El FpV pierde en todos los casos ● Claudia Beltramino
El 25 de septiembre de 2011, por primera vez desde el advenimiento de la democracia, el gobierno rionegrino cambió de color y con Carlos Soria llegó el FpV, una alianza entre el PJ y el Frente Grande. En la madrugada del 1º de enero de 2012, con apenas 20 días a la cabeza del ejecutivo rionegrino, el gobernador fue asesinado y lo reemplazó su vice el ex intendente cipoleño Alberto Weretilneck.
Los socios minoritarios se quedaban con el premio grande pero sería imprescindible lograr un esquema de equilibrio en el poder que quedó desde entonces dividido en 3 patas, la descendencia de Carlos Soria en cabeza de su hijo Martín, el intendente de General Roca la 3º ciudad más poblada de Río Negro, el senador Miguel Pichetto autoridad máxima del PJ provincial y el gobernador Weretilneck.
No la lleva fácil el gobernador en su Frente Grande que tiene un antes y un después de la incorporación del también cipoleño Julio Arriaga, con la particularidad que ambos dirigente, Arriaga y Weretilneck, fueron intendente de Cipolletti y en la elección del 2011 cada quien completó una fórmula, el primero fue con los radicales, el segundo con el peronismo. En ambos casos las decisiones se tomaron luego de extensos devaneos casi amorosos con cualquiera de los partidos mayoritarios y esto dejó lesiones profundas.
El proclamado equilibrio actual en la cúpula no tiene su correlato en las bases y esto se confirmó en esta última quincena a propósito de las elecciones internas en Ñorquinco y Jacobacci con serias acusaciones que rozan lo penal.
La última etapa es Bariloche en donde el FpV se presenta partido. La actual intendente interina, María Eugenia Martini, representará al PJ y el arquitecto Carlos Valeri hará lo mismo por el FG. En medio de esto las candidaturas de Gustavo Genuzzo como representante del Frente Cívico y Social, Hugo Castañón por la UCR, Adolfo Fourés por el partido vecinalista SUR y finalmente Claudio Lueiro por el PPR, cuyas suertes no es posible adivinar.