Se olvidaron de la estepa ● Jorge Castañeda
En el proyecto por el cual se modifica la letra del Himno de la provincia de Río Negro, al cambiar “pampa” por “golfo” los autores se olvidaron de mencionar a la palabra “estepa”, término que identifica a la geografía patagónica y coloca toda una impronta histórica, cultural y social a la mayor extensión de la geografía provincial y que actualmente forma parte de la Región Sur.
Está bien el valle, el río, el golfo y los Andes, pero sin duda falta este paisaje patagónico que tanto nos identifica con sus cerros, sus escoriales, sus grandes bajos como los del Gualicho y en especial con la meseta de Somuncurá.
No se debería olvidar que para los pueblos tehuelches y mapuches fue la estepa su hábitat casi natural y en especial en zonas como Valcheta, Sierra Apas, Yamnagoo y la meseta toda.
La estepa patagónica, región bien diferenciada del Alto Valle y de la costa marítima, también tiene el derecho de ser citada en la letra del Himno, para no provocar una omisión desgraciada y que después se necesite otra modificación para subsanarla.
Sin duda sería “estepa” el vocablo más autorizado para reemplazar a “pampa” y seguramente esa acepción se acercaría más al espíritu de la letra que escribió el Padre Agustín Entraigas.
Estepa, Patagonia y Río Negro son características indelebles de la personalidad de sus habitantes, que hablan del tesón para vencer obstáculos, de soportar las postergaciones, de sobreponerse a todas las circunstancias adversas y hacer florecer el desierto con el trabajo común.
La estepa tiene un valor consuetudinario para quienes viven en ella y actualmente es una marca que identifica a la región patagónica en todo el mundo con fuertes atractivos y recursos naturales de excepción.
No se trata de un asunto menor: colocar a la estepa como una de las características emblemáticas de Río Negro, sería hacer justicia a las históricas postergaciones y olvidos que ha sufrido toda esta extensa región, donde se pone cara a los vientos, al frío, a la nieve y a los otras omisiones que son las que calan fuerte en el alma de sus pobladores.
¿Cómo puede cantar un niño de las escuelas delos parajes de la Región Sur al “valle, al río, al golfo y los Andes” –que ni siquiera conoce- y omitir su entorno natural que es la geografía típica de la tierra patagónica?
La estepa con sus pedreros, su flora achaparrada, sus cerros, la dureza de sus basaltos, sus bajos ricos en cloruro de sodio, sus vallecitos menores, con las casitas de retama en los faldeos de los montes, con los corrales de pirca en los puestos perdidos de toda cartografía, con una punta de chivas en los montes, con una pequeña majada de ovejas, con el fruto del michay y con el guanaco cuidando alerta a su manada, tiene también el derecho a ser incorporada en la canción provinciana que debiera ser de todos los rionegrinos. Como una señal de integración y de pertenencia a un espacio común. A esta provincia cuna que tanto queremos y que enjundiosamente pintara la pluma del Padre Entraigas.
Para así poder Ir con fiados a la conquista de un gran porvenir”.
Jorge Castañeda
Escritor