La vaca empantanada ● ADN
El gobierno rionegrino tiene sus propias fortalezas y debilidades, aciertos y errores, pero no tiene adversarios de peso que -al menos en el corto plazo- puedan hacer peligrar su poder actual.
Lejos está de serlo el radicalismo que pareciera no haber terminado de caer, mientras que el Frente Amplio Progresista tiene todavía un examen a rendir el 27 de octubre.
A juzgar por los errores, entredichos y tropezones que a diario se suscitan podría afirmarse que el adversario del gobierno está en su genética. Los desaciertos son propios de su morfología.
El oficialismo se boicotea, los conflictos internos brotan por voluntad propia, las dificultades y actos lesivos a su imagen no tienen origen en la oposición, que valga decirlo no existe en los términos habituales de la política, sino que tienen como protagonistas a funcionarios y dirigentes del Frente para la Victoria.
La imposibilidad de corregir esta dinámica interna hace que cada yerro se adjudique a operaciones mediáticas, responsabilizando al periodismo y a conjuras siniestras urdidas en sombras tenebrosas. En la prensa sólo se hacen público los hechos que se generan en el interior del oficialismo.
Una comedia de enredos, que tuvo su punto álgido la semana pasada donde el guionista, productor y protagonista fue gobierno provincial y sus estrellas principales, María Emilia Soria y su hermano Martín.
Esta comedia tiene sus orígenes en el contrato que la candidata a diputada nacional del oficialismo formalizó con la Fiscalía de Estado, donde no se entiende por qué se optó por esta relación laboral.
Bien podría haber sido designada –por decreto- como funcionaria o abogada en cualquier organismo público en el Alto Valle provincial, sociedad o empresa del Estado. Si se evitó este camino por ser hija del ex gobernador Carlos Soria y hermana de Martín y Carlos, es un argumento que cae por propio peso ante las múltiples relaciones de parentesco que existen en el gobierno, tanto en líneas ascendentes, descendentes y transversales.
Fue un procedimiento equivocado con costos para el Fiscal de Estado, un amigo de la familia que quizás entendió que debía devolver favores.
De todos modos el hecho no tenía ninguna trascendencia salvo al momento en que se decide que María Emilia Soria fuera precandidata y luego elegida en las PASO candidata oficial a diputada nacional por el FpV.
En este punto a todos se les escapó la tortuga. En vez de renunciar, se optó por el camino más intrincado y sospechado: pedir licencia, en lugar de renunciar. Sólo debía esperar unos meses para asumir como diputada nacional y percibir un jugoso sueldo, gastos reservados, desarraigo, pasajes y demás prebendas del Congreso Nacional.
Todo el procedimiento fue de una torpeza que sorprende, mientras que con la renuncia a su contrato en la Fiscalía hubiera salvado a su gobierno de transitar por el borde del absurdo y sus consecuentes costos de deterioro para la imagen del propio gobernador.
La escueta nota del pedido de licencia sin goce de sueldo –que los contratados no tienen- es de una elocuencia incontrastable. No hace mención a los motivos para solicitar el beneficio y tampoco establece tiempo de duración de la licencia. Nada dice la misiva del proceso electoral.
A partir de este hecho todo se desarrolla con el formato de las comedias de enredos que desata una andanada de críticas de los Soria al gobernador y al gobierno en su conjunto.
Como siempre cada cortocircuito interno no tiene fusible que preserve la figura del mandatario y los golpes terminan siempre lesionando su investidura.
“El agradecimiento de la vaca empantanada” es un refrán campero que alude a la traición de quien no reconoce favores y atenciones recibidas.
La familia Soria se comporta como “la vaca empantanada”. No ahorra críticas al gobernador y al gobierno cuando fue muy favorecida por el Estado.
Desde el argumento oficial del “accidente doméstico” para justificar la muerte del ex gobernador, pasando por la posible liquidación de doble indemnización en el seguro de vida de Horizonte –sólo se abona en casos de accidente- y el tratamiento que tuvo la detención de Susana Freydoz, el gobierno de Weretilneck sólo tuvo gestos de beneficios a la familia.
Cuál fue la respuesta ante las atenciones del gobierno. Basta leer las declaraciones del intendente de General Roca al criticar a los jueces y fiscales y al propio gobierno por el traslado de Freydoz a la clínica privada Avril de la capital federal con costos para el Estado. Una desconsideración más aún cuando el propio ministro de gobierno Luis Di Giácomo forzó en el Servicio Penitenciario una nota argumentando que no había lugar en Río Negro para su alojamiento y permitir el Ejecutivo no trasladarla a una cárcel común.
Distinto es el destino de los rionegrinos acusados de homicidios. No muy lejos está el caso de la responsable del ataque a tiros en una clínica privada de Cipolletti, que causó la muerte de una profesional, ayudante de laboratorio.
Con su estilo habitual, el intendente de Roca carga toda la culpa del caso Freydoz y sus condiciones de alojamiento a la Justicia y al gobernador Weretilneck, dejando en situación incómoda a decenas de funcionarios amigos que operaron a favor de evitar mayores impactos sociales y políticos sobre el asesinato del gobernador Carlos Soria.
Igual proceder tuvo María Emilia para con la Fiscalía de Estado. Acusó a Bergonzi porque tardó mucho tiempo en dar explicaciones de su pretendida licencia política. Otro desagradecimiento para con el Fiscal que pagó un costo innecesario.
La incontinencia verbal de María Emilia y Martín Soria parece ser directamente proporcional al avance de la campaña electoral. En su paso por Viedma la candidata a diputada nacional fue mucho más severa en sus cuestionamientos al gobierno que los trascendidos periodísticos.
María Emilia Soria no sólo se enojó porque el FpV no recordó el triunfo electoral de su padre y porque el Ejecutivo abandonó los colores azul y blanco y el slogan “El gobierno en acción”, sino que algunos hablan que trató de inútiles a todos los funcionarios, sin distinción alguna, puntualizó que su padre los hubiera echado a patadas y denunció que trabajan de martes a jueves. A confesión de parte relevo de pruebas.
Nadie respondió y por el contrario arrancó adhesiones entre los 200 comensales que acudieron al local de APEL, con la presencia de muchos funcionarios como el caso de Mario Sabatella y el diputado nacional Jorge Cejas.
Gastón Coumeig, secretario de Coordinación de Hugo Lastra, tuvo activa participación en la organización de la cena con María Emilia Soria, y el costo lo pagó Lastra quien presentó la renuncia al cargo de Secretario General de la Gobernación.
También Coumeig, que transitó beodo y en contramano una madrugada por calles de Viedma, tendrá que dar muchas explicaciones. Una vez lo salvaron, quizás la segunda es la vencida.
Weretilneck soporta con estoicismo los desplantes de los hermanos Soria. Nunca lo mencionan en los actos públicos que protagonizan en Roca y otras ciudades del Alto Valle, en las elecciones a intendente de Bariloche criticaron duramente la prescindencia del mandatario y básicamente lo consideran un usurpador del poder de su padre.
El gobernador soporta caprichos del intendente roquense, paga costos para designar en la Justicia a jueces amigos de Martín Soria, deja actuar con total libertad a los nichos soristas en el gobierno, como Lotería, Tribunal de Cuentas y otros y permite actitudes lesivas a la imagen del oficialismo como la presencia de Juan Huentelaf, miembro del Tribunal de Cuentas en un acto partidario.
¿Qué motiva esta actitud de Weretilneck? Quizás sea una respuesta alejada de la política y deba buscarse en su estilo y personalidad. Hoy tiene el poder necesario –reforzado por su alianza con Miguel Pichetto- como para poder límites a los embates del jefe comunal roquense.
Por su parte Martín Soria se comporta con su propia lógica de imitación a su padre. Avanza, siempre hacia delante y si no lo frenan esa inercia adquiere mayor velocidad con tono de voz elevado, agresiones y verborragia “con mucho ruido y pocas nueces”.
Le basta este estilo para convalidar espacios porque el intendente de Roca también tiene encuestas, teje alianzas aún insospechadas, trabaja en el eje Alto Valle-Bariloche, inédito en la historia política de Río Negro, y apura los tiempos para presentar batalla con vista a las elecciones del 2015.
También bajo el estilo Soria –que declama y se enorgullece- no trepidará en avanzar a cualquier costo hacia ese objetivo.
El adversario del gobierno no hay que buscarlo afuera. Está dentro del FpV y ese juego interno marcará el destino de Río Negro para los próximos años, donde mucho tendrá que ver el tándem Weretilneck-Pichetto.