No olvidemos las prioridades ● Jorge Ocampos
El diálogo y la tolerancia son condiciones que hacen a la esencia de la democracia y a la convivencia pacífica dentro de ella.
Sin duda la mayor responsabilidad de que estas herramientas se pongan en práctica recaen principalmente en quienes tienen la tarea de gobernar.
Pero más aun cuando las controversias se dan con los sectores más débiles y a los que les cuesta más ser escuchados y atendidos en sus reclamos.
Esto, lamentablemente, es lo que está sucediendo con los docentes de la Línea Sur, quienes reclaman no solo por una lógica pretensión salarial , sino además por la eliminación de cargos que amén del perjuicio laboral, ponen en riesgo el servicio educativo para una mermada población escolar que expulsará del sistema a muchos niños de pequeños parajes ya abandonados a su suerte por la lejanía y el olvido.
Este gobierno, entre algunos de sus aciertos, muestra que durante los primeros dos años de gestión no se perdieron días de clases, más allá de reclamos no escuchados y dificultades que jalonaron con reiteración el mantenimiento de los edificios escolares. Pero hubo clases.
Hoy el gobierno a caballo de un ajuste que resiente la mayoría de los servicios, muestra su peor cara ensañándose con los docentes de la Línea Sur e incluso en el rol de rehenes para el inicio de las conversaciones salariales con la UNTER.
Más allá de no ser buena consejera la soberbia en cualquier negociación, muchos más lo es cuando la utilizamos con el más débil y claudicamos con el más poderoso, sea cual fuera su rol.
Llama además la atención que un ministro caminador y conocedor de la problemática de nuestra castigada Región Sur rionegrina, como lo es Mango, no haya advertido que erra el camino al cerrar las tranqueras del diálogo con sus ex pares de ruta. Se sabe que en un conflicto, siempre algo de razón le asiste a uno y otro contendiente. Y en este caso, donde el contendiente es uno de los más castigados por la adversidad y la desidia, debería extremarse la posibilidad del diálogo.
Es de lógica pura que la soberbia y la confrontación dejan heridas difíciles de cerrar y resquemores que contaminan cualquier relación y negociación a futuro. Pero además en este caso los errores de negociación, se trasladan a quienes debemos considerar siempre una prioridad y son los chicos. Chicos de la Línea Sur de caras curtidas por el frío y una educación que dista mucho de parecerse a las de las escuelas urbanas, con sus talleres de Inglés , música, plástica , computación, etc. Ni hablar de las inequidades cuando hablamos de jornada completa.
Se habla hoy de un paro de 48 horas con movilización a Viedma, con la incertidumbre aun de que las clases comiencen el 26 de febrero o el 5 de marzo.
La mesa de discusión salarial está clausurada. Hubo algunos acuerdos no menores, como el transporte para los docentes de Pilquiniyeu del Limay e inicio de clases en Clemente Onelli y Ojo de Agua. Hoy hay clases en todas las escuelas del período febrero-diciembre. Pero el diálogo está cortado.
Por supuesto campeará siempre en todas estas negociaciones la equidad ausente entre las escuelas rurales y las urbanas, escuelas con un solo maestro, que hace de director, maestro especial y todos los roles que se le asignen, aulas casi vacías o superpobladas donde el concepto de matrícula y chicos por aula es destrozado por la realidad. Una realidad que no se computa en los escritorios oficiales.
Jorge Ocampos
Legislador Bloque Progresista CC-ARI