Beligerancia verbal ● ADN
Mucha agresión en el discurso. El cruce de palabras entre el gobernador Alberto Weretilneck y el intendente de General Roca, Martín Soria, señala un nivel de beligerancia política de difícil retorno para ambos, a pesar que los argentinos tenemos un umbral muy alto para las sorpresas, como aquel abrazo de Carlos Menem con el almirante Isaac Rojas.
Esta disputa en el Gobierno del FpV era más que previsible y sería ingenuo pensar que alguien se sorprendió por el discurso de Soria en la inauguración del período legislativo municipal. Hace tiempo que pretende ejercer el rol de opositor interno donde el uso del lenguaje agresivo reafirma un estilo político familiar.
Sería impropio avanzar en este tema sin dejar de señalar que también el estilo político del gobernador de dejar hacer y decir erosiona su poder y el rol de su investidura y permite a su contrincante avanzar y demostrar valentía en un campo de oréganos.
No hubo gestos de autoridad y a la par Alberto Weretilneck confirma en sus cargos en el Gobierno a todos los punteros del intendente de General Roca, con manejo de recursos, en organismos claves y con poder propio.
Todos sin excepción, no ocultan su apoyo a la candidatura a gobernador de Martín Soria para el 2015. La tropa sorista goza de buena salud. Todo un mensaje.
Soria aprendió del manejo de los tiempos y las circunstancias. Fue duro al señalar que existe un “cobarde, cómplice y peligroso silencio político”. Al no identificar a sus responsables el alerta involucra a la máxima dirigencia gubernamental y del justicialismo.
También se permitió una ironía cuando dijo que si “no saben, no pueden o no quieren…ofrezco mi ayuda”. Silencio total.
Las respuestas desde el Gobierno no fueron todo lo contundente que el momento requería. Es más, ¿alguien podría pensar que el ministro de Gobierno, Luis Di Giácomo y el titular de Economía, Alejandro Palmieri, desean enemistarse con el intendente de General Roca?
El gobernador decidió responder personalmente, quizás un error, pero difícil de evaluar en su estado personal con la paciencia agotada. De la estrategia comunicacional oficial ya hemos hablado. Pésima.
La estocada fue directa. Acusó a Martín Soria que le propuso “hacer negocios con el Gobierno provincial en el tema petrolero, en materia de juego, en la obra pública. La creatividad la puso en esas cuestiones…”
El tema adquirió entonces una preocupante gravedad institucional de la que deben tomar cuenta la Procuración de Río Negro, los fiscales, juez de turno y el fiscal de Investigaciones Administrativas y más aún cuando en la réplica Martín Soria acusó al gobernador de “burro e incompetente” y que “se deje de hacer burradas y canalladas, y que se ponga a gobernar”.
Que el gobernador haya tenido que responder personalmente ya no se trata sólo de una cuestión política comunicacional, sino que pone en evidencia la falta de carácter y compromiso de sus ministros y colaboradores. Un signo de soledad y carencia de espíritu de cuerpo y solidaridad política.
Este es el talón de Aquiles que pareciera conocer Martín Soria desde las entrañas del poder donde tiene múltiples amigos y seguidores.
También de esta situación han tomado nota otros dirigentes, intendentes y legisladores que formulan críticas al gobierno y al estilo político del gobernador.
Todos se animan porque observan pasividad y escasa o nula consecuencia política. El legislador Luis Esquivel denunció que los peronistas no están en el gobierno y así se sumó a los conocidos cuestionamientos de Javier Iud y María Eugenia Martini, intendentes de San Antonio Oeste y Bariloche, respectivamente, entre otros.
Nada de esta disputa está alejada de la pelea interna desatada en el Gobierno con miras a las elecciones del 2015,aunque queda esperar más, porqué queda aún mucha agua para pasar debajo del puente.