Desnaturalizar la corruptela ● ADN
Quién no escuchó alguna vez la frase «roba, pero hace». En estos días podría ser hasta un slogan de campaña. Se ha llegado a un nivel tan alto de tolerancia a la corrupción que este delito se ha tornado transparente, invisible. Los mecanismos se han naturalizado de tal forma que ya ni siquiera se cuestionan.
Un sindicalista con 30 años en el poder trama un escandaloso negocio inmobiliario con su esposa y cómplices, con recursos aportados por los ciudadanos; lo descubren, le cancelan la transferencia de fondos, lo denuncian, le allanan el gremio, los responsables de auditarlo documentan que cometió graves irregularidades… luego, como si nada, se presenta a una elección..
Paradójicamente, es premiado por las mismas personas que estafó.
¿Cómo se entiende este proceso sin aludir al agudo nivel de tolerancia a la corrupción que se ha alcanzado?
Quizá la explicación se pueda rastrear en el entramado de relaciones que confluyen en la complicidad y naturalización del delito. Políticos, funcionarios y opositores, todos aderezados en la misma ensalada. Guardianes del silencio. ¿Cómo hizo Alejandro Gatica para desplazarse, impune, durante tres años, en esta telaraña de relaciones que confluyó en tamaño negociado?
Imposible contestar el interrogante sin pensar en un paraguas político. Detrás del silencio hay una red de complicidades escondida con celo. Cae uno y caen todos.
A cargo de la administración del gremio, Gatica impulsa la creación de un Fondo Social para construir viviendas. Necesita tierras para esas casas. Las consigue. ¿A través de qué inmobiliaria? GAL. ¿Quiénes son los propietarios de esta empresa? La esposa de Gatica, su hijo y un empresario.
¿A qué precio fueron adquiridas estas tierras y a qué valor fueron vendidas?
Pasaron tres años desde la creación del Fondo hasta su suspensión. Según la norma que lo regula, debía rendirse cada 6 meses, transcurrieron 18. En ese lapso de tiempo la Legislatura giró millones de pesos al gremio cuyo destino todavía es incierto. ¿Es posible que esta operación, entre otras tantas, haya sido posible sin la complicidad del poder político?
La permisividad con que actuó Gatica y compañía se silencia con la complicidad de distintos sectores. Las casillas de correo electrónico de las redacciones de los medios de comunicación rebasan a diario de comunicados de prensa enviados por cantidades de funcionarios y legisladores que opinan sobre los más diversos temas. Curiosamente, ninguno tiene nada que decir sobre el manejo de estos fondos públicos. El “Gatica-Gate” circula en los medios desde el año pasado, nadie actúa de oficio.
Los legisladores que debían controlar esta situación deben asumir su responsabilidad. Esa Comisión tenía sólo dos tareas, auditar los gastos del Tribunal de Cuentas y del Fondo de la Vivienda. Es inadmisible y hasta una falta de respeto a la sociedad que se hagan los distraídos.
Se desnaturalizó el destino del Fondo, que era en beneficio de los empleados legislativos, y se benefició a empresarios que llenarán aún más sus bolsillos, gracias a un Fondo “Social” constituido con dinero público.
Quienes utilizaron esos fondos provenientes del erario público rionegrino para hacer negocios personales, deben justificar los manejos que hicieron con ese dinero, y la ciudadanía debe empezar a desnaturalizar la corruptela, a cuestionar la permisividad y el amparo del arco político, y a exigir transparencia, en éste como en otros asuntos silenciados.