Principio y fin de la presunción de inocencia ● ADN
Alberto Weretilneck tuvo la oportunidad. La renuncia de Hugo Lastra le permitía colocar en la secretaría General de la Gobernación a un hombre de su confianza, incluso del Frente Grande, espacio político de su pertenencia, por esto se mencionó en su momento a Carlos Váleri.
Cuando todo parecía estar definido desestimó la idea y con ese estilo particular que lo identifica impuso su impronta. En la intimidad del gobernador se sabía que la llegada de Váleri tenía un solo objetivo, enviar una señal a María Martini y sacar al dirigente del FG de la disputa con la jefa municipal andina, con una segunda lectura política, brindarle confianza para alejarla de una eventual alianza con el intendente Martín Soria y socavar el eje Roca-Bariloche.
Finalmente Weretilneck decidió en contra de la opinión de algunos frentegrandistas. Respetó el espacio del justicialismo en el gabinete, pero designó a Matías Rulli, joven militante de La Cámpora, casi una provocación para la ortodoxia partidaria que en Río Negro no es poca.
Así se encargó de expresarlo María Emilia Soria, candidata a diputada nacional, que hace todo lo posible para irritar a los viedmenses y al peronismo de la Capital. Dijo que en Viedma se “siente un bicho raro”, que “hay pocos compañeros” y se permitió una ironía al decir que no conocía al designado nuevo secretario General de la Gobernación. Una provocación ya que sin dudas Rulli tiene claramente más de militancia que la hermana de Soria.
Con el nombramiento del concejal viedmense el gobernador fortaleció el acuerdo con el legislador Pedro Pesatti, mientras que el senador Miguel Pichetto había manifestado su prescindencia en el reemplazo de Lastra.
También hay un mensaje para Viedma que celebra 40 años de capitalidad, en el marco de una fiesta donde Weretilneck instruyó expresamente a sus funcionarios a no escatimar esfuerzos y recursos para garantizar el éxito de la festividad en el autódromo local.
Es posible que en este contexto de tiras y aflojes, presiones y negociaciones se producirán también los eventuales cambios que todos estiman llegarían luego del domingo 27. De lo que no hay dudas es que el gobernador necesita de un mejor equipo: homogéneo, de su confianza y que gestione las políticas públicas.
De todos modos Weretilneck es capaz de gambetear a su propia sombra y gusta de la sorpresa. Sus declaraciones de esta semana en San Carlos de Bariloche son una prueba.
Sus denuncias sobre el accionar de 12 familias barilochenses, de los barrios altos, a quienes acusa de hechos delictivos, fueron desafortunadas y teñidas de especulación electoral, como muchos otros actos que se realizaron estas semanas. Weretilneck bajo del rango de gobernador a intendente y pensó que si en Cipolletti tuvo éxito al enfrentar a la familia Montecino, acusados de manejar el negocio de la droga, la experiencia era trasladable a Bariloche.
Hubo apresuramiento, dejó otra vez con el paso cambiado a Martha Arriola, secretaria de Seguridad y a Néstor Busso, de Derechos Humanos, que ahora prefiere el silencio a su locuaz pasado comprometido. No tuvo en cuenta que su denuncia involucra indirectamente a menores y que pasados los días ni la Justicia ni la Policía actuaron en consecuencia.
No se puede estigmatizar a la pobreza y menos aún desconocer la legislación vigente de protección de menores. Por quedar bien con unos se pierde la visión general del problema. Es un discurso sesgado y falaz cuando dice defender a los inocentes, mientras discute con los jueces que ordenan no superpoblar las cárceles rionegrinas.
Acusar de esta manera es tan inconducente como bajar la edad de imputabilidad a menores. Es decretar la existencia de territorios comanches en Río Negro y fomentar la pelea entre supuestos “buenos” y “malos”.
También es cierto que el auditorio que presenció estas denuncias, integrado por asociaciones de empresarios, hoteleros y comerciantes de Bariloche, recibió con beneplácito el discurso, quizás pensó estar frente Rudolph Giuliani, aquel alcalde de Nueva York, impulsor de la tolerancia cero para el delito. Nada más lejos que este ejemplo, el problema de la inseguridad requiere mucho más que denuncias efectistas, se combate con políticas de Estado con prevención y represión del delito en el marco de las leyes vigentes. En esta definición no es buen ladero el psiquiatra y actual ministro de Gobierno.
Weretilneck trató de aclarar sus dichos, pero quedó esclavo de sus palabras y provocó que un conjunto de madres presentaran un recurso de habeas corpus a la Justicia en defensa de sus hijos.
Es importante la seguridad y es obligación del gobierno combatir el delito, pero no es menos cierto que se pone siempre la mirada en las barriadas marginales pobres, mientras que aquellos que negocian con la trata de personas y la venta de drogas, gozan de buena salud. A estos nunca se los denuncia públicamente ni se informa, por ejemplo, como opera el narcotráfico desde Bariloche a Chile. Esto también hace a la inseguridad.
Por otra parte pareciera que todo el esfuerzo del gobierno para “enamorar” a Bariloche nunca alcanza, porque la ciudad andina no resigna su particular manera de sentirse rionegrina.
No menos desacertada fue la política que el gobierno se dio con el gremio docente. Las recientes elecciones en la UnTER dieron el triunfo a la oposición y resultó electo Mario Floriani, de la lista azul Arancibia, que venció a Jorge Molina de la lista Celeste.
El ministro Marcelo Mango se olvidó de unas de las premisas básicas del sindicalismo: se puede acompañar a un gobierno, pero no ser parte de él, porque el gremio se vuelve aliado de la patronal y eso se paga caro.
La lista Celeste fue una cantera para ocupar cargos públicos en el ministerio de Educación, esos dirigentes se cruzaron de vereda y a pesar de los esfuerzos oficiales para apoyar a Molina, que no fueron pocos, los trabajadores de la educación expresaron claramente su negativa en las urnas.
El gobierno debe estar alerta, porque si bien se pagan los sueldos en tiempo y forma, la demanda gremial es permanente y los gremios estatales serán cada vez menos tolerantes.
Alberto Weretilneck parece haber leído a Nicolás Maquiavelo en aquello de “vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse”. Tiene un gobierno de librepensadores donde pocos se reportan al gobernador, con problemas de gestión, cargos vacantes, desequilibrios en algunas áreas y una dura interna en ciernes. Entonces, ¿dónde se asienta su poder? En la imagen personal que le confieren las encuestas, con guarismos mayores al 50 por ciento, por ahora.
En esos valores también se referencian los peronistas que lo apoyan y trabajan para reeditar el gobierno en el 2015, con puntales como Pedro Pesatti y Carlos Peralta y además juega un rol importante la alianza con el senador Miguel Pichetto. El gobierno no luce, pero dicen los encuestadores que impacta la obra pública en la provincia, toda financiada por el gobierno nacional y gestionada por el senador nacional.
Es paradójico pero donde menos mide la imagen de Weretilneck es en Cipolletti, ciudad de su nacimiento político, hecho que adjudican a la mala gestión del intendente Abel Baratti, de buenas migas con Martín Soria.
Otra paradoja es Viedma donde el gobernador llega al 55 por ciento de imagen positiva, cayó el radicalismo y la gestión municipal no tiene la fuerza de otrora, a la vez que el Ejecutivo provincial sigue con las políticas de encantamiento.
La imagen de la presidente Cristina Fernández decayó en la provincia casi 10 puntos, mientras que Miguel Pichetto mantiene la adhesión de la ciudadanía rionegrina, expresada en las PASO.
¿Entonces quién tracciona electoralmente en Río Negro? Una respuesta que tendrá el prisma de quien responda.
El gobierno se entusiasma para la compulsa electoral del próximo domingo. Sus encuestas le confieren tranquilidad. Afirman que el FPV superará el 45 por ciento, en el 25 por ciento se ubica El Frente Progresista y la UCR se estanca entre el 15 y el 16 por ciento.
Hay quienes sostienen que Magdalena Odarda aún tiene unos puntos para crecer, mientras que en el justicialismo se teme por el corte de boletas a favor de María Emilia Soria y de esta manera obtener más votos que Miguel Pichetto, situación que entusiasma a Martín Soria.
Hasta ahora nada más que pronósticos, sólo números que tendrán que ser validados en el recuento final de votos, sólo estadística que tomará vida propia a partir del lunes 28 y ese día se comienza a escribir otra historia en la política rionegrina.
ADN