Gatica: negociaciones condicionadas ● ADN
Alguien que representa a los trabajadores no puede pretender disponer de un porcentaje de sus sueldos y no rendir cuentas de lo que hace con esos dineros. La ley se lo impide.
Esta falta lo condiciona, lo limita para representar a esos trabajadores ante la patronal.
¿En qué condiciones se sentó el secretario general de APEL, Alejandro Gatica, a discutir las últimas pautas salariales con las autoridades del Poder Legislativo?
Sería ingenuo pensar que este hecho insólito, esta falta de rendición, no haya incidido de ninguna manera en los acuerdos combinados con la patronal.
A los empleados, a los aportantes, se les omitió la falta de rendición del Fondo de la Vivienda, que debe hacerse dos veces al año ante los legisladores de una comisión parlamentaria.
Este hecho colocó al gremio en una posición incómoda para negociar, que hizo que aceptara una propuesta de las autoridades que luego quiso maquillar como el mejor acuerdo que se podía haber logrado en el contexto.
Un acuerdo insólito para un gremio: categorías automáticas, que corresponden por ley a todos los agentes por igual, esta vez, «dadas las condiciones», sólo para algunos empleados del Poder.
Gatica no sólo no consiguió aumento para los trabajadores, sino que durante más de un año no convocó a asamblea, no informó, no permitió el debate y aceptó mansamente las resoluciones de la autoridad.
Poco a poco se empiezan a develar las razones de la mansedumbre del ex candidato a diputado de César Barbeito y su silencio ante hechos de persecución y maltrato padecidos por los trabajadores que representa.
Durante meses varios empleados legislativos fueron sometidos a permanecer horas y horas en el hall central de la Legislatura, sin darle tareas, mientras sobre su cabeza pendía la espada de Damocles de la Ley de Disponibilidad. Gatica nunca defendió a los trabajadores.
Por ejemplo, mientras varias empleadas de un organismo de control lloraban por padecimientos, donde hasta hoy han habido 26 cambios de trabajadores, el gremio salió a decir que estaba todo bien y después nos enteramos que el hijastro de Gatica había entrado a trabajar en ese lugar.
Ejemplos como este hay varios que se podrían consignar.
Fueron muchos los trabajadores legislativos que no fueron recibidos por Gatica, cuando querían plantearle sus situaciones personales, en cambio el gremialista invitó a Weretilneck a la propia sede del gremio y le propuso una ley de desenganche.
Gatica debió haber blanqueado que estaba haciendo un pedido por reconocimiento de antigüedad, y como representante de los trabajadores lo tendría que haber planteado en asamblea para que todos los que estaban en la misma condición pudieran alcanzar el mismo beneficio.
La asamblea debió haber resuelto si Gatica, en este contexto y ante esta grave falta, estaba en condiciones de representar los intereses de los trabajadores o sólo de algunos.