Daños colaterales ● ADN
La sociedad rionegrina observa impávida la pelea entre los dirigentes del oficialismo y del Frente para la Victoria, mientras es directa perjudicada de un gobierno que marcha a paso cansino, no gestiona y que orienta todos sus esfuerzos a lograr la candidatura de Alberto Weretilneck, para el 2015.
Enfrente y dentro del FpV se posiciona el justicialismo, que en iguales términos procura la candidatura de un peronista para el año próximo, Miguel Pichetto, bajo el argumento de restablecer la alianza electoral lograda en el 2011 por el ex gobernador Carlos Soria.
Todo se resume a una lucha política, donde no están ausentes los temas como el contrato con la empresa brasilera, la vigencia de las PASO en Río Negro, la renuncia de ministros e incluso los reacomodamientos en el justicialismo con vistas a las elecciones internas del próximo siete de septiembre, para elegir autoridades de Unidades Básicas y congresales.
Los rionegrinos padecen como se posterga la responsabilidad de gobernar. Día a día se hace más evidente como se privilegian los intereses personales con declaraciones públicas que preocupan.
Weretilneck pidió perdón -en una reunión con directores de hospitales – por la gestión en Salud pública. Irrisorio, primero porque cargó todas las culpas sobre el ex ministro Norberto Delfino, a quien sostuvo en el cargo incluso habiendo roto el diálogo, necesario e imprescindible, entre un mandatario y su colaborador; y segundo porque el responsable de la administración provincial es el gobernador, artículo 181, inc. 1° de la Constitución de Río Negro.
También fueron disonantes las declaraciones del senador Pichetto, recomendando al Superior Tribunal de Justicia para que no se entrometa en el tema de ocupar la vacante de vicegobernador, una cuestión que desde la asunción de Weretilneck a la gobernación siempre se presentó irregular en la Legislatura, como el nombramiento de Carlos Peralta y el ingreso de la legisladora Tania Lastra. No se procedió de acuerdo a la Constitución, sino que prevalecieron los acuerdos internos y ahora Weretilneck pretende reparar aquel desplazamiento que hizo de Pedro Pesatti, a la postre el más férreo defensor de su gestión.
Existen señales que atentan contra la calidad institucional en la provincia y más todavía cuando se trata de actitudes asumidas por funcionarios con responsabilidad de gobernar.
Todo se mezcla y así se pronostica que serán las internas del PJ de septiembre. En Viedma hay más de una decena de pedidos de color para participar de los comicios que no significa que luego se presenten todos, es más existe una vieja práctica de armar presuntas listas de amigos, que luego se unifican bajo un candidato para dar idea de unidad y conducción. Ya nadie se llama a engaño y finalmente en la Capital provincial, como en la mayoría de las localidades de la provincia habrá dos o tres listas, identificadas básicamente con el oficialismo partidario y otra de justicialistas W, más algunas independientes.
Habrá miradas especiales en las ciudades más importantes, como General Roca, donde habría una lista presidida por Norma Torres, viuda de Carlos Peralta, que enfrentaría a Martín Soria; en Bariloche se espera una posible unidad a partir de un acuerdo entre María Eugenia Martini y Silvina García Larraburu, y no está resuelta la situación del PJ cipoleño. En el resto de las localidades pesa mucho la opinión de los intendentes del justicialismo.
En un contexto de debate político se conoció la renuncia de Oscar Albrieu, como ministro de Seguridad. El gobierno se va desgajando de justicialistas y el argumento de su renuncia tiene un basamento de comportamiento partidario que pone un espejo a otros miembros del gabinete.
El gobernador podría terminar armando un gabinete propio con lealtad única en sus colaboradores. Hoy tiene como “propios” a Marcelo Mango (FG), Luis Di Giácomo, y Daniel Arroyo (PJ), en el resto se cuenta a Alejandro Palmieri y Luis Zgaib con antecedentes en el sorismo roquense; Haroldo Lebed, llegó como amigo de Miguel Pichetto, ahora se acercó al proyecto del oficialismo y estaría hasta fin de año como ministro y Julio Arrieta – a quien se menciona con posibilidad de alejarse del gobierno- responde al senador nacional.
La estrategia del gobernador es seguir victimizándose e insistir con un discurso basado en la neutralidad ideológica, enmarcado en la anti política y que recorre la provincia con imagen de buen vecino. En estos dos años procuró construir un arquetipo donde las culpas siempre están en “el otro”, pero duro en ocasiones, como cuando pidió la renuncia de Ondina Agüero, al frente de la Casa de Río Negro, a pocas horas de la dimisión de su esposo, cuando en otros casos hubo dilaciones inexplicables.
Si bien en política nada es previsible, la ruptura del FpV, tantas veces anunciada, finalmente llegó y parece que para quedarse. El peronismo se refugia en el llamado “pejotismo” donde el partido ofrece amparo y asilo, mientras que Alberto Weretilneck arrastra en su estrategia a los adversarios internos del presidente del PJ, Miguel Pichetto.
La presencia de sus aliados justicialistas le pone algún freno al gobernadorante la posibilidad de buscar amparo fuera del Frente para la Victoria. El mandatario no descarta aún la idea de tener aprobado el contrato con Petrobras y las PASO, respetando el texto original, pero también les dice a sus allegados que “le da lo mismo si se aprueban o no”.
Los justicialistas W cifran sus posibilidades en acompañar al gobernador en una elección interna dentro del Frente para la Victoria, que podrían ser las PASO, donde aspiran al triunfo, tanto en un escenario de puja solo contra Miguel Pichetto como en una confrontación donde también participe Martín Soria.
También en torno a la estrategia W, distintas versiones alimentan su alianza con un sector del radicalismo –al que siempre tuvo de amigo- donde confluyen ex legisladores y ex funcionarios de la UCR, cinco legisladores actuales, un ex gobernador y un intendente que algunos ubican como posible compañero de fórmula de Weretilneck. Incluso un ministro del gabinete provincial alardea comentando que hasta Magdalena Odarda estaría en esta entente.
Falta mucho para las elecciones generales del 2015, pero en materia de alianzas nada está dicho aún. La senadora Gabriela Michetti, del PRO, declaró que a Mauricio Macri le gustaría tener a Ernesto Sanz, como vicepresidente.
La información se considera viable en ámbitos radicales y de concretarse una alianza de este tenor, tendría fuertes remezones en la política rionegrina, especialmente en la dividida UCR, pero también en dirigentes como Ana Piccinini, que se referencia con el líder del PRO.