Hoy se fue Liliana. Y hace frío en Viedma
El tiempo tiene sus secretos.
Como ningún otro, suele dejar sus lecciones inexorablemente.
Hace 40 años, la provincia de Río Negro inscribía una de sus páginas más genuinas de la institucionalidad.
Como en una clase de autodidacta, Don Mario Franco convocaba a jóvenes profesionales de todo el país para su Plan de Salud.
Un ambicioso proyecto para una provincia donde todo estaba por hacerse.
Médicos, odontólogos, traumatólogos, radiólogos y exponentes de todas las disciplinas llegaban con sus flamantes títulos universitarios para humanizar el trato.
Sólo comparable con lo hecho por Ramón Carrillo en la primera presidencia de Perón, el Plan de Salud del justicialismo rionegrino fue mirar por primera vez a la cara a todos los habitantes.
Fue llegar a la estepa, abrir hospitales y salas primarias, aconsejar, inculcar, prevenir.
Fue en cada pueblo y ciudad un consultorio donde el Estado decía presente.
En ese contexto conocí a Liliana.
Joven y elegante, llegó a Valcheta cargada de sueños y plena de militancia ganada en los pasillos de la Facultad de Odontología de La Plata.
Hacía frío, tal vez mucho más frío que en la actualidad, ya que las condiciones ambientales y de confort eran también muy distintas.
Y desde entonces, Liliana fue la compañera de cientos de luchas.
Lucha por una provincia más justa y solidaria en los 70.
Lucha por los derechos en la dictadura, ayudando a compañeros de todo el país que necesitaban cobijo de las garras de la represión.
Lucha por “volver a ser gobierno como en el 73”.
Lucha por un peronismo presente en cada elección con la reapertura democrática.
No era fácil Liliana.
Sus fuertes convicciones, su propia militancia, galvanizaron un carácter propio de las mujeres justicialistas, a las que nada les vino de regalo.
Ante la noticia de su fallecimiento, la garganta se empecina a cerrar mi voz y la emoción obnubila los sentidos.
Es que son muchos los recuerdos y enorme el reconocimiento.
Y entonces busco en la memoria y coinciden los climas.
La vida suele ser cruel con el corazón, ya porque cada vez cuesta más reir o simplemente porque uno nunca más volverá a ser joven.
Hoy se fue Liliana. Y hace frío en Viedma
Tanto frío como en el 73…
Hugo Lastra