La poca memoria de Néstor Busso ● ADN
Las expresiones de Néstor Busso en oportunidad de los actos de recordativos del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976 fueron desafortunadas. En el marco de esta fecha signada por el horror, el secuestro de niños recién nacidos y la desaparición de miles de argentinos, incluso chilenos, uruguayos, paraguayos y de otras nacionalidades, no fue neutro omitir el juicio a las Juntas de Comandantes del Proceso, durante el gobierno de Raúl Alfonsín y luego minimizarlo como solo “un primer paso”.
No corresponde a la investidura de su cargo, como secretario de Derechos Humanos, porque forma parte de un gobierno que se debe a todos los ciudadanos rionegrinos y no a una parcialidad política. No habló como militante de una organización justicialista, sino como funcionario público a quien todos los contribuyentes pagamos su sueldo.
Néstor Busso, como militante justicialista que se identifica, no debe reducir la historia argentina a una mirada corta y egoísta del drama que vivió la Argentina, como otros países latinoamericanos, en el marco de la doctrina de la seguridad nacional.
No hay patrimonio de las víctimas y si bien el peronismo sufrió el mayor peso represivo –como otras tantas persecuciones que devienen del golpe de Estado de 1955- dejaron la vida militantes radicales, marxistas leninistas, trotskistas, maoístas, curas, monjas, judíos, delegados sindicales, estudiantes universitarios y secundarios, dirigentes barriales y de base, cuadros de las organizaciones armadas y miles de inocentes.
Nadie puede negar lo hecho por el ex presidente Néstor Kirchner y en buena hora que haya honrado a toda la militancia de los ’70. Fue un paso trascendental que llevó a juicio a los genocidas militares, policías, curas, empresarios y civiles cómplices, pero hacer justicia requiere una mirada que sobrevuele las preferencias personales y partidarias.
Pero Néstor Busso debe tener presente que el terrorismo de Estado se inició en el gobierno justicialista democrático de Isabel Perón.
Desde ese gobierno, el superministro José López Rega, organizó y condujo a la triple A con comandos que se identificaban como peronistas que actuaron en coordinación con el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército, con parapoliciales de la Federal, como Aníbal Gordon y con otros grupos terroristas de Estado como la CNU en La Plata, coordinada con el Regimiento 7 y la bonaerense.
Néstor Busso también debía haber recordado que la gestión de Kirchner fue una reivindicación del peronismo frente al indulto dispuesto por el ex presidente (justicialista) Carlos Menem, quien el 8 de octubre de 1989 anunció el primer perdón presidencial para un grupo de 277 procesados y condenados en el gobierno de Alfonsín.
Se equivocó Néstor Busso. Por la memoria y su cargo en el gobierno de Alberto Weretilneck les debe una disculpa a sus conciudadanos.