Honrar al peronismo
Con la muerte de perón se produce el fortalecimiento de esa gran transformación que planteaba el general que sería innovación individual de los argentinos que abrazarían una causa.
Si uno lee artículos sobre aquel 1° de julio, podremos encontrar varias definiciones conceptos y miradas y si bien muchas de ellas tratan de sintetizar el Peronismo, los más contemporáneos a mí, que nacimos después de la muerte de Perón, dicen que es un sentimiento, sin embargo, para mí, el peronismo es como ese rayo de esperanza para el que nunca tuvo justicia, peronismo es folclore, peronismo es una definición que cuando uno la termina de conocer y sobretodo «comprender» nos cambia la vida, por eso, desde mi humilde opinión, el peronismo es la justicia social y para conocer la justicia social, antes hay que tener conciencia social. La conciencia social es eso que nos permite luchar por otros sin tener nada en común más que el bienestar de nuestra comunidad, eso que nos hace formar parte de la misma.
Ese 1° de julio de 1974, con la desaparición física de uno de los más grandes políticos de nuestra patria, nace una forma de vida distinta, una doctrina, La doctrina peronista la que es fundacional para la militancia en la Argentina, ya que ha abierto -para la sociedad- todos los caminos, sobre todo aquellos que históricamente habían tenido negado los más humildes. Esa posibilidad de ser y hacer, de transformar la realidad, de crear nuevos derechos y alcanzar conquistas de las que ningún pueblo quiere retroceder.
Personalmente, siempre me consideré un obrero de la política. Desde mi infancia escuchando a mí madre hablar de Evita, a mi padre de Perón o de la adolescencia ver a mis mayores pegando afiches, organizando charlas, convocando y difundiendo nuestras ideas lo cual me llevo a comprender que el militante debe ser el obrero de la política, por eso nunca se debe dejar de ser militante. Los cargos son circunstanciales y para poder transformarnos en dirigente, indefectiblemente, antes debemos haber sido militantes de la doctrina de nuestro general, de aquellos que nos consideramos peronistas.
Rubén Torres