Las cárceles son un colador ● Jorge Ocampos
Ya es alarmante la repetición de fugas de las unidades de detención de Río Negro. Casi todos los días se escapan presos, de cualquier comisaría, alcaidía o cárcel.
Hasta hace un tiempo, una fuga de presos era un hecho excepcional. Hoy es rutina y seguramente los detenidos deben hacer apuestas, para programar las evasiones.
Ya se han emitido diagnósticos sobre el estado -deplorable en muchos casos- de los centros de detención que -como lo manda la Constitución- debieran ser espacios para la recuperación de los que allí son enviados por los jueces.
Pero a esta altura de los acontecimientos, también son deplorables los mecanismos de seguridad de cada centro, incluido el comportamiento del personal que los atiende.
El adecuado estado de esos lugares, forman parte de una política de seguridad que debe darles tranquilidad a los pueblos. No solamente debe haber prevención y represión del delito y sus ejecutores, de lo que los rionegrinos tenemos un déficit serio y en expansión.
Es evidente, que el sistema carcelario tiene problemas estructurales muy serios, pero observamos con preocupación que la conducción política del Estado provincial carece de ideas y acciones para mejorarlo. La rutinaria fuga de detenidos pone de manifiesto que escaparse de las cárceles es juego de niños; y cada fuga degrada la confianza pública en el estado, pone en ascuas a la población y distrae personal de seguridad que debería estar ocupado en ofrecerles garantías de seguridad a los pueblos.
Jorge Ocampos
Legislador provincial CC.ARI