Le dolían los píes
Le dolían los píes. Hacía tiempo que no caminaba tanto…¡y encima al rayo del sol!… Le dolían los pies, y además tanto bombo, aplauso y redoblante no lo dejaban pensar qué iba a decirle a los cientos de empleados que venían empujándo de atrás. Hacía tiempo que no encabezaba una marcha, años…. Había perdido el hábito y el ejercicio del reclamo masivo, en la calle, con los que alguna vez habían sido sus pares…
Le dolían los pies, a pesar de sus zapatos caros…
Por fín llegaron a la plaza. Había que decir algo… Le pasaron el megáfono. ¿cómo se usaba?… mientras ganaba tiempo apretando botones…trataba de armar un discurso.
No estaba cómodo, pero no le quedaba otra. Obligado por unos y tratando de no enojar a los otros, a los de Laprida 212 digo…
Se le mezclaba todo. En un momento se escuchó diciendo algo de “la década…”, pero se frenó a tiempo. Casi dice “la década ganada”. No era el lugar para eso. Quiso mostrar logros y alguno le grito algo que prefirió no entender…. Habló de los afiliados a su gremio, no recordó que también estaban empleados independientes, o agremiados a ATE o CTA….
Fue un discurso sin pasión ni convencimiento… tibio, lejos del que esperaban los 2.500 estatales que están hartos de tanto maltrato…
Le dolían los pies. Quería volver al gremio. Rajarse de la manifestación. No estaba cómodo. Pedían por el Gobernador. ¡Mirá si justo sale y tengo que enfrentarlo!!!
Le dolían los pies, tenía calor…. Era mejor cuando iba en su comodísimo y caro auto a negociar a despachos con aire acondicionado, café y aguita fresca de por medio…
Algo interno le molestaba. Se iba dando cuenta que había perdido una oportunidad única de volver a dirigir un gremio fuerte y representativo.
Volver a las bases, al sentido más profundo de ser un dirigente gremial…
También vislumbró que hoy fue una bisagra, que hoy comenzaba a recorrer un camino de ida… en realidad, no le importaba mucho… él ya estaba hecho…
Sylvia Bernárdez