Más fuego a la hoguera ● ADN
Dos protagonistas y un solo deseo: alcanzar la gobernación de Río Negro en el 2015. Antagonismo con resolución que conlleva al conflicto, un escenario en la política rionegrina que tiene su origen el 1 de enero del 2012 con el asesinato del gobernador Carlos Soria y con la posterior decisión del justicialismo rionegrino de sentar en el despacho de la Casa de Gobierno al vice Alberto Weretilneck, en lugar de convocar nuevamente a elecciones, medida que contaba con respaldo constitucional.
Aquella determinación hoy puede leerse como un error del PJ, e incluso así lo calificó en una oportunidad el legislador nacional Jorge Cejas. Hubo candidez en la dirigencia peronista, quizás impactada y paralizada, por la sorpresiva muerte de Carlos Soria con sólo 20 días de gobierno, y confiada que Weretilneck se iba a encuadrar y ajustar cabalmente a las órdenes del justicialismo y que resignaría toda pretensión de convertirse en el heredero de aquel caudal electoral logrado por el Frente para la Victoria.
En este marco transita hoy la política rionegrina con acciones oficiales espasmódicas que marcan los tiempos propios y ajenos, incluida la oposición parlamentaria. Aquel mismo deseo marca conductas intransigentes e irreversibles y colocó la confrontación en la arena parlamentaria.
¿Podrá el gobernador aprobar el convenio petrolero con Petrobras, sancionar su proyecto de ley de las PASO y colocar a Pedro Pesatti en el cargo de vicegobernador? Mucha ambición y una estrategia a todo nada y quemando las naves.
A ese terreno lo llevará la oposición legislativa por cuanto hay coincidencias de la mayoría de los bloques parlamentarios de tratar el próximo jueves, con despacho de comisión, el convenio con Petrobras, dar curso a la preferencia del proyecto de las elecciones primarias, abiertas y simultáneas y a la vez estar atentos para abortar la jugada del Ejecutivo de desplazar a Ariel Rivero al frente de la Legislatura, salvo que la orden provenga del Superior Tribunal de Justicia, que además colocaría al Poder Judicial en una posición incómoda.
Se pretenden reivindicar la autonomía del parlamento y la división de poderes y defender la resolución que designó a Ariel Rivero hasta febrero del 2015 al frente de la Legislatura.
Siguen los espasmos y los impulsos eléctricos en el gobierno, donde se suceden operaciones políticas y periodísticas, y lo que hoy es una verdad absoluta mañana se desmiente.
Weretilneck pasa de ser un estadista nacional a un gobernador acosado y quejoso, que toma decisiones apresuradas y con enojo, como por ejemplo haber anunciado intempestivamente que el plan nacional “Mas Cerca” dejará la órbita provincial y hoy volvería atrás esa determinación, dándole la razón al asesoramiento que en su momento le brindó el ministro de Obras Públicas, Julio Arrieta.
Los partidos de la oposición no pueden escapar a esta lógica del gobierno ni a las réplicas que se suceden desde el justicialismo de la mano de Miguel Pichetto, que decidió apurar los tiempos y despejar el camino lo más rápido posible para llegar al año próximo, signado por el proceso electoral provincial y nacional.
En este contexto se suman a diario las renuncias de funcionarios, los despidos a quienes no se disciplinan y el permanente “pase” entre sectores.
Cada voto vale un Perú y se suceden las versiones sobre la volatilidad de los compromisos políticos. Para curarse en salud el radicalismo reunió a la conducción provincial para ratificar la posición del partido sobre el rechazo al contrato petrolero y la modificación del proyecto original del Ejecutivo sobre las PASO reafirmando lo expresado en la ronda del diálogo político. En cuanto a la postulación del vicegobernador se dejó la decisión en manos del bloque de legisladores, por eso las miradas apuntan a cómo se mueven esos actores.
Como si fueran pocos los focos de conflicto que tiene el gobierno y el justicialismo, el candidato presidencial del Frente Renovador, Sergio Massa, sumó fuego a la hoguera al declarar en Neuquén su apoyo a Alberto Weretilneck, a la vez que encuadró a Miguel Pichetto “en la vieja política”.
Las palabras del diputado nacional fueron tomadas en el PJ como una confirmación del alineamiento del gobernador rionegrino. Este encuadramiento coloca a los peronistas W -frente a las elecciones internas del siete de septiembre- en la disyuntiva de abandonar la orgánica partidaria. El mismo tema preocupa a militantes del Frente Grande que están buscando cobijo en el ámbito de Unidos y Organizados, por ejemplo en Bariloche, localidades del Valle Medio, Viedma y otras ciudades.
No fueron ajenos para el gobierno nacional los coqueteos de Weretilneck, que quedó afuera de la invitación que hizo la Casa Rosada a los gobernadores para firmar la refinanciación de las deudas provinciales. Tampoco fue neutra la visita a Bariloche del ministro de Transporte de la Nación, Florencio Randazzo, que no tuvo el acompañamiento de ningún funcionario provincial, un detalle que observó el candidato presidencial y que hizo sentir cuando declaró que “acompañaré un candidato peronista en la provincia”.
En política los gestos y las señales son el mensaje connotado y la lectura no explícita que adquieren suma importancia tanto para quien lo dice como para el receptor. De esta manera podría decirse que por ahora hay un alejamiento y enfriamiento de las relaciones Provincia-Nación.
En forma directamente proporcional a los comentarios de la predisposición oficial de apoyar a Sergio Massa, surgen versiones que mencionan algunos acuerdos que podrían derivarse de esta relación, vinculados a la predisposición de Río Negro para contratar a una empresa ligada a Massa en el tema Seguridad.
En otro tema, que no es nuevo, también se menciona a Sergio Massa interesado en las derivaciones que tendría el convenio de ampliación por 10 años de explotación petrolera por parte de Petrobras. De esto incluso se habla que habría un informe de un medio nacional. Habrá que esperar si en estos días se concreta.