Actores de sainete ● ADN
Ernesto Sanz, como presidente de la UCR, convocó para mañana -a un almuerzo en un restaurante de San Fernando- a senadores, diputados y candidatos provinciales a gobernador del radicalismo para tratar la invitación que Mauricio Macri, líder del PRO, hizo al senador radical y a Elisa Carrió para competir en una interna de Unen con vistas a las PASO del año próximo.
En este contexto partidario se desarrollarán hoy las internas del radicalismo rionegrino que votará a presidente del partido, convencionales nacionales y provinciales y presidentes de Comité en Viedma y General Roca.
Compiten por la plaza mayor Leonardo Ballester y Horacio Massaccesi, en una definición que tendrá consecuencias directas en el panorama electoral rionegrino del 2015 en la elección a la gobernación. Ballester propone llevar adelante un cambio generacional, renovación partidaria e insertar al radicalismo en el contexto nacional del Frente Amplio Unen y Massaccesi, con cercanías en la administración de Weretilneck, prioriza el accionar del centenario partido en el camino del protagonismo político con énfasis en la provincia.
El debate radical no es sencillo porque la posibilidad de una eventual alianza con Mauricio Macri sacudió las estanterías y convulsionó el clima interno de la UCR y esta situación no será ajena en Río Negro que tendrá que aportar a la discusión del nuevo debate nacional sobre si se acepta una interna ampliada con el PRO. Bautista Mendioroz y otros dirigentes radicales provinciales serían comensales en el almuerzo de mañana en San Fernando, invitados por Ernesto Sanz.
Mientras en la provincia, Pablo Bergonzi dejó la Fiscalía de Estado casi en disparada. No se despidió de nadie, tanto colaboradores como empleados. Esta actitud no guardó relación con la verborragia demostrada en entrevistas periodísticas realizadas una vez que dejó al cargo, donde pretendió convertirse en víctima de los pliegues y repliegues del Estado y también arrepentido de la actitud persecutoria con los empleados públicos, cuando fue partícipe de la ley de prescindibilidad y de la instalación de cámaras de vigilancia en la sede de la Fiscalía.
El abogado sorista puso a escena un personaje perfectamente estudiado, victimizado por la corporación burocrática estatal –mientras incrementaba mes a mes su patrimonio personal- y a la vez agradecido por Viedma y los viedmenses, un rol y un parlamento poco creíble.
Imposible no reflexionar sobre los dichos de Bergonzi quien puntualizó que “no se pudo romper con el Estado de prebendas”, cuando sigue ocupando la casa oficial –en el boulevard Ituzaingó de Viedma- que le dio ese mismo Estado, disfrutó de viáticos, telefonía móvil y otros beneficios, porque si por prebenda se entiende una ventaja arbitraria, que mejor ejemplo entonces que el cobro de honorarios extraordinarios por parte del ex fiscal.
Sorprende también que no haya denunciado en estos tres años de gobierno a ese entramado estatal que conjugan beneficios desde el sector público y el privado proveedor o contratista del Estado, incluso aprobó la última negociación que hizo el gobernador Weretilneck sobre el pago de actualizaciones a las empresas constructoras.
Tampoco denunció cuáles fueron las cadenas de complicidad que pretendía romper y quienes eran sus protagonistas. Tampoco, como Fiscal, nada dijo de los contratos de obras públicas que la justicia investiga en la gestión del ministro Del Valle y el secretario Cattini, o los pagos por legítimo abono, los vuelos del gobernador, en avión privado, los gastos de aquellos bochornosos contratos de su amigo Julián Goinhek para los actos del 25 de mayo del 2012 en Bariloche, que demandaron erogaciones por casi cuatro millones de pesos o cuando avaló el incumplimiento de funciones de la Secretaria de Medio Ambiente, Laura Juárez, quien aprobó el Estudio de Impacto Ambiental para que se iniciara el enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu, sin audiencia pública como ordena la ley.
Bergonzi se preocupó del medio ambiente en el caso Petrobras, pero fue cómplice en la irregularidad de la aprobación de la resolución sobre enriquecimiento de uranio.
Gracias a la difusión que realizó ADN sobre este tema, casi en soledad, junto al amparo interpuesto por Alejandro Betelú para que el Estado cumpla con la audiencia pública, el juez Enrique Mansilla ordenó por fin reparar esta anormalidad.
El Frente para la Victoria exhibió hace años atrás un discurso de pretendidas reformas en el Estado que nunca concretó, porque en realidad no tuvo sabiduría ni capacidad para llevar adelante una transformación que además nunca explicitó en vida de Carlos Soria ni posteriormente su sucesor Alberto Weretilneck.
Hoy el funcionamiento del Estado involucionó precisamente por ineptitud, ineficacia e inexperiencia y funciona sin programas, sin planes oficiales ni proyectos transformadores, sólo voluntarismo, subsidios y aportes circunstanciales como los fondos que Lotería de Río Negro distribuye a municipios, clubes y publicidad oficial a medios amigos para garantizar una efímera presencia estatal.
Pero en este gran escenario que ha montado el gobierno suben a escena actores de sainetes. La prudencia no ha sido una distinción del justicialismo y menos aún del llamado sorismo. A Juan Huentelaf, presidente del Tribunal de Cuentas de Río Negro, lo traicionaron los nervios. Su intemperancia le jugó una mala pasada y tras el repudiable incidente con la legisladora Tania Tamara Lastra – con amenaza incluida como figura en la denuncia judicial- llevó la interna del gobierno a niveles poco razonables.
Los funcionarios prestigian a las instituciones o las deterioran. Un video tomado en el hall de la Legislatura deja sin palabras a Huentelaf y Lastra –con moretón incluido- que no desperdició la oportunidad para sacar ventajas en el marco del proceso de juicio político que la sala acusadora del parlamento rionegrino lleva adelante contra los miembros del Tribunal de Cuentas Juan Huentelaf y Erika Acosta.
No es descartable, como ya se escuchó en pasillos, que esta comisión y frente a la actitud de Huentelaf, podría ahora incorporar otro elemento para el juicio político, por amenaza y agravio a un legislador. Lastra sumó argumentos cuando dijo que “le tiene miedo” al titular del Tribunal de Cuentas y agregó que todos “lo conocen”, sin explicar qué significa o a que antecedentes se refiere, interrogantes que debe aclarar.
Por su parte Juan Huentelaf desmintió los dichos de la legisladora del FpV, se presentó a la Justicia y aclaró en los medios periodísticos que lo consultaron que fue víctima de una operación orquestada por Lastra, en virtud de que el Tribunal no aprobó los gastos reservados de los legisladores.
Pero en su defensa -en declaraciones radiales-el contador sorista de General Roca, estuvo poco riguroso al declarar que sus antecedentes se limitan al Tribunal de Cuentas del municipio valletano y al provincial y que no hace política porque habla por sus resoluciones.
El archivo lo contradice ya que nunca desde que llegó al Tribunal de Cuentas tuvo prudencia sobre su actividad política –prohibida por la Constitución- juró por la memoria de Soria y el justicialismo (los puso al mismo nivel que la Constitución) y fundó la agrupación soristas “25 de septiembre” con Julián Goinhek, Hugo Lastra y otros integrantes de órganos de control, con un claro objetivo de actividad política partidaria.
Este lamentable cruce entre Lastra y Huentelaf puso al descubierto –además – el doble estándar que tienen muchos legisladores, el gobernador y el Consejo de la Mujer, entre otros, que salieron, como corresponde, a repudiar este incidente, pero que, ante situaciones similares y hasta peores, guardaron un sugestivo silencio.
Hoy Tania Tamara Lastra y Juan Huentelaf están enfrentados políticamente dentro del Frente para la Victoria, pero llegaron juntos con el gobierno trunco de Carlos Soria. Compartieron responsabilidades en aquel inicio del Estado perseguidor y acosador de los agentes públicos, vienen de la misma matriz a pesar que la propia política interna de su partido los dejó como protagonistas de un desafortunado papelón.