El negociado de las arenas para fracking

ADN-Unión de Asambleas Ciudadanas de Chubut (UAC-CH).- De tanto en tanto las luchas socio-ambientales son utilizadas por inescrupulosos para saldar diferencias políticas o promover negociados. Los pueblos que defienden territorios avasallados por el extractivismo desenfrenado –tildados de «ambientalistas» sin más- son ninguneados, y su derecho a decidir un verdadero desarrollo económico sin contaminación, destrucción ni saqueo, pisoteado.

El proyecto de extracción de arenas silíceas para fracking fue denunciado tempranamente por las asambleas de Chubut. El rechazo a la fractura hidráulica (fracking) es una de las banderas que el movimiento socio ambiental ha levantado, difundiendo información concreta, movilizándose y realizando denuncias penales y amparos en la justicia.

Las consecuencias para la salud de la población que las canteras de YPF en 28 de Julio traerán aparejadas son motivo de preocupación. En primer lugar porque es uno de los insumos principales de la fractura hidráulica, una práctica extractiva perversa y sumamente dañina. Sin arena no hay fracking.

Cada pozo de fractura necesita miles de toneladas de arena silíceas, las canteras tendrán que remover enormes volúmenes de suelo para proveer a los pozos de Vaca Muerta. Las partículas finas de este material, transportadas por el viento, aumentan considerablemente el riesgo de contraer silicosis, una peligrosa enfermedad. Solo en EEUU se denuncian 7300 casos de silicosis en canteras similares y 200 muertes por año. Por esta razón fue prohibida en varios lugares de ese país.

La interesada preocupación de algunos sectores se enfoca en el habitual saqueo económico que todas estas modalidades extractivas fomentan y que los poderes políticos aceptan con sospechosa y pasiva resignación. Con hipocresía reclaman que los «ambientalistas» salgan a la carga para defender los negocios de unos pocos que pretenden industrializar las arenas en la zona, disputando un negociado que fue impuesto llave en mano por altas esferas de gobierno.

Resulta por lo menos curioso ver los tironeos entre el sector local preocupado por industrializar, y el otro vinculado a YPF (promotor del negociado llave en mano) que sorpresivamente confiesa el impacto en el río que traería el lavado de las arenas. Son los mismos que fomentan la instalación de la minería uranífera de gran escala en las márgenes del río Chubut, de consecuencias inimaginables. Un doble rasero poco creíble.

El 25 de noviembre de 2014 nos arrebataron la Iniciativa Popular contra la megaminería y una parte también de nuestra democracia, 13.007 personas fueron estafadas por el sistema representativo. Las arenas silíceas, la fractura hidráulica, la agricultura química de Monsanto y la megaminería, son todas caras de una misma moneda que representan lo peor del extractivismo.

Estos modelos de mal desarrollo debilitan la democracia, destruyen ecosistemas y saquean los bienes comunes. Su contraparte son las economías regionales, las energías renovables de potencial ilimitado, las producciones sanas y sostenibles en una democracia cada vez más participativa ¿Somos utópicos al pensar esto? Los generalizados como «ambientalistas», la ciudadanía comprometida con el bien común, reclamarán cada vez con más fuerza el derecho a decidir sobre el territorio y seguirán repudiando a la clase política desprestigiada y prebendaria que cabalga una democracia representativa en crisis.