Lejos de la unidad ●ADN
Comienzan a instalarse los posicionamientos internos y nada indica hasta el momento la posibilidad de un acuerdo de unidad dentro del Frente para la Victoria.
Un justicialismo muy acostumbrado a las internas sólo pudo ser alineado por Carlos Soria. Veintiocho años de abstinencia hicieron que por primera vez, desde retorno a la democracia, el peronismo rionegrino decidiera aceptar un liderazgo y una conducción que aún cuestionada lo llevara nuevamente a la Casa de Gobierno.
Muerto Soria no hubo reemplazo. No puede Miguel Angel Pichetto aglutinar el entretejido interno, tampoco Martín Soria, porque no basta sólo con la portación de apellido y Alberto Weretilneck, si bien le toco conducir el proceso institucional no puede ordenar la tropa, primero porque no es peronista y segundo porque tiene resistencia dentro del PJ.
Desde la muerte de Soria se fueron disimulando situaciones. Muchos se preguntan por qué no se convocó nuevamente a elecciones con Pichetto como candidato. Sobre la base de qué acuerdo surgió aquella frase presidencial de “respetar la institucionalidad”.
El justicialismo hacia apenas 20 días que había asumido la administración del Estado y tuvo miedo a que se hubiera disparado la tan temida interna, porque si de algo carece el PJ es de coherencia ideológica y política. Conviven en difícil equilibrio sectores de pensamiento disímil, con miradas opuestas sobre qué es el peronismo y la interpretación histórica del último gobierno nacional con el retorno de Perón al país.
Todo se puede disimular en bien de un proyecto de poder, pero no se puede ocultar por mucho tiempo. Esa hora parece haber llegado, y hoy hasta Remo Costanzo y un grupo de seguidores critica al gobierno del FpV y reclama un espacio en el futuro.
La alianza estratégica de Pichetto con Weretilneck duró lo necesario para llegar al proceso electoral sin sobresaltos. El gobernador respetó este acuerdo, incluso se negó a tener contactos directos con la Presidente por fuera del senador, quien a su vez –al menos en sus expresiones públicas- siempre bregó por mantener el orden institucional y apoyo a la administración del Estado.
Martín Soria saltó el cerco y la debilidad del gobierno de Weretilneck fue su fortaleza. Pegó y criticó duro con la intención de recoger la adhesión del descontento con la actual administración.
El gobierno pierde espacio y desde el justicialismo se escuchan reclamos de cambios y reconocimiento de espacios. No entienden al gobierno que incluso tiene procederes en las antípodas del ideario peronista y basta para esto con escuchar al ministro de Economía y a su par de Gobierno.
De esta manera se llega al primer trimestre del tercer año de mandato del FpV con tres posibles candidatos: Weretilneck, Pichetto, Soria y un posible cuarto como Osvaldo Nemerovsci.
Hoy nada se disimula. Ariel Rivero, presidente de la Legislatura y vocero pichetista declaró en La Tecla Patagónica que habrá varios candidatos a gobernador para el 2015 en el Frente para la Victoria. Estas palabras no son aisladas ni casuales, tienen libreto con autor conocido.
Rivero habla de internas en el FpV y por lo tanto habilita al propio gobernador. Si se hubiera referido al justicialismo achicaba las posibilidades sólo al terreno partidario.
Se deduce entonces que para elegir dentro del Frente para la Victoria podría abrir el camino a las PASO, con una ley a sancionar por el parlamento rionegrino. Otro camino sería que el PJ imponga el candidato y que el partido del gobernador ponga alvicegobernador, repitiendo el acuerdo con Carlos Soria.
De todos estos sectores nadie tiene la hegemonía. Weretilneck tendrá que apoyarse en un sector del justicialismo que hoy está representado por Pedro Pesatti y el bloque oficialista, grupo al que el gobernador no ha tratado bien los últimos tiempos. La otra apuesta estará en el votante independiente y en adhesiones dispersas en Cipolletti y el Alto Valle rionegrino, residuales del Frente Grande, de Movimiento Popular Patagónicos, incluso de su viejo amigo Arriaga, quien a su vez mantiene una estrecha relación con el senador Pichetto y no deja de conversar con Felipe Solá, dirigente del massismo de la provincia de Buenos Aires.
Por su parte Miguel Pichetto cuenta con el apoyo de grandes sectores del justicialismo, el bloque de legisladores Eva Perón e intendentes. Juega su figura del presidente del partido, pero prefiere buscar la unidad ya que le disgusta el proceso de las internas porque a su entender deja más pérdidas que ganancias.
Martín Soria hace valer su apellido, contrasta al gobierno con las promesas de su padre y tiene buena relación con María Martini de Bariloche y dirigentes de Cipolletti. Busca instalarse en la franja que hay entre Weretilneck y Pichetto.
Como jugarán otros sectores como La Cámpora, el Movimiento Evita, el Movimiento Nacional y Popular y otros como el de Nemerovsci, a quienes Weretilneck no supo contener y que dejó de lado a pesar de que contó en su momento con el apoyo de todos.
Se comienza a transitar el difícil camino hacia el 2015, incluso con posibles elecciones adelantadas respecto de los comicios nacionales. Una ruta escabroza, cuando además existe el compromiso de gobernar y en situaciones nada favorables.
La principal oposición en Río Negro que es la CC-ARI espera en la figura de Madgalena Odarda que el radicalismo (o algunos radicales) se decida en la forma concreta de formar el Frente Unen en la provincia.
Pero Odarda no será la única candidata que quiere sumar votos radicales. Habrá que ver que ocurre con Ana Piccinini que también se presentará, pero probablemente acompañada por el Pro.
El radicalismo también tendrá que sortear pugnas internas y agotar el debate incluso dentro del mismo Unen con otras fuerzas como el socialismo que ya adelantó tu rechazo.
La UCR tiene la oportunidad de recuperar el protagonismo perdido, al menos en contar con una adhesión de votantes que permita sumar representantes en la Legislatura y en los municipios.
Hay coincidencias en oficialismo y oposición: quien gane en el 2015 no tendrá el caudal de votos de Carlos Soria ni habrá una representación parlamentaria como la actual.
Tribunal de Cuentas
Esta semana podría conocerse el nombre del postulante a ocupar la vocalía vacante en el Tribunal de Cuentas de Río Negro. Existe mucho off de record sobre la persona que el gobernador propondrá a la Legislatura, la reserva de esta nominación también tiene que ver con un estilo del gobernador quien en varias oportunidades, luego de trascendido un postulante a ocupar un cargo en el gobierno, vuelve sobre sus pasos y cambia su decisión.
Se sabe que es un dirigente cercano a Weretilneck y que además tiene lealtad, vocación de cambio y tenacidad para imponer criterios en un bastión sorista. Tanto Juan Huentelaf como Erika Acosta tendrán una voz que pondrá límites ante las sugerencias que llegan desde General Roca.
También podrían sucederse otros cambios con el propósito de terminar con las quintas columnas en el seno del gobierno y de solapada oposición.
En esto el gobernador también paga costos por atrasar los tiempos e integrar un gabinete propio, con lealtad y coherencia. Un caso reciente pinta la situación: el titular de ALTEC y esposo de Erika Acosta, vocal del Tribunal de Cuentas, comprendido en el decreto 4 de renuncia de funcionarios fue tratado con consideración y confirmado en el cargo y hace una semana renunció “en forma indeclinable” y le marcó los tiempos al gobernador para retirarse del staff oficial cuando quiso.
Estas conductas de independencias y de alineamientos políticos lejanos a Weretilneck, estuvieron también en otros funcionarios del gabinete, quienes a la vez que hablaban y hacían buenas migas con el pichetismo le proponían al mandatario que no se pelee con el senador, al discutirse la sucesión de Carlos Peralta.
Los gestos de lealtad tienen la inconsistencia de un cubo de hielo. Mutan los compromisos y aquellos que antes orbitaban en el albertismo ahora son prudentes y observan con atención los pasos de Miguel Pichetto y Martín Soria.