Centralismo. ADN

El gobierno de Mauricio Macri va tomando un rumbo centralista, de restitución unitaria y con una matriz polítia conservadora. A pesar del discurso federal y desarrollista, sus acciones van en sentido contrario. Recupera aquel país que diseñó la generación del 80 con los generales Bartolomé Mitre y Julio Roca y el presidente Carlos Pellegrini como máximos referentes, con pinceladas de modernidad y la visión de una nueva burguesía integrada por gerentes de empresas.

La transferencia de recursos se concentró mayoritariamente en el campo, que es la única actividad económica con rentabilidad hoy en la Argentina. La Sociedad Rural dio una muestra de satisfacción sobre el rumbo del gobierno y llenó de eligios a Macri. Resurge la pampa húmeda y ese crecimiento empuja las exportaciones de productos que ya no pagan (excepto la soja que le rebajaron los impuestos) retenciones, por lo que el boom no aporta riquezas a las arcas del Estado. Pero el repunte no parece ser suficiente para el sector, que pide aumentar el dólar.

La reinstauración del modelo agro-ganadero con epicentro en el puerto de Buenos Aires, concentra el poder político y económico en la Capital Federal y el territorio bonaerense. La Casa Rosada modificó la coparticipación beneficiando al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Y ahora impusal restituir el fondo del conourbano. Así, desfinancia al resto de las provincias aún con el acuerdo para devolver el 15% de coparticipación. Sólo San Luis, Santa Fe y Córdoba lo recibieron completamente, el resto, en cuotas a cuatro años.

Pero las políticas que afectan el federalismo son varias: a la desigual distribución del dinero se suman la disminución de impuestos coparticipables (rentenciones, ganancias, IVA), los aumentos de tarifas y combustibles afectan de lleno a las economías regionales, y ahora se suma el fantasma de eliminar los reembolsos a los puertos patagónicos. Sin recursos, los gobernadores siguen prisioneros de la voluntad de Nación.

El caso de Río Negro es una buena medida. Según cálculos oficiales, del total del Presupuesto algo menos del 40% corresponde a ingresos propios, el resto se compone de fondos que provienen de Nación. Esos recursos escasean: el freno al consumo (para bajar la inflación) significa una caída en la recaudación del Impuesto al Valor Agregado; la eliminación de las retenciones y la suba al mínimo no imponible reducen el ingreso de dinero a la administración central que luego se coparticipa a las provincias.

De este modo las cuentas rionegrinas disminuyen y el presupuesto proyectado se desvirtúa. Gastos en aumento y menos ingresos. Esto obligó al gobernador Alberto Weretilneck a emitir Letras del Tesoro para pagar sueldos y proveedores. La medida es coyuntural esperando un repunte de la economía nacional. Pero las promesas del segundo semestre se desvanecieron y ahora hay que llegar a fin de año.

El gobierno emitió un informe sobre su stock de deuda. Aseguró que asciende a 5.500 millones de pesos. Y relativizó el impacto que tiene en el funcionamiento del Estado. Incluso, manifestó que Río Negro está dentro de los 12 mejores provincias en relación a la deuda, haciendo un comparativo con años anteriores donde la provincia ocupaba el quinto lugar del ránking. El informe no incluye la emisión de Letras, ni las deudas flotante y corriente.

Uno de los puntos del informe se basa en el análisis de una consultora de riesgo que dice que es «bajo» el nivel de endeudamiento, razón por la cuál se pudo emitir deuda a corto plazo. Pero la disminución de transferencias de Nación complican las finanzas rionegrinas. Un ejemplo es la deuda que se generó con el agente financiero. Eso provocó que el Ejecutivo pidiera autorización al Parlamento para girar en descubierto.

El momento de crisis impone imaginación en la administración del Estado y consensos políticos.

Weretilneck mantiene una fuerte presencia en la acción del gobierno y eso se refleja en las encuestas. Su gabinete está deslucido. ¿Estarán los ministros a la altura de lo que viene? ¿Se podrán -algunos- seguir escudando en que el gobernador lo resuelve todo?. Un dirigente con entrada VIP al despacho de Laprida y Belgrano asegura que «es un mito» la idea que Weretilneck licúa la gestión de sus colaboradores. «Es cierto, está en todos los temas y resuelve, pero muchos se refugian en eso para pasarla bien», confesó.

La pregunta es si Weretilneck podrá solo en el esfuerzo de mover a este paquidermo. Un conjunto de funcionarios lentos, sin ideas y sin plata.

El manual indica que en áreas sensibles como Salud y Desarrollo Social recaerán los primeros síntomas del deterioro del tejido social. También en otras. Weretilneck provocó un recambio en Trabajo para oxigenar la relación con los gremios. Se vienen tiempos de debate salarial. El primer gesto importante fue retomar el diálogo con ATE. Su cúpula se reunió con Lucas Pica. El encuentro se produjo en medio de las diferencias que se abrieron con el municipio de Roca por el sueldo de los trabajadores. Los dirigentes sindicales aseguraron que el contacto fue auspicioso. En este contexto, el gobierno no puede arriesgar a que se resquebraje la paz social. Pero la tregua beneficia a ambos. El ejercicio combativo ya no reporta resultados y desgasta al gremio que debe reconducir fuerzas a otro nivel. Es por ello que su mandamas, Rodolfo Aguiar, abrió una puerta al trabajo conjunto con UPCN para avanzar en logros de los trabajadores estatales.

La postura dialoguista gremial llega en línea con la política. El punto máximo surgió a partir de la propuesta del diputado nacional Martin Doñate de generar un Pacto Social. Hay disposición de los gremios. También de la mayoría del arco partidario. Los rionegrinos valoran los acuerdos alrededor de la defensa de sus intereses. La política lo entendió. Ese eslogan le permitió al oficialismo mantenerse en el poder y construir Juntos Somos Río Negro. Pero no fueron los únicos. Frente a temas como coparticipación, desendeudamiento, tarifas y reembolsos a puertos patagónicos, el gobierno logró el respaldo de diputados, senadores, legisladores e intendentes. La unidad se generó alrededor de las políticas públicas del gobierno nacional que perjudican a Río Negro.

Comenzaron los pronunciamientos sobre la iniciativa de Doñate. Cosecha adhesiones en el oficialismo y en la oposición. Hasta acá, el único dirigente que se manifestó en contra fue el jefe del PJ, Martín Soria. La pelea con Weretilneck es tan profunda que impide cualquier acuerdo. Ahora habrá que ver cuánta ascendencia tiene sobre el partido y el Frente para la Victoria en esa oposición. El pichetismo -por ahora- observa el proceso y le cuenta las costillas al diputado nacional, pero es posible que hay una manifestación concreta en los próximos días. La energía de ese sector está puesta en la unificación del peronismo nacional que incluye a Sergio Massa y Florencio Randazzo. Sin embargo, los contactos entre Miguel Pichetto y Alberto Weretilneck se multiplican. ¿Habrá un acuerdo amplio que incluya la reforma constitucional?. El tiempo lo dirá.

Esta semana pasó por Patagones el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Con un discurso conciliador pidió por la unificación del peronismo y desde allí del campo nacional y popular. Aseguró que las políticas de Macri son de hambre y ajuste y cierran con represión. Pidió que se declare la emergencia alimentaria en Argentina. Y llamó a unificar fuerzas para que el PJ vuelva a la Casa Rosada en 2019. Tuvo halagos para Pichetto y dijo que hay que evitar las adjetivaciones que profundizan las diferencias entre compañeros.

Este acercamiento entre los sectores del peronismo tendrán el primer test en 2017. Si el acuerdo llega y las listas son mixtas pondrá en jaque el triunfo de Cambiemos. La madre de todas las batallas será la provincia de Buenos Aires. La concentración de recursos, el apuntalamiento a María Eugenia Vidal y el acuerdo con algunos dirigentes peronistas del conourbano, son el eje de la estrategia de la Casa Rosada para no perder esa elección.

Pero esa marcha tiene riesgos. Hacia adentro, lesiona la alianza con la UCR. Hacia afuera, la centralización. Ello afecta al federalismo y ya hay provincias que comienzan a pronunciar críticas. Córdoba, donde Macri ganó por el 70% de los votos (diferencia que le permitó llegar al gobierno) ya dio la primera señal: Unión Por Córdoba de Manuel De la Sota arrasó al macrismo en Río Cuarto. Después de esa elección, no sobran gestos de buenos vecinos. Otros distritos también manifiestan discordancias con Buenos Aires. Por ahora los reclamos no son airados por la dependencia económica pero si se profundiza el esquema unitario habrá efecto dominó.

Así y todo las provincias deberán redefinir sus esquema económicos para generar riquezas y comenzar a emanciparse del gobierno nacional. Weretilneck encabezó un viaje a Italia junto a productores frutícolas para estudiar el funcionamiento de economías regionales exitosas. La región de Emilia Romagna produce -entre otras cosas- frutas y tiene un esquema de consorcios que agrupa a pequeños y medianos chacareros que venden su producción en el mercado interno pero son competidores del Alto Valle en la exportación.

Si se avanza en acuerdos políticos internos, podrán haber mesas de trabajo por sector. Rediscutir los modelos productivos implicará -por caso- aportar ideas a la reconversión de zonas. Un ejemplo es la región sur. Allí parece definitivo el fin del modelo de cría de ganado ovino. Los campos están devastados por la sequía y el efecto de la ceniza volcánica, lo que provocó un vaciamiento de animales en los campos. Ello trajo aparejado una fuerte migración de la población rural a las ciudades. Los intendentes reciben en sus municipios a familias enteras con problemas de trabajo y viviendas. Quizás, habrá que abrir en serio el debate sobre la minería y otros actividades.

Las alternativas deberán llegar a otros sectores. El monopolio del turismo en la zona cordillerana y la fruticultura en el Alto Valle ya no alcanzan para ser el motor laboral. Se impone una diversificación. Lo mismo ocurre en otras regiones. Pero la promoción económica requiere de inversiones privadas pero también pública. El Estado tendrá que invertir en infraestructura (comunicaciones, energía, servicios) para que las industrias se afinquen en los distintos sectores de Río Negro.

Sin embargo, para lograr estos objetivos de mediano y largo plazo se requiere planificación y políticas públicas concretas. Hoy, la crisis impone navegar en la urgencia. Todo un desafío para una provincia que mantiene una dependencia de los recursos de Nación, en un momento donde el dinero se concentra alrededor del puerto porteño.