Un tal Juan Domingo Perón
Fue hace 40 años. Frío y lluvioso, como todos los días en la historia nacional donde el Pueblo llora. Frío como el 20 de junio de 1820. Lluvioso como el 3 de febrero de 1850. Frío y lluvioso como el 26 de julio de 1952. Frío como el 16 de junio de 1955.
Como en una sentencia bíblica, cada vez que el pueblo argentino sufre una gran pérdida, llueve o hace frío.
Ese 1 de julio de 1974, se apagaba la vida de un político y se encendía la llama del estadista.
Conviene recordarlo hoy más que nunca a Perón. Y cualquier concepto aquí vertido resultará redundante, repetido, gastado. Pero creo que es oportuno recordar al Perón de los últimos años. Ese al que todos le decían que ya era «un viejo que chochea y que se la pasa hablando de pajaritos».
Perón hablaba de Medio Ambiente y anticipaba que la tercera guerra mundial sería por la energía y los alimentos. Fue tan grande su anticipación que hasta usaba en sus últimos días un gorrito de gran visera como los que hoy lucen modelos, políticos, artistas, deportistas, jóvenes, etc. Su «Pocho» era entonces exclusivo y el gorilaje coincidía en que le quedaba «ridículo».
Dicen que el usurpador Onganía llegó a la Casa Rosada y encontró que el granadero de la guardia se había quedado dormido en su parada. Lo mandó 30 días al calabozo.
En su tercera presidencia, Perón se encontró con una imagen similar.
Arriba temprano una mañana a la Casa Rosada y el granadero de la guardia está dormido. Cuentan que Perón pasó y le pegó un codazo: «Despertate, pibe, que viene el presidente», le dijo. Ese era Perón.
El líder que despertó para siempre la conciencia colectiva de los argentinos. Y millones seguimos en guardia.
César Miguel
Legislador del FpV.