Atahualpa: Ex comisario detalló otra inquietante hipótesis del crimen del joven
Viedma (ADN).- En el marco de las audiencias judiciales que se realizan por la causa Atahualpa Martínez, el ex jefe de la Brigada de Investigaciones, comisario Alfredo Sosa, aseguró que lo desvincularon de la causa por “peleas del poder” aparentemente político y policial y relató las incidencias vinculadas con Leandro Mildenberger, detenido el año pasado por presunta tenencia ilegal de estupefacientes.
Sosa indicó en la audiencia del miércoles pasado que presentó una línea de investigación completamente distinta a la de la entonces fiscal Daniela Zágari y denunció “fuga de información por parte de policías integrantes de la fuerza y sospechas del entorno judicial”, consignó extensamente el sitio digital El Delitómetro.
El medio publicó que “el 15 de junio de 2008, Sosa no se encontraba en Viedma cuando apareció el cuerpo de Atahualpa…Estaba de viaje, pero cuando le avisaron por teléfono del crimen regresó a Viedma. El lunes se puso al frente de la investigación por el homicidio de Atahualpa Martínez Vinaya”.
“Hubo varias líneas de investigación que se fueron formando a raíz de varios llamados anónimos de Fiscalía. En algunos casos mencionaban apellidos y todo apuntaba a la línea del narcotráfico, pero esos llamados tenían un sentido, cambiarnos el palo, como se dice en la jerga policial”, refirió en el estrado judicial.
Contó que se llevó a cabo un trabajo de inteligencia en base a los antecedentes de los posibles sospechosos. “Se hicieron allanamientos de forma simultánea y se procedió al secuestro de varios elementos en la causa”. Entre los secuestros figuraba una camioneta que sería la utilizada para trasladar a Atahualpa.
Se trazaron varias líneas de investigación y se siguió la pista a varios sospechosos. Una de las informaciones trascendidas indicaba que el arma utilizada para matar a Atahualpa estaba enterrada en un horno de ladrillos ubicado en la zona donde encontraron el cuerpo.
El allanamiento realizado arrojó el secuestro de marihuana, dos detenidos y una zapatilla marcada por los canes de odorología. Con el tiempo, los detenidos quedaron libres con una causa por drogas. Sobre la zapatilla, el olor del calzado coincidía en ese momento con prendas que Belén Barrientos tenía en su casa. Los detenidos en ese entonces fueron dos hombres de apellidos Garabito y Sanzana.
Otro llamado indicaba que en la casa de la hermana de Garabito había ropa con manchas de sangre. Ese procedimiento arrojó resultados negativos.
Otro llamado que se registró una semana después del allanamiento del horno de ladrillos indicaba que había armas y ropa utilizada en el crimen. La zona marcada fue una vivienda del barrio Las Flores donde vivía un hombre de apellido Rojas. No arrojó resultados concretos.
“Se trabajó en el barrio Lavalle, Mi Bandera y Nehuen los primeros meses con el objetivo de obtener información respecto al hecho. El trabajo fue muy difícil, los vecinos se negaban a brindar información a la Policía y mucho menos a la Brigada”, contó Sosa.
El comisario narró además que inició personalmente una investigación alquilando una habitación en el barrio Lavalle. “Estuve tres meses, me permitió obtener muchos resultados y estuve en uno de los lugares que policialmente lo llamábamos “la zona caliente”. Averigüé sobre el desarme de motos, reducidores y venta de estupefacientes”, relató Sosa sobre esa experiencia en el marco de la investigación.
Sosa dijo que el primer llamado telefónico que recibió Julieta Vinaya, mamá de Atahualpa, indicaba que el asesino era un joven de apellido Gorostiaga y el móvil del crimen era por problemas sentimentales. La información indicaba que esa persona vivía en la calle 17 del barrio Lavalle.
Más adelante, según el mismo medio, Soria detalló que en la madrugada del 14 de junio de 2008, Acuña (un presunto vendedor de drogas) se dedicó a cobrar deudas respecto a la venta de estupefacientes. Según relató un testigo de la causa, Acuña cobró en el barrio Lavalle y también desplegó su labor en el boliche Tatto.
“Forme mi hipótesis en base a lo que había investigado y leído en la causa, más algunas escuchas telefónicas y el testimonio de una testigo de identidad reservada que mencionó que quien había herido a Atahualpa era una persona de apellido Mildenberger. Entró en escena el tercer personaje de la investigación de Sosa, quien tendría conexiones con Jorge Acuña y otros personajes del ambiente delictivo como Felipe Carrasco y Carlos Morales Toledo.
Agregó que una testigo de identidad reservada realizó importantes aportes en la causa que Sosa llevaba adelante. Reveló que hubo una conversación telefónica entre Mildenberger y un policía que fugaba información.
“Comenzamos a trabajar identificando al policía. Se trató de Hernan Toloy que en ese tiempo estaba en la fuerza policía y generó influencias. Trabajaba en la oficina que en la actualidad pertenece a la sección de Análisis Delictual”.
“En el Departamento de informaciones realizaban el trabajo de explotación de prensa, social y delictual. Tenía acceso directo a Subjefatura, este señor (por Toloy) tenía vinculaciones a otras investigaciones”, precisó Sosa.
El comisario con un tono muy aplomado explicó que tras el homicidio de Atahualpa el sospechoso Mildeberger se escondió un tiempo en la localidad de Las Grutas. De la información recolectada surgió que una de las comunicaciones telefónicas con el policía se hizo desde Las Grutas y Mildemberger se preguntaba cómo la policía se había enterado tan rápido sobre las ruedas del auto usado en la zona donde encontraron a Atahualpa.
“Todo lo que la testigo estaba diciendo hasta ese momento era cierto. Sobre la vivienda en Las Grutas determinamos que está a una cuadra del casino”, en ese momento, decidieron intervenir los teléfonos de Mildenberger y el policía Toloy.
Sosa comenzó a intentar llegar a las fuentes de información de Toloy quien aparentemente utilizando su lugar en la fuerza suministraba información a Mildenberger. El lugar más concreto donde se dirigió fue el Gabinete de Criminalistica, donde se encontraban trabajando con las pruebas recolectadas en la investigación.
En Criminalística, Sosa trabajaba junto al oficial Castro con quien mantenía una colaboración permanente en el caso. El comisario preguntó si alguien había andado indagando sobre la causa, averiguando determinada información. La respuesta de Castro no lo sacó de su asombro. “Toloy vino a preguntar si había alguna novedad. Me preguntó por el ancho del rastro de la cubierta y de qué auto podría ser”, refirió Castro.
Comenzaron las sospechas fuertes sobre el oficial Toloy por parte del comisario Sosa. “Hice mis conclusiones y deduje que Toloy le había pasado información a Mildemberger quien a través de llamados telefónicos a otras personas manifestó que se iba a ir porque en Viedma no podía estar”.
“Toloy continuó interfiriendo en la investigación. Un día, la fiscal Daniela Zágari le solicitó a Sosa que se trabaje en una nueva línea de investigación que sospechaba de dos personas. “Pregunté de donde salió la información, ya que me pareció raro que se mencione el nombre de Duran”, refirió Sosa al Tribunal y la respuesta de Zagari fue: -“Es una información que me paso Julieta de una reunión que mantuvo con el oficial Toloy”. Esa dato indicaba que los autores del homicidio fueron dos personas, una de apellido Duran y otro que no recordó en ese momento en el juicio, corría el año 2009, ya había pasado un año del homicidio de Atahualpa.
En aquellos años, el Jefe de Policía de Río Negro era Víctor Cufré y al mismo edificio de Jefatura se dirigió Sosa para plantearle la situación del oficial Toloy. “Me negó que haya sabido algo y me cuestionó que esa causa la manejaba yo, que él no tenía por qué estar al tanto de esa cuestión”.
“Por alguna cuestión nos estaba embarrando la cancha. En los primeros tiempos se determinó la fuga de información por parte de Toloy y otro policía que hacía guardia en el Ministerio Público Fiscal frente a la Plaza Alsina”, aseguró Sosa quien detalló que todo terminó de redondear las sospechas cuando el propio Mildenberger habría amenazado a una testigo telefónicamente.
“Estimo que la fuga de información no solo se dio desde el sector policial, sino también judicial”, refirió Sosa quien contó que “determinamos los vínculos de Mildenberger y empezamos a atar cabos de las sábanas de los teléfonos de Mildenberger. Se analizaron los horarios de esa madrugada y obtuvimos valiosa información”, contó el jefe de la Brigada de Investigaciones por aquellos días.
El policía retirado en la fuerza refirió que “por esos tiempos no se contaba con tecnología para hacer localización celular” por lo que inició un expediente para intentar obtener ese programa y tener esa tecnología. Me mandaron a Buenos Aires a la empresa y todo eso lo costee yo de mi sueldo”, puntualizó Sosa.
Sosa detalló que de las comunicaciones del teléfono de Mildenberger hubo llamadas a Jorge Acuña, Pablo Cambarieri y una chica que vive en Patagones. Las comunicaciones se dieron en un horario estimado de las 6.25 de la mañana de aquel domingo 18 de junio. Las conexiones se extendían a internos de la U 12 que estaba prófugos”, detalló.
También el comisario contó que Mildenberger había alquilado una vivienda a través de Paulo Cambarieri. La propiedad está ubicada en Carmen de Patagones, camino al Cerro de la Caballada. Esas certificaciones se dieron porque la dueña de la casa se lo confirmó al propio comisario ofreciendo el contrato de alquiler. “Le mostramos un álbum fotográfico y reconoció a Mildenberger y otro joven del Lavalle de la calle 17”.
El comisario Sosa contó que a finales del año 2009 lo apartaron de la investigación. “Fue algo triste para mí. Me llamaron para decirme mi desafectación”. Sosa estuvo al frente de la Brigada de investigaciones hasta el año 2011, después paso a las áreas de Toxicomanía y el Departamento de Trata de Personas.
“No conforme con la decisión de la desafectación, intentó varias veces comunicarse con la fiscal Daniela Zagari. “No me atendía. Un día me atendió y me dio a entender que ya no me tenía confianza por una supuesta relación de amistad que yo podía tener con Cufre”. El desencadenante fueron las declaraciones de Cufré quien dijo al medio El Pasquin de los Sumideros que la causa Atahualpa estaba resuelta.
“Ese fue el detonante para que la procuradora (Liliana) Piccinini y la fiscal(Daniela) Zagari comenzaran a decirme que yo le pasaba información al ministro y al jefe de Policía. Nunca le pase fotocopia ni información a nadie”, aclaró Sosa quien agregó que durante mucho tiempo tuvo que llevarse los expedientes a su casa y en una oportunidad desde el Ministerio Publico Fiscal le habían ofrecido una oficina cuando era parte de la causa, pero le duro 4 horas. “A las 20 no quedaba nadie por orden de Piccinini y al otro día cuando regresamos ya no teníamos oficina”, declaró Sosa.
“Ya transcurrida más de una hora de testimonial frente al jurado y las partes de juicio, Sosa declaró que “tuve mucha libertad para trabajar, pero me lastimaron por un conflicto que había en otros poderes, entre Piccinini y el secretario de Seguridad Víctor Cufré”, refirió Sosa sobre el nuevo cargo que tenía el ex jefe de Policía, cuatro años después del homicidio de Atahualpa.
Sobre la hipótesis de la fiscal, Sosa opinó que “Zagari también trabajaba sus líneas de investigación desde la Fiscalía y ella también hacia trabajo de campo, pero desconozco los resultados de esta investigación”, refirió.
En una oportunidad, Sosa le sugirió a la fiscal Zagari que la investigación realizada que involucraba a Mildemberger era certera. “Leandro Mildemberger está en la causa, fue localizado en Miloka, generó disturbios y eso está en la causa también”, precisó sobre los datos que tiene la causa encabezada por Zagari.
“Tendrá su criterio para juzgar a los tres detenidos. Sé que había testigos de identidad reservada que yo desconozco “, finalizó el comisario Alfredo Sosa.
Sosa contó que entregó un informe con nueva información recolectada durante los años 2009 y 2010, pero cuando lo apartaron de la investigación no logró que se lo recibieran”, concluyó la nota de El Delitómetro.