdadero desafío para las personas de buena voluntad. Ya lo dijo Aristóteles: “El hombre que no se preocupa por los problemas de su ciudad, no es un pacífico habitante, sino un mal ciudadano”.

La política con mayúsculas debe ser entendida como la herramienta para la transformación de una región o de un país y para contribuir al bienestar de la gente. La menor, rampante y descarnada, proselitista y de facción, no sirve para nada. Quién no está imbuido de una causa grande y noble por la cual luchar, es mejor que no haga política pues solo primará en él pequeños y mezquinos intereses personales o de sector.

La provincia de Río Negro en su conjunto ofrece para el político serio y responsable un desafío virtuoso. Pero para eso debe prepararse y estudiar un proyecto que sea integrador, pluralista, federal, sustentable a lo largo de los años y actualizado a los nuevos tiempos que le permita desarrollar las diferentes regiones con armonía y equidad. Lo demás es política pequeña.
El Circuito Atlántico ofrece oportunidades únicas para implementar un proyecto de desarrollo a mediano y largo plazo.

En breves años se convertirá en uno de los mayores polos de desarrollo de la Patagonia. Ubicado estratégicamente en el Corredor Bioceánico Norpatagónico, tiene infinitas potencialidades. Un litoral marítimo de excepción, recursos mineros en Sierra Grande, ictícolas, agrícola ganadero en el valle de Valcheta, un puerto de aguas profundas abierto al mundo, un nudo vial incomparable y, entre otros atractivos y fortalezas, una oferta turística que va desde una playa de aguas cálidas como Las Grutas, postales culturales en San Antonio Oeste y el puerto, turismo minero y de aventura en Sierra Grande y la meseta de Somuncurá, pinturas rupestres y recursos paleontológicos en Valcheta, hasta el inigualable bosque petrificado que es el más septentrional de la Patagonia.

Para lograr un proyecto de desarrollo armónico en el mismo, se debe recuperar el concepto de comarca donde todas y cada una de las localidades se potencian a sí mismas sin perder su propia identidad.

Una comarca con intercambios culturales, con políticas conjuntas en lo que hace a la conservación del ambiente, con proyectos compartidos como por ejemplo el tratamiento de los residuos urbanos de todo el núcleo, con la valoración de los parajes y que le darían una impronta de unidad beneficiosa.

Los tiempos dinámicos donde un nuevo orden mundial opera en detrimento de las comunidades cerradas deben instar a trabajar para instalar una región con intereses comunes donde si le va bien a una de las localidades, le irá bien a todas.

Los productos regionales deberán ser puestos en valor, igual que la producción artesanal, en especial el tejido de las matras, que es de una calidad superlativa y lograr espacios de intercambio entre una localidad y otra, y esto es también valido para los referentes culturales, también de reconocido prestigio y calidad.

¿Por qué no abrir ferias de verduras y hortalizas de Valcheta en San Antonio y Sierra Grande, y de pescado y mariscos en Valcheta?.

Si hoy en un contexto mundial que aspira a la integración se continúa con el egoísmo y las mezquindades de las localías, será muy difícil encontrar una solución a la problemática que nos afecta.

El Circuito Atlántico está a las puertas de un cambio radical y se tiene que preparar para ponerse en valor al recibir los beneficios de la pavimentación de la Ruta Nacional Nº 23, con políticas de fomento y mejores prestaciones de servicios, si no queremos que el turismo de Chile pase de largo.

En gran parte implementar con generosidad estos proyectos será responsabilidad de los futuros legisladores, los que tendrán que aprender a dejar de pensar en términos de aparcerías políticas o de facción y soñar con un cambio transformador que acerque una mayor calidad de vida a los vecinos de toda la región.

Jorge Castañeda-Candidato a Legislador
Circuito Atlántico-Juntos Somos Río Negro