El desafío de la oposición ● ADN
María Inés García asumió el viernes como presidente de la UCR de Río Negro, luego de un acuerdo al que llegaron distintos sectores internos, salvo el representativo del intendente de Viedma, Jorge Ferreira.
Fue un acto anodino, una formalidad administrativa con una participación de afiliados y militantes muy menor a la de otros tiempos. La mayoría de los viedmenses que transitaron esa tarde por la calle Allen no se percataron que algo sucedía en esa casa pintada de rojo y blanco, a pesar que estaba el presidente del partido a nivel nacional.
La sociedad rionegrina percibe esta imagen devaluada, quizás no necesariamente porque considere agotado al radicalismo sino por la crisis de dirigentes, que genera desconcierto y desánimo.
Luego de 28 años de administrar el gobierno provincial, la UCR siente la lejanía del poder, sus estructuras partidarias languidecen y se refugia en el bloque de legisladores, algunos intendentes y concejales.
En cuanto a la oposición nacional el panorama no está mejor. El discurso cuestiona métodos y estilos de la presidente, preocupación por los índices inflacionarios, alerta ante el peligro de tentaciones autoritarias y recomienda un programa televisivo de los domingos a la noche por canal 13 de la Capital Federal.
La crítica pública está en la calle con los cacerolazos, manifestaciones convocadas desde las redes sociales y la suma de disconformidades individuales o sectoriales que piden por más seguridad, el fin del cepo cambiario y contra la reforma constitucional, entre otros reclamos. Estas expresiones no tienen espejo partidario, no reconocen liderazgos y en su diversidad está el número.
¿Qué la falta a la oposición? Formular un plan económico alternativo al oficialismo, que también tenga soluciones para los sectores excluidos, que defienda la industria nacional, al campo, la producción primaria, mejore la seguridad y sobre todo la calidad institucional.
La sociedad tiene reparos a los cambios y recuerda su experiencia cuando sancionó a las políticas liberales del menemismo y votó a la Alianza, una coalición UCR-FREPASO que defraudó, que culminó con Domingo Cavallo como ministro de Economía y que terminó en una de las peores crisis institucionales del país.
En Río Negro es distinto. El radicalismo tiene la responsabilidad y el monopolio de la oposición, el PRO está en ciernes, el Frente Amplio Popular carece de inserción, el PPR como el ARI-CC conservan su caudal y escuchan ofertas de posibles acuerdos electorales y el gobierno mira con más preocupación su profunda división interna que el armado del arco opositor.
La oposición en la provincia no sólo debe contar con la propuesta y el discurso convocante, sino fundamentalmente encontrar al dirigente que avale con su trayectoria, presencia, vocación y trabajo ese discurso alternativo al gobierno provincial, que hoy tiene más defectos que virtudes.
Habrá dificultades para que ello ocurra con algunos nombres que se promocionan desde sectores internos, ya que hubo responsabilidades en la conducción del Estado que aún no prescribieron.
La UCR rionegrina tiene una mayor responsabilidad en buscar la unidad del arco opositor, unificar criterios y discursos y aceptar su rol opositor frente a la actual malograda administración provincial.
Se termina el año y no habrá receso estival. Se lanzarán candidaturas y la costa rionegrina –como sucede casi siempre- tendrá políticos con amplias sonrisas que besarán a mujeres y niños y estrecharán la mano de todo aquel rionegrino que esboce el menor gesto de adhesión.
Todo quedará luego a suerte y verdad en el proceso que marcan las elecciones abiertas, simultáneas y obligatorias donde es posible que el gobierno se encuentre con menos votos en las urnas que en la elección provincial de hace un año.
¿Habrá voto bronca? ¿Cuál será su incidencia? Preguntas aún sin respuesta cierta.
El gobierno nacional pedirá un voto de confianza al modelo “nacional y popular” con la intención real de caminar hacia una posible modificación constitucional que permita la reelección de Cristina Fernández.
¿Cuál será la actitud que asumirá el votante rionegrino? El candidato de la oposición que resuelva este acertijo contará con buenas perspectivas electorales.
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