Frente interno ● ADN
Imposible que el gobierno no preste atención a los acontecimientos internos del justicialismo, viga principal de la estructura política del oficialismo.
Si bien el estilo de conducción de Weretilneck desconcierta, con alguna dosis de aparente apatía, nadie duda que piense abandonar la idea de la reelección para el 2015, aún cuando confiesa a sus más allegados que todavía no es tiempo y que “hay que esperar”.
Mientras tanto observa los movimientos del socio principal que debe afrontar un proceso interno de renovación de autoridades el próximo 22 de diciembre.
En el justicialismo no hay temor electoral ante una oposición sin posibilidad de conformar una alternativa viable para dentro de dos años. En el radicalismo resta transitar un camino de convalecencia y el Frente Progresista aún es sólo una posibilidad de eventuales alianzas de fuerzas opositoras.
Esta tranquilidad hace que las energías del PJ sean centrípetas. Una vieja y conocida historia de luchas internas con menos condimentos ideológicos que aspiraciones personales, de sectores y apetencias regionales.
Como suele decir Miguel Pichetto: “juntos somos indestructibles”, pero esa unidad opera frente al peligro externo, pero mientras tanto hay margen para la pelea interna.
La disputa estará -como siempre- por el poder territorial donde hay que sumar en las conducciones de las unidades básicas y en los representantes al Congreso, máxima autoridad justicialista.
Por lo pronto el senador Pichetto, actual presidente del PJ, y Pedro Pesatti, titular del bloque oficialista, reservaron color ante la junta electoral.
Observadores de este proceso dan por sentado que habrá internas en las ciudades más importantes, esto es Viedma, Cipolletti y San Carlos de Bariloche, mientras que en General Roca habrá sólo un sector identificado con el intendente Martín Soria, reafirmando su poderío.
Por caso en Bariloche se prevén elecciones entre representantes de María Martini, intendente, la senadora electa, Silvina García Larraburu, el coordinador general del Consejo de Televisión Satelital Terrestre, Osvaldo Nemerovsci y no se descarta que se conforme una lista con dirigentes allegados al ex intendente Omar Goye. Tres o cuatro sectores en pugna y no todos apoyan al gobierno.
Tanto en Viedma como en Cipolletti, además de las oficialistas, habría listas con simpatías hacia el sorismo, al igual que en San Antonio Oeste y otros municipios afines al jefe comunal roquense que no disimula sus intenciones de ser candidato a gobernador en el 2015. Se siente heredero de un gobierno que en realidad nunca existió ya que Carlos Soria apenas cumplió unos pocos días de mandato.
No será neutra entonces la determinación que adopte Martín Soria, quien se ha mostrado además proclive a sumarse al proyecto político del intendente de Tigre, Sergio Massa. Una decisión de este tipo lo alejaría de la estructura del PJ, pero falta mucho tiempo para las definiciones últimas y la posición del intendente de General Roca tiene correlato con numerosas situaciones análogas en todo el país.
Desde la conducción del justicialismo y desde el gobierno habrá esfuerzos para lograr listas de unidad y evitar procesos desgastantes, onerosos y con heridas casi siempre difíciles de cicatrizar.
Pero lo que no se podrá evitar es la necesidad de cada intendente de demostrar su poderío en cada pueblo y ciudad, al igual que los legisladores que siempre desean repetir en sus bancas, una norma no escrita pero de rigor en el parlamento.
Reina una calma que puede preanunciar la llegada de la tormenta. El cielo diáfano puede cerrarse con nubarrones y precipite las diferencias que existen pero que se mantienen soslayadas.
La ecuación a resolver será: ¿El justicialismo de Río Negro permitirá la reelección de Alberto Weretilneck o propondrá a un candidato peronista que salvo la quincena de Soria, no gobierna Río Negro desde 1976?
De todos modos los alineamientos también tienen condimentos que superan al propio justicialismo y al gobierno mismo. Se trata también de observar como se disponen las adhesiones en la órbita nacional ya que se vislumbra una compulsa nacional donde jugará fuerte el kirchnerismo de paladar negro en torno a la herencia de Néstor y Cristina y además está el partido justicialista que siempre toma distancia de los procesos propios que se agotan en el gobierno.
El PJ que no es otra cosa que la nomenclatura de una burocracia partidaria compuesta por gobernadores, diputados, senadores e intendentes. Un partido que se protege a si mismo, se encierra y ensaya una sucesión en el Estado que le garantice el orden político y los privilegios.
Río Negro no estará ausente en este eventual escenario ya que existen en el gobierno sectores muy identificados con el gobierno nacional, como Martín Doñate y Matías Rulli, de La Cámpora; el Movimiento Evita, con Ernesto Paillalef y Silvia Horne y otros como Fernando Vaca Narvaja y César Miguel, como ejemplo, todos funcionarios o legisladores incorporados al Estado.
Alberto Weretilneck mantiene su alineamiento con el kirchnerismo, pero su llegada al gobierno nacional tiene un solo conducto: Miguel Pichetto.
Por su parte el senador que ha dado sobradas muestras de lealtad a la presidente Cristina Fernández, mantiene una conducta de pertenencia partidaria. Es un hombre del PJ y actuará como tal y por eso sostiene que el dirigente que mejor interpreta la futura etapa justicialista es Daniel Scioli, de quien muchos no descartan que pueda ser su compañero de fórmula para la presidencia de la Nación en el 2015. Las pintadas en Río Negro sobre estas candidaturas no son arrebatos inocentes.
Scioli espera con la paciencia de un monje tibetano, mientras Sergio Uribarri, gobernador de Entre Ríos parece fuera de la compulsa y ahora se suma el nuevo jefe de gabinete Jorge Capitanich.
Pichetto mira el futuro con ilusión, pero necesita ordenar al PJ rionegrino y ayudar al gobierno. En su intimidad no quisiera que un descalabro interno sacara de cauce las previsiones futuras y lo obliguen a jugar una candidatura en la provincia.
Para ese futuro otro Pichetto podría estar en primera plana, su hijo Juan Manuel, que si bien se proyecta como posible candidato a disputar la municipalidad de Viedma, podría acompañar a Alberto Weretilneck en un segundo mandato en la gobernación de Río Negro.
Habrá internas en el partido justicialista de Río Negro el 22 de diciembre, un tema que no desvela a la ciudadanía rionegrina pero que tiene consecuencias hacia el futuro.
Es de esperar que este proceso interno del partido gobernante no afecte a los dineros públicos y que se mantenga al margen “el aparato del Estado”, un eufemismo para justificar gastos en viáticos, uso de vehículos y pasajes oficiales, asados y otras erogaciones.