Necrofilia rara la argentina
Recordamos a nuestros héros por el día de su fallecimiento, como sí alguien desde la historia oficial haya pretendido adrede que se los recuerde cuando perecieron y no por lo que hicieron.
Hoy fue el Día de la Bandera por el fallecimiento de Belgrano, cuando en realidad el la «presentó» en sociedad en febrero de 1812.
Sin embargo, en Belgrano se reconocen las acciones e ideales de un comprometido que no trepidó en dejar una posición altisima y renunciar a su fortuna personal para brindarse por la causa.
Causa nacional y popular desde los cimientos.
Y allí fue ese abogado y periodista exitoso a montar a caballo a pesar de su flebitis.
Y allí fue el siempre bien perfumado Manuel a vestirse de militar sin más táctica que su ideología.
Un «Che» del siglo XIX que supo de la guerra de guerrilla para adentrarse en Asunción de Paraguay o para generar el Exodo jujeño, la más maravillosa gesta del pueblo argentino poco recordada.
Cuentan que su voz, aflautada y poco varonil, tronó como ninguna otra el 22 de mayo de 1810 en la sala mayor del Cabildo: «Señores…esto se está pasando de la raya… ó nos declaramos libres de España o será mi sable el que actúe».
La historia oficial prefiere recordarlo el día de su muerte.
Tanto lo han querido ocultar que hasta se repartieron sus dientes y hüesos el día que acomodaron sus restos en el mausoleo donde hoy descansan.
Para quienes abrazamos la causa nacional y popular, Belgrano es el primer hito en la memoria colectiva argentina que enseña el camino de la militancia.
Por eso, hoy debería ser otro Día del Militante.
Militante de esos que pocos países del mundo se dan el lujo de tener
Hugo H.Lastra