Los empresarios admiten que este año la economía no crecerá

«Esperábamos que a esta altura la economía argentina fuese más competitiva, pero jamás habríamos pensado que la definición de la política económica iba a quedar en manos del Poder Judicial. En el sector automotor están llegando inversiones con la previsión de que la Argentina va a ser un país normal en un año». La frase corresponde al presidente de Fiat Chrysler, Cristiano Rattazzi.

El marco fue la reunión anual organizada por el Consejo de las Américas y la Cámara Argentina de Comercio. Allí, se planteó la confianza en el gobierno de Mauricio Macri, pero también la postergación de sus expectativas sobre la recuperación económica. La mayoría se resigna a que esa mejora recién llegará en 2017.

Según publicó el diario La Nación, algunos temas fueron nuevos; otros, repetidos, aunque remozados. Por ejemplo, está de moda entre los hombres de negocios hablar del «costo argentino». Una primera aproximación a ese concepto podría llevar a la interpretación errónea de que se trata sólo de una devaluación del peso, un estigma que cargan los integrantes de la Unión Industrial Argentina (UIA). Es algo similar al término «competitividad», el más mencionado en la conferencia que esa central fabril organizó en 2014. Pero va más allá: incluye críticas a la mala infraestructura local, el enjambre de la burocracia y la carga impositiva.

«El costo argentino tiene muchas cosas que nos llevan a no ser competitivos. Hay que analizarlo», aclaró Jorge Di Fiori, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), mientras protestaba porque su camisa costaba mucho menos en Estados Unidos que en una tienda local. «No digo bajar sueldos. Se puede reducir el costo argentino incluso aumentando salarios», sostuvo.

Di Fiori es de los que creen que la economía está mal, pero va bien. Al menos eso le dicen sus números: la Cámara espera una caída del 3% este año en la venta de productos por unidades, pero un retorno a los números azules a partir del año próximo. Y puso como ejemplo un dato del sector inmobiliario: «En el útlimo tiempo habían cerrado muchos locales en la Avenida Santa Fe, pero ahora se están empezando a vender». Justificó la primavera de ese emblemático centro comercial en el interés de las marcas internacionales por volver a la Argentina.

Alejandro Bulgheroni también mostró un optimismo cauteloso. Junto a su hermano Carlos es dueño de la mayor fortuna en manos de argentinos. Ambos son socios de PAE, la mayor petrolera privada del país. «La economía me da más certidumbre que el año pasado, pero hay que entender que esto es un camino largo. Los empresarios tenemos que asumir la responsabilidad y bajar el costo argentino», insistió ante LA NACION.

El mundo de las finanzas tiene su propia versión de las cosas. El argentino Gerardo Mato, chairman de Global Banking para las Américas del HSBC (a cargo de negocios corporativos), celebró que su agenda lo haya traído otra vez al país, algo que no ocurrió en los últimos años porque estaba fuera del mapa de los negocios. Habló de una posible mejora de la calificación crediticia de la Argentina, algo que consideró fundamental porque bajará el costo del financiamiento, y celebró que el Gobierno haya hecho mucho en poco tiempo. Pero aclaró: «La confianza se genera poniendo objetivos, cumpliéndolos y poniendo nuevos objetivos. Hay que darle tiempo para que se cumplan los objetivos», sostuvo.

Los empresarios mantienen la confianza en Macri pero sólo esperan una mejora para 2017
Los empresarios mantienen la confianza en Macri pero sólo esperan una mejora para 2017. Foto: Archivo
Aunque barnizó su discurso de optimismo, el banquero puso puntos suspensivos. «Es importante para la industria saber cuál es el precio de la energía. Nadie en la comunidad internacional esperaba que la Justicia frenara un aumento de tarifas», completó. «Creemos que la inflación va a bajar, el PBI va a crecer y las tasas caerán», aunque no arriesgó cuándo.

A su derecha afirmaba con el gesto Gabriel Martino, presidente del HSBC Argentina, para quien el fallo de la Corte le mostró una cara buena al sector privado. «Cómo inversores, tenemos que ver que hay un Estado que acata los fallos de la Corte. Eso es seguridad jurídica», señaló en una comparación, sin nombrarla, con la ex presidenta Cristina Kirchner.

Martino puso algunos reparos con respecto al déficit fiscal. «No era necesario [para el Gobierno] ponerse una meta del 4,8% [del PBI]. Wall Street va a perdonar medio punto más de déficit si se muestra un camino», sostuvo.

Maurizio Bezzeccheri, presidente de Edesur, le restó dramatismo a las tarifas. «En dos meses se resuelve», resumió a LA NACION, luego de una explicación de cinco minutos.

La energía fue la decepción del día. Los empresarios esperaban el discurso de cierre del ministro del área, Juan José Aranguren, que faltó al encuentro porque estaba dedicado de lleno a la organización de las audiencias públicas, según informaron en su entorno. La noticia de la ausencia comenzó a esparcirse mientras hablaba el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, minutos antes del momento en que debía llegar Aranguren. LA NACION les consultó sobre el tema a Horacio Reyser (asesor de Macri en temas de inversiones) y al presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. Respondieron con sorpresa.

La mirada optimista llegó del lado oficial. El ministro de Producción, Francisco Cabrera, junto a Juan Procaccini, titular de la Agencia de Inversiones, afirmó que «todos los días» recibe gente interesada en invertir en el país. Sostuvo que no le hacen grandes preguntas sobre la energía, y que el costo fiscal de una eventual marcha atrás en la suba de tarifas del gas para pymes rondaría los $ 5400 millones, número menor para las cuentas del Estado.

El funcionario arriesgó que «en el último trimestre va a haber claramente un cambio, con una perspectiva de crecimiento de 4 o 5% para 2017». Todas las miradas apuntan al año próximo.