Los grandes zapallos del PJ • Jorge Castañeda
Nuevamente con más pena que gloria se ha reunido el Consejo Superior del Partido Justicialista de Río Negro.
Minúsculos en todo lo que sean los grandes temas de la provincia, sólo pronunciaron palabras vacías de cualquier contenido y obraron con el mayor de los desatinos políticos.
Salvados ellos en sus cargos por su visión corporativa de los órganos partidarios (se eligen a dedo) convocaron a elecciones internas para las Unidades Básicas y el Congreso partidario, bajando a cada uno de los pueblos y ciudades sus propias divisiones y apetencias de continuidad en el ejercicio del poder, dejando heridas que nunca cierran y que los debilita para las elecciones generales.
Esto demuestra que siguen cerrados en la “adoración de su propia virtud” como supo decir John William Cooke, no escuchando a quienes discrepan con sus metodologías erráticas y caducas y ni siquiera aparentando un asomo de autocrítica sobre la calidad de gestión del gobierno que integran.
Desconocer y minimizar las expresiones del Vicepresidente e Intendente Municipal de General Roca Martín Soria, expone crudamente la sordera de la que hacen gala estos “compañeros”, que no atienden ni atenderán jamás razones de nadie.
No pueden tampoco decir que “todo va bien” y pedir el apoyo al gobierno, sabiendo que es un secreto a voces que en varias áreas de la gestión provincial hay serias deficiencias.
Y menos aún exaltar en loas y ditirambos las autoridades nacionales, perdiendo la identidad propia de un Justicialismo que jamás en toda su historia se vio atado al carro de las decisiones y bajadas de línea de los mandamases que desde Buenos Aires digitan y ordenan lo que debe hacerse en los distritos del interior.
Confunden gobernabilidad con obsecuencia, desechan todo tipo de críticas, desconocen la realidad del interior rionegrino y están ajenos a los grandes temas que requieren la provincia, y lo más grave de todo lejos de la gente. El Consejo está para conducir, para persuadir, para llevar al Partido al mejor puerto. Pero en vez de un plantío de melones pareciera haber un gran zapallar.
El Partido, herramienta electoral del Movimiento, debe ser una construcción colectiva con la participación de todos sus militantes. Un lugar de debate y de encuentro, de consensos, de elaboración de las políticas a implementar, un acuerdo en los grandes temas que debieran ser sustentables en el tiempo.
Pero lamentablemente no es así. Se trabaja para la coyuntura, se cuida su quinta personal y la única finalidad es posicionarse en las listas de los cargos públicos en las próximas elecciones. Se gane o se pierda, poco importa. Están adocenados en su forma de obrar y de pensar. Y de la doctrina peronista bastante distantes.
En fin, como decía Macedonio Fernández, a los rionegrinos solo nos resta “esperar sin impaciencia días más felices”.
Jorge Castañeda
Valcheta (RN)