Las protestas no son causa sino consecuencia ● Claudia Beltramino
Podemos decirlo con flores, como decía aquél viejo spot de radio, pero, la verdad es que por mucho envoltorio navideño, abrazos y villancicos que pongamos, la estrategia de patear los problemas para adelante en la esperanza de que el agua del mar, el río, la pileta o el fuentón refresque las cabezas y ablande los corazones, es una ilusión más que vana, tontona.
Mejor haríamos en reflexionar sobre la situación. En este ejercicio, seguramente podamos advertir que los hechos de estas últimas dos semanas no son causa del quebradero de cabeza del gobierno, sino muy por el contrario, ha sido el gobierno el que provocó los hechos de las últimas dos semanas.
Bajemos un nivel. En este diciembre, tan pegadito al diciembre anterior, el gobierno no estaba en condiciones de sacrificar otro cordero pascual como hicieron con el ex intendente de Bariloche, Omar Goye, depuesto en homenaje al reclamo de la Presidente y en ese sentido evitaron señalar culpables.
Descendamos otro nivel y ajustémonos a aquel acto que encabezó el senador Miguel Pichetto en agosto de 2012, provocando la ruptura del populoso bloque del FpV. En esa oportunidad, el senador de la obediencia debida, impedido por gestiones del Gobernador frente al titular del Club de hablar en Sol de Mayo, recaló en el local de la MUOCRA y allí con la garganta encendida denunció que la decisión de pagar el beneficio de zona desfavorable nos encaminaba a una grave crisis.
El senador, a poco de anticipar con su denuncia todo lo que finalmente ocurrió, dejó a sus legisladores del otro lado del Rubicom mientras desde la orilla los saludaba deseándoles la mejor de las suertes, que por fin, estaba echada.
No obstante sus augurios, no trepidó en reencontrarse con Alberto Weretilneck en el marco de su campaña para renovar su banca de senador y así promover su fastuosa cartelería gigante y el festival de actos oficiales en los que sonrió. La crisis por él anunciada seguía su marcha.
Si bajamos otro nivel podemos ajustar la sintonía en la madrugada fatídica cuando Alberto Weretilneck se afirmó en la sucesión y de la mano de un pequeño grupo en el que algunos radicales jugaron un papel destacadísimo, le garantizó a la Presidente Kirchner la gobernabilidad en Río Negro.
No solo se quedaron con la ñata contra el vidrio Pichetto, Cejas y otros que al fin y al cabo disfrutaban de las mieles del poder desde su bancas, sino que, y mucho más grave aún, el propio peronismo se convirtió en okupa del gobierno que habían ganado esforzadamente.
Si nos detenemos en las paradas intermedias podemos hablar un poco de las alianzas, Weretilneck/Martín Soria vs Miguel Pichetto, Miguel Pichetto/Martín Soria vs Alberto Weretilneck, Alberto Weretilneck/ Miguel Pichetto vs Martín Soria y todos peleando sobre un mismo campo de batalla, el propio Río Negro.
En esos entrepisos se consagraron los hiper megasueldos (que incluso podrían esconder estrategias mentirosas para lograr mayor volumen), que hoy, claramente son ofensivos sino ya irritantes. Desde las “bien pagá”, Nadina Díaz, Adriana Santagatti y Erika Acosta, hasta el Contador General de la Provincia Cdor. Juan Domingo Kohon o el Tesorero General de la Provincia, Isaías Kremer, dos hombres sin los cuales nada de lo que ocurre hubiera sido posible.
En algún otro entrepiso quedó la declaración de guerra del comandante Fernando baby face Vaca Narvaja, quien en enero de 2012 convocó a una conferencia de prensa para denunciar la situación del Tren Patagónico (orgullo provincial rescatado de la larga mano neoliberal del peronista Carlos Menem). Para el cordobés, ex montonero, ex gomero, ex gerente de Shocklender, el tren era un despojo “atado con alambre”.
Dos años después celebraron el récord de venta de pasajes para diciembre, enero y parte de febrero. Sentados sobre el anuncio, con los ejemplares de diario que informaron el logro, todavía a la vista, debieron cancelar los viajes por toda la temporada.
Las muertes del sistema sanitario que lidera el ministro Delfino quien por fin admitió que habría que revisar algo, deja sin habla a cualquier persona de bien y también es sedimento para la amargura que reina en cada hospital provincial.
En algún lugar entre el subsuelo del subsuelo y la superficie, quedó para el bronce la figura del ministro que llegó para consagrar la justicia social y que no pudo evitar el acelerado deterioro de las cuestiones que son responsabilidad de su cartera. Peor aún, sigue soportando con estoicismo o con importante rédito económico, que durante meses anuncien su alejamiento el que finalmente no se produce porque no lograron quien acepte reemplazarlo.
Ni hablar del papelón de la seguridad que por exagerado y con tal abundancia de ejemplos que nos vemos obligados a una breve mención. Tal vez el preso con una pierna enyesada que logró escaparse o el túnel descubierto por las autoridades pero conservado intacto para que fuera finalmente usado por lo escapistas, sean la mejor síntesis de la inoperancia.
Un ministro de Producción que estuvo tan ausente que ni los fruticultores lo tuvieron en cuenta. Un titular del organismo de vivienda que pareció más ocupado en la construcción de su propia casa que en la gestión por la que había jurado, en donde durante su primer año se lució con tan solo un llamado a licitación que fue para comprar unas camperas.
Ojo. La vida te recompensa siempre. Luis Bardeggia hoy es diputado nacional.
Una empresa del Estado, Horizonte, que arrancó con rimbombante conferencia de prensa por depósitos non sanctos en paraísos fiscales off shore que devino en 0, nada, ninguna denuncia en la justicia, para convertirse en un botín de guerra, pasando por su cartelería verde modificada al rojo para volver al verde con el dispendio económico que esta informalidad representa.
Hoy Horizonte es tierra de nadie. Sus cabezas Orlando Vega y Gabriel Sánchez (quien no para de sonar como reemplazo de Alejandro Palmieri en economía), cuando el jueves vieron que empleados del organismo se calzaban las pecheras verdes de ATE para sumarse a la enorme movilización, dispararon y el viernes fueron declarados “missing”. El personal de la casa ignora si disfrutan del beneficio de los asuetos por las fiestas ni si existe un cronograma para que salgan de vacaciones.
Uno no puede soslayar la pregunta, estos datos de la realidad, ¿son causa o consecuencia?
La cartera de hacienda, con Alejandro Palmieri, nos dio sorpresas incluso antes de jurar por su honor, por la Patria, la Constitución o Disneylandia que en estas condiciones lo mismo da. Imposible olvidar que fue este artista de la comunicación quien presentó en un programa de televisión viedmense, el proyecto de ley de “Prescindibilidad” (SIC), aunque después negaran que Palmieri hubiera dicho lo que efectivamente dijo y se conserva grabado.
Sin escalas, el ministro de hacienda nos llevó al logro histórico del primer superávit en 29 años de gobiernos desde que se recupera la democracia. Si bien es cierto este superávit no se certificó, quien podría poner en duda la palabra del ministro que se ocupa de nuestras cuentas, máxime si quien festeja alborozado la buena nueva es el propio Gobernador. De allí, sin escalas al empréstito de 250 millones que primero era con el Banco Patagonia liderando un pull de bancos, después el Patagonia arisqueaba pero quedaba el pull de bancos menos exigentes y sin dudas, justamente por eso, mas caros.
El ministerio de gobierno primero en manos de Edgardo Bagli, inmediatamente degradado y finalmente eyectado; reemplazado por Hugo Lastra, “hombre de familia”, también eyectado para ser reemplazado por el médico que hace siquiatría, Luis Di Giácomo. De este último solo vamos a señalar que calificó de “pobre mujer” a la fiscal que actuaba en la causa de su paciente Susana Freydós, en penosa muestra de avasallamiento del poder ejecutivo sobre el poder judicial y su lograda calificación de “acuerdo histórico” al arreglo convenido entre su par de la cartera de seguridad Oscar Albrieu y el jefe de policía Fabián Gatti y la policía rionegrina.
Es menester tener presente las fotos en las que tanto Fabián Gatti como Oscar Albrieu, se abrazan en efusiva muestra de camaradería con los policías con los que acordaron el incremento del 35% o 10 mil pesos y una palabra (de político rionegrino) de que no se revisarían las actuaciones de ese fin de semana.
Una semana después el Gobernador describía como “extorsionadoras” a las acciones de la policía y sin duda fruto de la casualidad, de inmediato, accionó en la Justicia la Defensora del Pueblo, Nadina Díaz.
No conforme, el gobierno anunció que destinaría los recursos económicos destinados a infraestructura carcelaria y a capacitación e incorporación de nuevos policías al aumento de sueldos comprometidos con los policías ya existentes.
El gobernador Weretilneck se cansó de promover al turismo a la categoría de nuestra primer economía asegurándonos que con ella, a partir de ella, Río Negro despegaría. Hoy, cuando la temporada turística ya arrancó, la provincia se encuentra sin ministro en esa cartera ni secretario siquiera, que por último, es quien técnicamente podría asegurar el sostenimiento de una política, de un rumbo.
En tren de no aburrir al lector, suspendemos aquí la revisión del sustrato que hizo posible que floreciera la protesta que se iniciócon una policía mal paga y 20 minutos después contagió de entusiasmo al resto de los trabajadores públicos como cualquiera con dos dedos de frente habría previsto.
El martes 10 de diciembre, un grupo de trabajadores estatales empezó a manifestarse en las calles de Viedma y gritó su protesta a los legisladores que sesionaban en el palacio legislativo. Una decena de estos estatales fue recibida por el titular de la legislatura Carlos “Ondas de paz y amor” Peralta y presidentes de bloque.
El miércoles Juan Carlos “Amigo” Scalesi se vio compelido por las bases para encabezar una tumultuosa y hay que subrayar, muy ordenada marcha a la que adhirió ATE y una cosa quedó muy clara, la legitimidad del gremialista que ganó su sitial con los votos del interior porque en Viedma le ganó Furfaro, quedó embarrada.
ATE no tuvo la devolución de atenciones que correspondía y no debería sorprender, en la última semana logró 400 afiliaciones. Aunque no está de más admitir que en localidades como en Roca, más allá de sus dirigencias, los trabajadores eligieron ponerse hombro con hombro para hacer su reclamo.
En la semana que pasó, el gobierno multiplicó sus esfuerzos por tirarle una soga al titular de UPCN Juan Carlos Scalesi. Pero su liderazgo se había descapitalizado de tal modo que terminaron recibiéndolo en la Casa de Gobierno a las 19.30 del tórrido viernes 20. No más de 20 minutos para que el virrey rionegrino de la entidad gremial presentara su petitorio. Llegó acompañado del portero Rubén Molina y media docena de jóvenes fornidos que en el gremio nadie conocía.
El gremio que le disputa espacio tuvo confirmación para una cita con el primer mandatario el lunes a las 16.
Para sorpresa de todos, también el gobernador, acompañado por el secretario general de la gobernación, Matías Rulli y el ministro de Gobierno Luis Di Giácomo, dialogó con los autoconvocados que esperaban al rayo del sol que se produjera el misterioso encuentro con Scalesi en tanto no había trascendido hora ni lugar.
El Gobernador se detuvo a conversar con media docena de autoconvocados con quienes se solidarizó en cuanto a su desamparo gremial, se comprometió a una reunión formal en febrero que es cuando, sostuvo, estaría en condiciones de hablar de dinero. No obstante, garantizó que los acuerdos económicos serían retroactivos a enero y todos acordaron en comenzar con los sueldos más estrechos, esto es los de 3 mil pesos.
Exactamente lo mismo que dijo luego a Scalesi y sin dudas lo mismo que dirá a Rodolfo Aguiar de ATE dejando a la vista que las dos organizaciones gremiales y los autoconvocados tienen un mismo espacio y le merecen igual trato.
Concluyendo, las movilizaciones, protestas o reclamos son más bien consecuencia que causa de la fragilidad que se percibe en el gobierno.
Dicho con mayor claridad, esta gestión, enancada en una Argentina unitaria que ahora se quedó sin efectivo, durante dos años construyó una telaraña de mezquindades y torpezas, alimentó a un conjunto de funcionarios apenas ocupados en engordar sus bolsillos, cerró la posibilidad de afianzar el respeto por el otro, el ajeno, el que no era del palo, cuestionó a los empleados públicos por haber trabajado para los siete gobierno radicales que los antecedieron como si hubieran tenido la opción de decir que preferían trabajar para un gobierno socialista y acabó generando una crisis de la que las protestas son apenas el emergente.
No solo se trata de Alberto Weretilneck. El titular de la legislatura, el legislador Carlos Peralta descubrió por un simpático personaje gráfico que publica ADN, “el cuervito”, que su chófer se hacía pagar por el parlamento rionegrino, gran parte del alquiler de la vivienda en Viedma. Anoticiado de esto lo conminó a devolverlo en cómodas cuotas, sin embargo, legitimó así que muchas irregularidades ocurren a sus espaldas o bien que ejerce poco control sobre sus subordinados.
El gobierno generó laboriosamente, una crisis de autoridad. La crisis avanza sin rumbos a pesar de las rogativas públicas de Pichetto para que el gabinete muestro cohesión y respaldo a su Gobernador; a pesar de la disponibilidad del gobernador de conversar con UPCN, ATE y AUTOCONVOCADOS en la ingeniosa estrategia de patear para febrero, que podría ser marzo y hasta donde aguanten con esa promesa de mejora retroactiva a enero; a pesar del flamante esmero del legislador Peralta para transparentar las irregularidades cometidas por el titular de los legislativos, Alejandro Gatica; a pesar del silencio de radio del intendente Martín Soria, de la intendente María Eugenia Martini; de la Liga de Intendentes, de la senadora García Larraburu, del PJ.
Si el oficialismo elige ignorar la crisis de autoridad apoyados en el más que infantil deseo de que así desaparezca, se esfume entre los calores de enero, lo más probable es que termine en una crisis institucional.
Bueno es saber que el radicalismo, la oposición que estuvo enmudecido en estos dos últimos años, ahora no baja los brazos en una batalla de ribetes épicos en donde María Inés García y Bautista Mendioroz, como dos modernos cruzados que pretenden salvar a la Constitución rionegrina de los infieles, protagonizan la batalla por el domicilio de Haroldo Lebed. Ya habrá tiempo para los deudos de los muertos del sistema sanitario, los trabajadores “apretados”, los medios de comunicación hostigados, los periodistas perseguidos o los programas sociales vaciados.
Se acercan las fiestas y con ellas ese humano deseo de reconciliación porque tan rápidamente uno cae en la cuenta de la finitud, del tiempo que se nos escapa, de la muerte que puede emboscarnos en cualquier esquina. Finaliza el año e inexorablemente nos preguntamos si valió la pena, si fuimos dignos, si honramos nuestros principios, nuestros ideales.
El poder nubla un poco la vista, de otro modo quienes nos gobiernan, sabrían que por abajo, los simples mortales preocupados por temas muy menores, siempre sabemos que si sobreviene la mala, lo mejor es hacer las paces y darnos la manito porque enseguida advertimos que todos hacemos falta. Nos pedimos disculpas, hacemos lo posible por reparar los daños, corregimos rumbos y buscamos mejorar nuestras vidas. Pero claro, eso hacemos los ciudadanos de a pie.
Es de esperar que del recelo y la suspicacia de los ciudadanos surja un mejor Río Negro. Es imprescindible que quienes gobiernan abran bien sus oídos para escuchar lo que se oye en cada calle, en cada esquina, que ajusten la mirada para leer lo que ocurre. Todos necesitamos esperanza para vivir. Algunos, mucho más que otros.
Claudia Beltramino
En un año lleno de adioses y despedidas, que quienes tomaron los testimonios de Mario José Franco, de Pablo y Pablito Verani, de Jorge Ferreira y de otros tantos que me disculpo con mi mala memoria por no mencionar, crezcan hasta lograr la altura que haga falta para sortear la crisis que atraviesa el corazón del poder en Río Negro.