Carta abierta a Marcelo Mango ● Luis Genga
Me hubiera gustado tanto saludarte cuando fuiste a votar a mi Seccional de origen, CIPOLLETTI, pero da la casualidad que mientras tu arribo se producía en un coche oficial yo andaba en otro coche, no oficial, recorriendo escuelas con una mesa volante. Un desencuentro más. Nada para preocuparse.
Claro que cuando volví de mi trabajo junto a las autoridades electorales, me encontré con la desagradable noticia de que te hicieron pasar un mal rato por un registro fotográfico de tu confirmación de la militancia al presentarte a votar en tiempo y forma, como un afiliado más. Me contaron que un Concejal del Deliberante, también candidato de la lista de tu palo, la celeste, prometió que podría mandar (textual): “ a que te arranquen la cabeza”. No te asustes, no a vos, al fotógrafo quien resultó ser un compañero integrante de la lista opositora, triunfante en las locales. El FUL. Por la prensa te habrás enterado que esto pasó a metros-segundos de donde estabas. O la mejor información podrás sacarle del Juzgado.
Pero mi tema es otro: hace algo más de tres años vine desde BsAs invitado por UNTER a sumarme a los cursos de Formación Política-Sindical que me permitió recorrer buena parte de la Provincia, aportando un poco de lo que viví, que es casi como la vida del sindicato. Llevo más de cuarenta años estampados en la piel y las neuronas. Por entonces eran elecciones, las mismas que te llevaron al Secretariado General. Yo adherí, sin ser afiliado, sin poder votar, a la lista de Nervi por convicción, la misma convicción que me hubiera permitido apoyar tu propuesta si me lo hubieras pedido y me hubiera parecido convincente. Otro desencuentro. Este desencuentro lo analizamos juntos en la Central, cuando asumiste. (Año 2010). Yo no tengo, ni tuve cintura política y no me tientan los colores y los trapos. Hay una sóla bandera que puedo levantar orgulloso y es la de los Trabajadores de la Educación. Esto te parecerá declamativo, pero en aquella oportunidad con la calentura propia de las campañas dijiste al verme en el Spot con Nervi y Roncallo: “¿Qué hace el viejo ahí …”. Y dicho con tu énfasis propio fue como darme por acabado, desgastado , muerto. Ya tengo el cuerito duro a mis años como para que se me erice la piel o me sonroje por que me digan “viejo”, con énfasis o sin él. Pero lo cierto es que sí fui a felicitarte cuando ganaste : eras el Secretario General de la UNTER, legítimo, capaz, resolutivo, convincente… recuerdo que era marzo y venía a dar una charla en Neuquén invitado por la APDH. Me dijiste si podía arreglarlo de manera que el 24 estuviéramos juntos en el acto de Bariloche. Y el 24 hablaron frente al Centro Cívico (con el Gral . y su caballo enfundados hasta las patas ) los dos Secretarios Generales de la Unter, el 1º y el recién elegido que eras vos .(ahora Ministro). Y si te acordás, marchamos con el pueblo, tomados de la mano, cantando y gritando contra la dictadura militar.
Dos meses después…qué decepción: nos encontramos en el Luna Park celebrando el 1º de Mayo entre bombos y marchitas y no puedo saber cuál fue la palabra que pronuncié porque el quiebre se patentizó repentino, y quedamos separados, desunidos, aislados. Cada uno en su isla: vos con la delegación de RN y yo buscando la palabra de los desencuentros. Lejos ya, volviendo a casa, pensé en “congreso”, la habría dicho, se habría escapado o caído: congreso. No lo recuerdo. Sé que pensé largamente en lo que ya le empezaba a faltar a la UNTER: Congreso, Congresos, algo que nos con-gregara, que nos permitiera hablar. Me di cuenta que las islas eran silenciosas y el silencio, más y más las iba alejando.
Y este desencuentro me llevó al otro que fue el último.
Te señalaron para el Ministerio y aceptaste. En Unter no hay literatura ni precedente legal. Fuiste el primero (y ojalá el único) que abandonó la silla para cumplir con un mandato superior. Aceptar, para nuestro sindicato nada tiene que ver con lo legal: el estatuto nada dice al respecto pero moralmente habría mucha tela para cortar. Es algo así como si el perro pastor, el guardián de las ovejas, hiciera de pronto un pacto con el lobo. Y a mí me quedó picando eso. Me duele no haber podido leer tu renuncia. Y fui a la Central varias veces y pedí la copia, pero no existe. ¿Existirá el original? Igual ya no me sirve porque en su memento te hubiera felicitado por tu investidura pese a lo inmoral de tu aceptación sometida a la luz clara de nuestro sindicalismo. Más de una vez le dije a los compañeros que tu designación debía tomarse como una honra para el sindicato porque se nos consideraría, en más, como un buen productor de cuadros políticos.
Desde ese momento empecé a trabajar con más fuerzas, con más ganas, y me clavé en la frente el proyecto de recuperar la Unter, de restablecer el diálogo, de volver a las prácticas de dirigentes que cumplan mandatos de Asambleas y Congresos.
Tu Seccional y la mía, Cipolletti, optó por esa política de ostracismo, de negarse a la mínima discusión, no convocar a asambleas, no permitir el disenso. Yo mismo sugería Asambleas y la conducción las considera innecesaria mientras la bronca crecía en la base. No me lo contaron. En las escuelas, en los colegios, en los técnicos que visité tuve que aguantar el desborde: maestros, directivos, preceptores, profesores pedían que alguien los escuchara, que alguien canalizara sus reclamos. El sindicato brillaba por su ausencia.
Los problemas que tiene la educación en RN los conocés mucho mejor que yo. Podemos tener miradas diferentes, enfoques distintos para aportar soluciones pero lo que no podemos negar es que se necesita una voz potente que salga de una sóla garganta que canalice las 13,000 voces que están ahí y son de nuestros afiliados. Los resultados de estas últimas elecciones son para leerlas y pensarlas. La Unión de Trabajadores de la Educación de RN., en unos meses cumplirá sus primeros y frescos 40 años y debe seguir manteniendo el espíritu que tuvo desde su nacimiento: asambleas, plenarios y Congresos deciden por votación :las mayorías ganan y las minorías acompañan. Los dirigentes sugieren, fundamentan y cumplen lo ordenado por los congresos. El resultado de las elecciones del 15 de octubre castigaron duro a los que no entendieron ese mandato .
Yo, primer Secretario General de la Unter, a mis 74 años vividos, te digo, Marcelo con la comedia española: “los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”. Y si no, que mis acciones hablen por mí.
Luis Genga
1º Secretario General de la Unter interrumpido por la Dictadura Militar
Candidato electo 2013:
Secretario de Derechos Humanos, Género e igualdad de oportunidades.