«A los jóvenes ni justicia» ● Leandro Massaccesi
Que la Argentina tiene serios inconvenientes para atender problemáticas relacionadas a los jóvenes en conflictos con la ley penal, no es ninguna novedad.
La sociedad demanda que los gobernantes se hagan cargo de los problemas, los atienda, encare e intente encontrarles una solución.
Las declaraciones del gobernador vinculadas con el tema no solo son desacertadas sino que generan enorme preocupación teniendo en cuenta el cargo que ocupa. Weretilneck (FVP), entre sus afirmaciones sostuvo que «un menor no tiene menos responsabilidades que un mayor a la hora de cometer un homicidio ya que representa un peligro para la sociedad y que por eso a veces no hay que apegarse tanto a la ley, sino que hay que tener más sentido común».
A raíz de estas palabras un compañero de la facultad me llamó y me dijo «es de lo más arcaico que escuché en años, este gaucho es Pre-Beccaria».
La definición de mi compañero tiene que ver con Cesare Beccaria, el italiano que en el siglo XVIII escribió «Del delito y las penas» y que marcó un antes y después en materia penal. Del ensayo surgen numerosas cuestiones (igualdad ante la ley, erradicar la tortura) todas importantes, pero una en particular mantiene una tremenda vigencia «no por más crueles son más eficaces la penas».
A modo de aporte al gobernador, aunque seguramente los asesores del gobierno ya lo han hecho, hay que recordar que la Convención de los Derechos de Niños y Niñas tiene rango constitucional desde la reforma de 1994. Además, desde el 2005 contamos con la ley 26.061 de protección integral sobre los derechos de niñas, niños y adolescentes, en Rio Negro la ley provincial 4109. Esos instrumentos sumados a otros tratados, convenciones y doctrina rechazan mecanismos e ideas argumentadas por el primer mandatario provincial.
Lo que no estoy seguro es si el gobernador rionegrino conoce la historia de Lucas Matías Mendoza, la primera persona en la historia Argentina en ser condenada a prisión perpetua por delitos cometidos cuando era menor de edad, un joven asesino en la lógica weretilckniana. A la edad de dieciséis fue condenado por homicidio por el Tribunal Oral de Menores Nro 1 de la Capital. Mendoza fue el primero pero no el único. Cumple la pena en la Unidad Penal Federal Nro 19 de Ezeiza.
Hace un tiempo, en una nota periodística declaró que a él «lo habían matado en vida». Hoy espera la resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde se acusa a la Argentina de violar tratados internacionales vinculados a la materia. En castellano antiguo, para ser más claro, se acusa a la Argentina de no haberse «apegado a la ley». Vaya paradoja para los días que vivimos en Río Negro.
De las polémicas declaraciones a sostener que «a los jóvenes ni justicia», hay un paso. Se debe tener memoria, no olvidar la inútil y desafortunada reforma del Codigo Penal (leyes Blumberg) que en nada sirvió para atacar el problema. Antes de agravar y castigar a los jóvenes se deben profundizar o modificar las políticas destinadas a asegurar los derechos básicos de los mismos.
Leandro Massaccesi militante Juventud Radical