No hay que exagerar ni subestimar ● ADN
La suma de individualidades hizo posible un 8N que merece al menos la atención del gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Más allá de segundas intenciones, manipulación mediática y quienes fueron sus promotores, miles de ciudadanos salieron a la calle para expresar su voluntad. Pidieron por más seguridad, parar la inflación y cuestionaron la re elección, la soberbia y el cepo cambiario, entre otros reclamos. Nada puede invalidar estos requerimientos ni desvalorizar aún la mirada corta e individualista de los manifestantes, porque como decía Perón la víscera más sensible del ser humano es el bolsillo.
No hubo conducción, cada uno decía lo que le parecía, faltaron las propuestas y el gran debate nacional, pero tampoco nadie de los que salieron a la calle querían nada de eso, sólo deseaban protestar contra cuestiones específicas, que no les mientan y principalmente ser escuchados.
Es conocida la influencia de los medios y la potencia de las redes sociales, sobre todo cuando falta jerarquía en la oposición. Valga una reflexión, los gobiernos, dirigentes y los partidos políticos también usan facebook, twitter, correos electrónicos, blog y páginas web, pero parece no convencen, no son creíbles y entonces basta que un grupo de amigos, o vecinos de un barrio salgan con una propuesta pública para que se expanda como reguero de pólvora.
No hay reconocimiento de conducción alguna, sólo la protesta que surge del hastío y la indignación. Ya se vivió con aquella consigna: “que se vayan todos”. Nadie se fue.
No hay que exagerar ni subestimar. Fue una manifestación opositora, parte del convivir democrático de un país, donde miles de ciudadanos ganaron la calle, el escenario favorito del peronismo, la izquierda, los piqueteros y los movimientos sociales.
Río Negro también tuvo su 8N. En casi todas las ciudades y pueblos de la provincia hubo protestas – algunas masivas y otras con pocos participantes – que tampoco puede desmerecer la administración Weretilneck.
Esta provincia tiene atada su producción y rentabilidad a la política cambiaria nacional con un marco inflacionario superior al 20 por ciento y con pronósticos mayores para el año próximo.
Las elecciones intermedias casi siempre se nacionalizan y el partido asentado en Laprida y Belgrano corre peligro de una derrota. Sobran los ejemplos, donde además ganan espacios terceras fuerzas.
La protesta en Bariloche y General Roca, dos enclaves electorales importantes, se hizo sentir y también en casi todo el territorio, frente a un gobierno declarado kirchnerista y con un senador nacional en plena campaña para su reelección bajo el slogan “Pichetto es Río Negro” con un mensaje publicitario de apoderamiento simbiótico de la provincia que no deja espacio a equívocos.
Pero también tiene que tomar nota el radicalismo porque no sólo no conduce el descontento, sino que también perdió el rol opositor. Para ser oposición no sólo bastan los discursos y las declaraciones de prensa, sino que hay que tener aptitud, voluntad y convencimiento.
Podrá María Inés García, saizta de paladar negro, poner a la UCR en un plazo de atención ante el electorado rionegrino con una propuesta de alternativa al kirchnerismo o la nueva conducción radical sólo sirvió para dar un paso importante como fue evitar las elecciones internas.
El radicalismo rionegrino perdió el vigor, no tiene fuerzas. Construyó poder desde el poder y ahora fuera del gobierno está inerme. ¿Cómo sobrevivirá?, sólo si logra ser depositario del descontento de la calle.
Faltan los protagonistas que puedan convocar. Opositor y creíble, una tarea nada fácil.
Más sencillo es el derrotero de Alberto Weretilneck. Fiel defensor del gobierno nacional no se saldrá un ápice de ese sendero, con conocimiento que la lealtad será una moneda en alza a medida que se acercan nuevos escenarios políticos.
Al gobernador el radicalismo rionegrino no le preocupa mucho, aún cuando Saiz en una cabriola circense, le impidió con tres diputados de su redil alcanzar se propósito de ampliar a cinco miembros el Superior Tribunal de Justicia.
Con filosofía árabe esperará el tiempo de la revancha y de eso sabe mucho.
Más trabajo están dando sus opositores internos y muchos de sus propios funcionarios que no logran hacer pié en los organismos públicos que le fueron encomendados. En muchas áreas y sobre todo en las empresas públicas, hacen agua y dejan flancos débiles para el ataque de los llamados pichettistas.
En Horizonte el bloque Eva Perón pide investigar a todas las administraciones que pasaron por la sociedad anónima. Ana Piccinini vocera calificada de la oposición ya mostró con anterioridad que no dejará tranquila a la administración Weretilneck.
Conocida la información y en marco de la interna, algún memorioso de los pliegues del poder preguntó si investigar las actuaciones de los distintos directorios de la aseguradora rionegrina también incluye auditar pagos de siniestros durante la gestión de Fernando Grandoso, en directa alusión al robo de una camioneta de la Defensoría del Pueblo en la ciudad de Bs As, cuando la polémica legisladora ejercía la titularidad del organismo.
La pelea interna no tiene cuartel. Incluso se disputan espacios físicos y se dejan oficinas con llaves para que no ingresen “los del otro” sector. A diario se suceden hechos no sólo en el ámbito del Ejecutivo, sino fundamentalmente en las empresas públicas. También en la Legislatura se renovó el escenario de la persecución y lo peor que el control “verdadero” sobrepaso a secretarios y quedó en manos de obsecuentes con pocos estudios, grandes sueldos y sin escrúpulos.
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