Peronismo basta ya ● Jorge Castañeda
El Partido Justicialista de Río Negro está vaciado de toda su doctrina, de su independencia ante los intereses centralistas de poder, de su ética, de su mística, en síntesis de su historia.
Desde el año 1983 a la fecha viene en decadencia implementando políticas bartoleras al decir de don Arturo Jauretche, pergeñando alianzas dañinas con partiditos sin ninguna representación –que al poco tiempo cooptan para ellos pueblos y ciudades-, repitiendo las mismas caras de siempre en las listas electorales que se perpetúan en los cargos con sus familias, denostando a los dirigentes probos que aún quedan, desvalorizando la gestión de los intendentes que son los más cercanos a la gente y sus problemas, defendiendo los casos de corrupción como una cruzada nacional con dirigentes desvalorizados que en vez de estar en la búsqueda de soluciones a las problemáticas de la provincia están solamente para la pequeña rapiña de enriquecerse ellos y sus familias, usando los cargos que la ciudadanía les dio para su bienestar personal, cerrando el debate y la autocrítica, y lo que es más lamentable con las unidades básicas paralizadas, y los órganos partidarios fuera de toda participación, arreglando las listas al mejor criterio de su propio paladar encumbrando extrapartidarios o neófitos que desconocen el significado de la palabra militancia.
No hace falta dar nombres: son los de siempre, todos los conocemos y están eternamente presentes en los medios dando vergüenza con sus actitudes y sus palabras dichas con un desenfado que espanta.
Para ellos el peronismo es un bien mostrenco al servicio de sus ambiciones desmedidas y lo dejan disponible para que sus ocasionales socios electorales lo amasen a su propio arbitrio y se hagan dueños de lo que nunca les debería corresponder y que tanto esfuerzo y militancia ha costado a lo largo de su historia a muchos hombres y mujeres que en los puntos más perdidos de la geografía provincial en los años duros de la resistencia dieron lo mejor de sus vidas por la causa peronista.
Por suerte hay algunas reacciones de algunos dirigentes honestos y capaces que desplazados de todo poder de decisión apelan a cartas de lectores o notas de opinión para manifestar su disconformidad con la actual situación.
Situación en la que estos iluminados colocan a quién se le pase por la cabeza en las listas de candidatos sin la menor consulta a las bases que siempre deberían ser las que tienen que dar el consenso necesario. Pareciera que pretenden entregar nuevamente al Justicialismo a otro fracaso electoral o lo que es peor al desprestigio y al hazmerreír de toda la ciudadanía.
Han defraudado la expectativa que se había generado en la última elección después de tantos años sin ser gobierno y hoy la gente común advierte que han mostrado la hilacha con abultadas sueldos, nepotismo al por mayor, leyes y resoluciones estúpidas que después tuvieron que dejar sin efecto, dobles percepciones de haberes, alquileres sin límite, vuelos gratis en aerolíneas, y sobre todo la impudicia de justificar todas estas torpezas que solamente son una ostentación vergonzosa ante los ojos de todos los ciudadanos comunes que viven otra realidad muy distinta a sus vidas de maravilla.
Peronismo ¡basta ya! Es hora de cambiar, de recuperar los valores que tanto nos ha distinguido a la largo de la historia política del Justicialismo, de volver a la doctrina de Perón, a la militancia de Evita, al pensamiento superador y la conducta ética de Raúl Scalabrini Ortiz, de Arturo Jauretche, de Leopoldo Marechal y de tantos otros que fueron un verdadero orgullo dentro de las filas del Movimiento Nacional Justicialista.
Peronistas ¡a las cosas! Pero a las cosas importantes, las que nos superarán en el tiempo: la organización partidaria y pluralista, la autocrítica ante los errores cometidos, la recuperación de tantos compañeros marginados, la apertura de las unidades básicas, el debate de las ideas, la formación de nuevos dirigentes, el dialogo con los diferentes actores de la sociedad rionegrina, y en especial volver a ser creíbles ante la gente con el ejemplo propio de una ética sin claudicaciones, sin sospechas de actos reñidos con la moral. Porque un verdadero peronista no debe parecerlo: debe serlo y eso se demuestra al andar.
Jorge Castañeda
Valcheta (RN).