El duo renovador ● ADN
Como en una partida de tahúres jugaron con las cartas marcadas. De este modo nadie perdió, todos ganaron y se salvó la Legislatura de las críticas que arrecieron durante la semana.
Pichetto, con los bloques Eva Perón y Néstor Kirchner y la oposición de la UCR, logró el rechazo al acuerdo del gobernador con Petrobras y a la vez, media docena de legisladores radicales-W, salvaron la ropa sobre las sospechas de una posible defección a sus posturas iniciales, situación que no estuvo tan lejos como pareciera.
Bautista Mendioroz alcanzó su principal objetivo con la aprobación de las elecciones primarias, abiertas y simultáneas, que en un momento las vio peligrar ante la crudeza de la pelea interna en el gobierno y sabiendo que a Weretilneck, poco le importa el tema. Logró un acuerdo donde las PASO en Río Negro se llevarán a cabo en calendario distinto a las nacionales, su desvelo en todas estas negociaciones.
Alberto Weretilneck, monopoliza el gobierno, asumió el poder en el Parlamento rionegrino desplazando al pichettista Ariel Rivero, de esta manera concentra nuevas cajas y publicidad y una “Nueva Mayoría” legislativa entre 23 a 24 votos.
Todo fue negociado. Los legisladores dieron sustento a aquella definición de que la política es el arte de lo posible, pero también coincidieron con Groucho Mark de que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
Nada de lo que resultó a las 21 del viernes estaba previsto el día anterior o en el amanecer de esa jornada, por eso se notó la ausencia de Ana Piccinini, que no quiso convalidar lo que denominó como «la destitución de Rivero». La puja por la presidencia de la Legislatura tenía alternativas muy cambiantes y llevaba de arrastre los proyectos de las PASO y el contrato petrolero.
Los números para hacer a Pedro Pesatti vicegobernador estaban garantizados con el voto mayoritario del bloque radical, cuyo titular obtenía las elecciones primarias, sin simultaneidad con las elecciones nacionales, de acuerdo al texto último del proyecto del Ejecutivo. Pero a su vez Weretilneck no descartaba ese mismo apoyo para el convenio con Petrobras, a través de sus radicales amigos que con correr al menos una coma del texto original se ofrecían a votar rápidamente la iniciativa oficial.
Nada fue casual y todo se fue interrelacionando. El senador Miguel Pichetto desde Bariloche declaraba que el tema de la vicegobernación “no es tan importante” y a la vez reclamaba que el parlamento trate en la sesión el contrato petrolero.
Ariel Rivero desde amagar con cerrar la Legislatura fue acercando posiciones hasta aceptar la reunión legislativa si se incorporaba al temario Petrobras y mientras tanto el gobierno dudaba en tratar sólo el tema de la acefalía del vicegobernador o el paquete en su conjunto.
Terminó con un triunfo parcial para cada uno, o al menos sin la derrota total de nadie. Pero, ¿por qué Weretilneck aceptó tratar el convenio con Petrolero sabiendo de su posible derrota?
Hay muchas conjeturas. La primera es que acordó un gesto con el gobierno nacional de no insistir en fijar su propia política petrolera a cambio de que la Casa Rosada le conceda la renegociación de la deuda provincial y son unos 30 millones mensuales que vienen bien para gobernar. Otras conjeturas ya tienen un basamento más esotérico como pensar en una jugada sorpresa del brujo. Habrá que esperar cómo se insiste con este tema.
La designación de Pedro Pesatti, como vicegobernador – el llamado duo renovador – tuvo lecturas hacia adentro del justicialismo, como del radicalismo. Sorprendió que Susana Diéguez –ya alejada del oficialismo- no votara a su amigo a pesar de promesas en contrario y, en el radicalismo, que había garantizado por votación interna del bloque a los once legisladores, no votaron a Pesatti, Ringo González, Leonardo Ballester, Cristina Uría y Daniela Agostino.
Desde el sector saizta trascendió que al menos González, Ballester y Uría se constituirían como bloque propio, sin contar a Hugo Funes que lo caracterizan como massaccesista, incluso se menciona que fue precisamente el ex gobernador radical quien participó en el operativo para sumarle votos a la estrategia albertista en la Legislatura.
Nada será igual en el gobierno y la Legislatura. Weretilneck tiene ahora la misión de reforzar y conservar esta mayoría legislativa precaria y tratar de contar con el concurso de mas radicales, ya que perdió a propios como Susana Diéguez y Matías Gómez Rica. Además debe mantener en el redil a Claudio Lueiro y Ricardo Ledo.
Weretilneck necesita de la mayoría legislativa porque la tensión con el justicialismo no mermará, incluso es propósito del Ejecutivo poner blanco sobre negro algunas relaciones internas como por ejemplo con la Fiscalía de Estado. Pablo Bergonzi viene dando señales de poca lealtad y eso enervó al oficialismo por lo que no se descartan algunas estrategias para cambiar las autoridades de ese organismo de control interno o facilitar el desafuero.
De ser así también pondrían las barbas en remojo en el Tribunal de Cuentas, donde se acusa a algunos de sus miembros en facilitar información a legisladores sobre el tema de los gastos reservados de la Legislatura, que involucra a todos, pero que preocupa mucho más a dos o tres.
De todos modos el libro de pases permanece abierto y aún habrá muchas novedades que no harán otra cosa que reafirmar aquellas palabras de Groucho Mark.