Cuando la vida es el precio del poder ● Roxana Gallego
¿Qué nos Sucedió? ¿Cuándo nos dejó de importar el otro? ¿Cuándo perdimos las alas de la libertad y en su lugar sembraron “miedo”? ¿En qué momento permitimos que se olvidaran las “Bases de la Democracia” y brotaran las semillas del militarismo? ¿Cuándo los amigos comenzamos a encontrarnos a escondidas para escucharnos y darnos un abrazo o simplemente para llorar juntos? ¿A partir de cuándo nos comenzaron a maltratar moralmente y no nos dimos cuenta? ¿Cuándo comenzaron los trabajadores a morirse de tristeza porque son maltratados en sus lugares de trabajos? ¿A partir de cuándo a un trabajador, le hacen el favor de devolverle su trabajo que por ley le corresponde? ¿Desde cuándo no importa la nacionalidad de una persona fallecida por falta de atención médica? ¿Desde cuándo los nenes de 13 años se preocupan por la salud de sus padres? ¿Desde cuándo para darle trabajo a una persona se miraron los colores partidarios? ¿Desde cuándo comenzamos a ser más animales y menos humanos? ¿Qué nos pasó? ¿Cuándo dejamos de ser amigos los Rionegrinos?
No sé que nos sucedió, ni cómo fue. O tal vez sí sé y me cuesta reconocerlo porque duele. No quiero herir susceptibilidades de nadie, pero siento que esto comenzó el día que el PJ ganó las elecciones y el odio se instaló de repente entre los Rionegrinos cuando asesinaron al Gobernador electo por el pueblo. Atrás quedaron las bases de la DEMOCRACIA y han vuelto a gobernarnos las bases militares, en nombre de la ella. Cuanta tristeza. De un día para otro de ser amigos comenzamos a ser enemigos, entre nosotros los Rionegrinos. De tomar unos cafés todos juntos, compartir cenas, cumpleaños, buenos momentos y otros no tantos, terminamos todos separados. Terminamos como enemigos, aún conociéndonos unos con otros desde muchos años. De un día para otro comenzamos a saludarnos bajitos porque no todos opinábamos iguales al gobierno. De ser personas libres de un día para otro la gente sintió miedo. Y el miedo siembra terror, paraliza y enferma.
El “Procusto del siglo XXI tiene sus seguidores, del mismo modo que Hitler, Mussolini y Stalin ”. Y sembró el miedo con intención de enfermar. Los obreros comenzaron a enfermar, orgánicamente y moralmente. Un día la gente comenzó ir desganada a trabajar porque sus años de servicios ya no importaban. Nadie los valoraba. Muchos quedaron sin trabajos, sin sueldos, sin ánimo de nada. Y de un día para otro, la gente en su trabajo, ya no se conocía. ¡Que lastima! Y entre ellos, comenzaron a inventar para quedar bien con su jefe nuevo. Y a pisotearse. Digamos que muchos mostraron sus miserias humanas, olvidando los años compartidos con sus colegas, sin recordar que los jefes un día se van y los trabajadores quedan.
En menos de dos años a la fecha, algunos obreros no se bancaron el maltrato moral, la humillación y han muerto. Pero eso no se cuenta porque no es bueno para el gobierno, no acarrea votos. Otros obreros que tampoco soportaron el maltrato moral, luchan por su salud, en el fondo desean vivir. Quieren vivir y se aferran a la esperanza y al aliento diario de la gente que les cree. Se viene el día de la madre y por primera vez un marido, dos hijas y un hijo no festejarán el día de la familia porque la esposa y la mamá, murió de un ACV por culpa del maltrato laboral. Y sí qué importa la nacionalidad de las personas, porque en parte, es lo que nos da identidad, no puede no importar, debe importarnos siempre y cuando sea para unirnos y no para separarnos. Un seguro de vida, no nos devuelve jamás la vida de aquellos que se nos van, no existe dinero que compre la salud o devuelva la vida humana. Cualquiera de nosotros puede ser un empleado maltratado. Me parece que de eso, todos sabemos ¿No? No hay que hacer silencio, hay que pedir ayuda rápido, no a destiempo. Para eso estamos los amigos, para ayudar a encontrar coraje aquellos que lo pierden. Ya sea escuchando, dando un consejo, un abrazo, llorando juntos o simplemente dándonos un fuerte apretón de manos.
Los niños siempre habían estudiado, mucho o poco, pero estudiaban y jugaban. Y no sabían lo que era “Maltrato laboral”. Hoy saben lo que es ”mobbing”, porque lo sufre papá o mamá. Su única preocupación debería ser el colegio, pero lamentablemente, no es así. ¿Vieron que MOBBING suena mejor que decir Acoso Psicológico Laboral? Es lo mismo, suena de otra manera pero duele igual. Me gustaría que nos preguntemos ¿Hasta dónde pensamos llegar los Rionegrinos cuándo el precio del poder es la vida? Gente, no estamos acostumbrados a esto, al menos, yo NO.-
Roxana Gallego
Viedma – Río Negro