¿El gobierno defiende las listas negras?
El gobierno estrechó filas y apareció “el espíritu de cuerpo”, un eufemismo que define al encubrimiento. No investigó, prefirió hablar de “operaciones” vinculadas a la prensa y la política y argumentó en la conjura. Sólo le faltó hablar de la sinarquía internacional, una definición a gusto de la derecha justicialista.La denuncia sobre la existencia de una lista de contratados de la Secretaría General de la Gobernación, a cargo de Julián Goinhex, donde se identifican a empleados como afiliados a la UCR, tuvo una respuesta del Ejecutivo alejada de las más sencillas normas de la convivencia democrática y respeto por las libertades individuales.
Al menos el uso de estilo en estos casos merecía un compromiso de las máximas autoridades del gobierno asegurando que el tema iba a ser investigado, a la par de llevar tranquilidad a los empleados de la Secretaría General sobre su continuidad laboral.
Por ejemplo, el gobernador actuó distinto cuando le consultaron sobre el aumento de los sueldos de los funcionarios del Tribunal de Cuentas y la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y anunció que “va a estudiar”, para tener una opinión concluyente.
Buscar en la conspiración contra la actual administración deviene de una conducta autoritaria. La defensa acérrima de un funcionario como Goinhek que trasciende a diario por sus conductas erráticas, no tiene nada que ver con el gobierno donde existen ministros, secretarios y funcionarios que trabajan silenciosamente, evitan abusos y aportan su cuota de responsabilidad.
Se confunde solidaridad con protección y esto sólo sirve para sumar descreimiento y quebrar voluntades.
¿Quién se anima hoy a formular una denuncia de malos tratos, persecución e incluso actos de corrupción, si el gobernador tiene como respuesta la descalificación, culpa a las maniobras políticas y a su vez la Justicia sigue sorda, ciega y muda?
La lista no es algo aislado, está en un contexto, hay datos concretos con nombre y apellido de la funcionaria que la habría confeccionado y su lugar de trabajo en la Secretaría General, es decir, hay elementos serios como para, por lo menos, empezar a investigar.
No sólo eso, existen más listas que también se elaboran en otros ámbitos del gobierno – que son admitidas por altos funcionarios del PJ en conversaciones privadas – con principal inquina con los afiliados radicales. En cambió el gobierno prefiere descalificar el rol de la prensa, no sólo desde los criterios de clasificación de los medios, sino desde su propio pensamiento sobre el periodismo. Todo se mide con la vara de amigos y enemigos.
En los ámbitos de la administración pública de Viedma hay miedo, el empleado tiene miedo de perder su trabajo, miedo a la represalia, siente miedo por los recortes de ingresos por pérdida de bonificaciones. Hay desprotección y las conductas de las máximas autoridades no hacen más que acrecentar el temor.
Alberto Weretilneck tiene responsabilidades que deben estar por encima de los compromisos internos de los partidos o sectores de la coalición gobernante. El Estado debe ser monolítico y no la suma de compartimentos estancos. El pueblo de Río Negro votó para cambiar por algo mejor. El gobernador –aunque sea una verdad de Perogrullo mencionarlo- debe gobernar para todos los rionegrinos y escuchar a todas las voces.