Premio AFSCA en el Festival Audiovisual Bariloche

_DSC7607Bariloche.- La Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual tuvo una importante participación en el marco del Festival Audiovisual Bariloche (FAB).

Además de la charla Productoras Audiovisuales Comunitarias en el marco de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en la que más de veinte realizadores de la región debatieron e intercambiaron opiniones con Andrea Conde, directora del área de Proyectos Especiales de AFSCA, Martín Costa y Pierino Porrino, coordinadores de las delegaciones Zona Andina Bariloche y Río Negro I, respectivamente, y el realizador Federico Laffitte, el organismo propuso un premio fuera de competencia para aquella producción regional que sintentizara valores vinculados a la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, con la intención de estimular a la realización de proyectos que respeten y promuevan los principios de la Ley.

La selección se realizó sobre aquellas producciones de carácter regional, ya que uno de los objetivos de la Ley es fomentar la creación de contenidos a nivel local, tanto desde el punto de vista de la temática como de las condiciones mismas de producción.

El premio fue para la película El último motor chico, de General Conesa, porque además de ser una película de gran calidad artística y técnica, expresa los valores de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Fue realizada por un equipo de trabajo de General Conesa, con la colaboración de actores locales: entre los que se cuentan tanto personas como entidades privadas y del Estado local y provincial. El texto de fundamentación del Premio AFSCA fue leído por el coordinador Martín Costa en el acto de Premiación.

«Esta articulación -continuó Costa- nos parece destacable y un camino posible para el desarrollo de la industria audiovisual.

Respecto de los contenidos, pone en pantalla los colores, sonidos y realidades propias del lugar donde fue pensada y realizada. Sin estereotipar ni imponer modelos, abre paso a los personajes desde un lugar de respeto y escucha de aquello que les sucede para entonces comunicarlo en su propia clave creativa, dando voz y participación a los vecinos dentro del equipo de realización.

Pensamos que haber logrado el tan buen desempeño actoral de quienes no se han formado específicamente para ello, evidencia un trabajo hecho con reconocimiento mutuo, vinculación y confianza. De esto se trata la afirmación de nuestra identidad cultural y social.

Entre los muchos aciertos que tiene la película, destacamos la sensibilidad de abordar una historia protagonizada por dos generaciones, durante la cual se intercambian experiencias y nuevas propuestas que abren caminos vitales. Son muy valorables los logrados momentos de humor y el animarse a combinar nuevas estéticas y formatos que permite la inclusión de una diversidad de saberes.

Todo ello implica un profundo respeto por el público, cuyos derechos salvaguarda la Ley 26.522.

Felicitamos a los creadores de esta hermosa película que nos expresa e invita a conocernos, disfrutarnos y seguir creciendo en el camino audiovisual».

El premio, que constó de $10.000, fue entregado por el mítico realizador boliviano Jorge Sanjinés, director de películas de cine político latinoamericano.

En la imagen, Martín Costa junto a Rafael Ontiveros, director de El último motor chico, la productora de la película y el realizador Jorge Sanjinés.

 

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