Una decisión moral ● Claudia Beltramino
Independientemente de lo que esté ocurriéndonos en Río Negro, el peronismo se prepara para suceder al gobierno peronista que lideró el Frente Grande.
Si bien por un hecho extraordinario Alberto Weretilneck, hombre de Cipolletti y parte de la 3º fuerza que el radicalismo alimentó por años para debilitar al PJ, quedó a cargo del ejecutivo provincial, el dato a subrayar es en realidad el desplazamiento del poder de la Alianza conducida por la UCR.
La calidad de gestión parece el principal impedimento para que Weretilneck tome con seriedad la posibilidad de una reelección a pesar del fuerte impulso de aquellos legisladores que no podrían renovar sus bancas si no de la mano del actual Gobernador. Sin esas bancas, están condenados al ostracismo.
El peronismo parece haber logrado un solo acuerdo, nunca más encolumnados detrás de figuras menores, y en ese sentido el albertismo solo podría subsumirse hasta lograr integrarse a cualquiera de los dos sectores fuertemente instalados, los seguidores de Pichetto y los seguidores de Martín Soria.
Ninguno de estos sectores es una alternativa con propuestas. Hoy, ambos parecen referenciarse en el oficialismo nacional. El pichetismo porque su construcción está nutrida de su capacidad de lograr beneficios en el modelo distributivo del kirchnerismo; el sorismo porque de la mano del peronismo tradicional que ofrece María Eugenia Martini, logró instalar un mensaje, en imágenes fotográficas, de heredero dilecto de CFK.
La puja por la herencia kirchnerista en una provincia en donde el peronismo es mucho mas peronista que kirchnerista, parece animada por el sórdido deseo de desvalorizar el poder de llegada del otro. Por otro lado pero en el mismo andén, dirigentes de ambos sectores entienden que el votante aprecia los beneficios de la relación K aunque no sientan particular inclinación por el kirchnerismo.
En todo caso, en algo acuerdan todos. En menos de años un peronista podría darle un fuerte abrazo a Weretilneck y despedirlo con el mayor de los cariños.
El pichetismo arma su estrategia. Con Ariel Rivero de titular de la Legislatura provincial, el mensaje es otro. Esas gacetillas que daban cuenta de gestiones ante el gobierno nacional, encabezadas con un “el senador Miguel Pichetto y los intendentes tal y tal se reunieron con el ministro tal” tienen otro color. Ahora el anuncio del senador Pichetto, el titular de la Legislatura Ariel Rivero y el intendente de Campo Grande, Pedro Dantas, suenan a ejecutivo provincial gestionando. Sin duda un efecto prolijamente buscado.
Martín Soria y María Eugenia Martini contrarrestan con un álbum fotográfico que parecería llevar un sobreimpreso: Cristina nos ama y espera que seamos gobierno en Río Negro.
Punto para ambos sectores aunque a decir verdad la ciudadanía rionegrina es menos ingenua que otras y no ignora que el kirchnerismo está en retirada, que hay alta probabilidad de que no pueda eludir las causas de corrupción que lo envenenan y que es responsable de la inflación que carcome nuestro futuro. En otros términos, los rionegrinos podrían contestarles en las urnas, a ambos: oficialistas, si, débiles mentales, no.
Por otro lado el peronismo como socio garante del gobierno de Weretilneck tendrá que capear algunos temporales de factura local. Por caso, una inseguridad creciente y que deteriora la calidad de vida de los rionegrinos merece algo más que un ministro de seguridad que reemplaza al famoso Wally en el juego en el que con el mouse debe localizarse esa figura en la pantalla de la PC. ¿Dónde está Albrieu?, podría convertirse en una lucrativa aplicación para telefonía celular.
La presencia casi virtual del ministro que debería al menos mostrarse encaminando alguna perspectiva de solución o alivianamiento del problema roza el descaro cuando propone un anteproyecto de ley para modificar el código contravencional impulsando, por caso, bajar la edad de imputabilidad a 16 años.
El ex juez federal que como diputado nacional trabajó en la reforma del código penal encolumnado detrás del juez supremo Eugenio Zafaroni quien afirma que los menores representan, estadísticamente, apenas el 5% del problema de inseguridad, ahora se desdice de sus convicciones en lo que parece una exhibición de oportunismo político.
El ministro Albrieu en su permanente ausencia nos hunde en un espiral de inseguridad, situación que no va a mejorar espontáneamente. Su única estrategia es entonces, poner a discutir a los legisladores oficialistas, todos ellos orgullosamente embanderados en la progresía K, sus respectivos respaldos o enfrentamientos a una propuesta de seguridad enteramente punitiva y que atenta contra derechos adquiridos.
De paso cañazo, el ejecutivo cuela en la propuesta, una eventual judicialización de la protesta que UPCN, el gremio mayoritario en Río Negro, pasó de largo, en parte por su escaso hábito de protestar, en parte porque sus enfrentamientos internos distraen a esa dirigencia gremial que camina hacia elecciones internas.
Entre tanto, el legislador Roberto Vargas, que no presenta dudas respecto de su disciplinado referenciamiento con el senador Miguel Pichetto, clavó denuncia en la Fiscalía de Investigaciones Administrativas por los gastos reservados de los legisladores y si bien en lo formal apunta a Bautista Mendioroz, Magdalena Odarda y otros, la verdad es que le pega en el corazón a Pedro Pesatti quien tampoco niega su disciplinado referenciamiento en Alberto Weretilneck. Una simplificación de la cuestión permitiría inferir que el senador está dispuesto a sostener la gestión de gobierno pero le recuerda al gobernador quien manda en la cuadra.
Los contratos petroleros vienen de la mano del general Alais.
Ana Piccinini fue terminante, “es facultad exclusiva y excluyente de los legisladores la de autorizar la exploración, explotación y comercialización” de las actividades hidrocarburíferas por lo que no se entiende la expresión del gobernador rionegrino al decirle a la prensa que los contratos serían sometidos a aprobación o desaprobación exclusivamente.
Hasta aquí, la negativa del titular del área Guillermo Gesualdo para hacer partícipes a los legisladores, entregándoles copias de los contratos o bien copia de lo que hasta aquí se esté realizando, genera preocupación. Alcanza como muestra lo que ocurrió en Catriel cuando una empresa petrolera se fue dejando el tendal para imaginar lo que podría ocurrirnos.
Gesualdo puede ignorar los reclamos de la legisladora Piccinini porque Río Negro finalmente se ha transformado en una Provincia en la que la transparencia no es un valor y en donde no se penalizan los incumplimientos en los deberes de los funcionarios públicos. Los Órganos de Control Externo solo se agitan si de venganzas se trata pero la verdad es que nadie controla nada y menos aún, se sanciona a los funcionarios que obran mal.
El mérito de la disolución moral que afecta a la Provincia no es exclusivo del PJ, ni del FG, ni de la UCR. En todo caso hay una dirigencia política con un código de conducta en el que el espíritu corporativo ocupa el primer ítem a respetar.
Esta decadencia avanza a planos tan irracionales que Pedro Pesatti propone con el acompañamiento de Roberto Vargas y Jorge Ocampos, un proyecto de reordenamiento costero y a la reunión no solo no van los autores del proyecto sino que tampoco convocan a los intendentes dejando así legitimado que para diseñar el futuro de esa región, la representación municipal es irrelevante y como reflejó el legislador viedmense Darío Berardi, sus pares, “solo lograron irritar”.
Una comisión de siete legisladores en donde no se convocó a Obras Públicas, ni a la Secretaría de Medio Ambiente, ni a los municipios no parece una respuesta en materia de recursos, servicios, seguridad, temas que de cara a la necesidad de lograr inversiones para desarrollar la zona costera son imprescindibles.
En la semana, los bancarios rionegrinos se sumaron a un paro de dos horas en repudio por la represión ocurrida en Tucumán en contra de 20 trabajadores de la Caja Popular de Ahorros que protestaron por una eventual privatización de la institución. Bueno es tener en cuenta el antecedente cuando arrecian los rumores de la eventual venta de un % de Horizonte a la aseguradora Sancor.
Un párrafo aparte merece nuestra representación parlamentaria en la Cámara de Diputados. Todos ellos del FpV. Todos ellos en el bloque al que el titular de la Cámara Julián Dominguez les ordenó “rajar de ahí” para que no se pudiera tratar la baja en el mínimo no imponible. Herman Avoscán, Jorge Cejas, Josué Gagliardi, Luis María Bardeggia y María Emilia Soria los cinco diputados rionegrinos que cuidan los intereses de los ciudadanos argentinos.
El peronismo puso fecha para las elecciones internas para el 7 de septiembre y decidió impulsar las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias en el plano provincial. Con encuestas en ambos sectores mayoritarios, que revelan que estarían en igualdad de condiciones tanto Miguel Pichetto como Martín Soria para competir por la candidatura a gobernador en el FpV, la competencia favorecería sin dudas a quien tenga mayor capacidad de accionar clientelar. Con certeza, aquí “billetera mata galán”.
En la oposición, la estrella que parece iluminar el horizonte del panradicalismo, la senadora Odarda fatiga sus jornadas entre la prodigalidad comunicacional vertebrada en sus gacetillas en la que fija postura en relación a incontable cantidad de temas y la competencia con su par Silvina García Larraburu.
Primero la barilochense se internó en terreno de la senadora de la CC ARI y quiso ella también ser parte del proyecto “un rionegrino, un cajero automático”; ahora es Odarda quien le disputa primacía en la puesta en marcha del Plan Federal de Calidad Legislativa. Disputas entre damas. Rubias.
Hay temas de los que se puede volver y hay actitudes que marcan el camino del no retorno. Si las máximas autoridades institucionales, si la dirigencia política en su conjunto emiten un mensaje de endeblez moral, de fatiga ética, en donde nada importa y en donde “Es lo mismo el que trabaja / noche y día como un buey / que el que vive de los otros / que el que mata que el que cura o esta fuera de la ley”, entonces más nos valdría resignarnos porque ni la suerte de los 4 climas, ni la riqueza del agua, ni la tierra saludable, ni la fortaleza de nuestro viento ni el temple de los rionegrinos podrán impedir un destino penoso, menor, alejado por completo de las promesas que se nos hicieron, de los sueños que alguna vez fuimos capaces de tejer.