Aguas Rionegrinas busca nuevas estrategias contra el olor cloacal en Viedma
Viedma.- La empresa estatal Aguas Rionegrinas busca nuevas estrategias para combatir el mal olor generado en las estaciones de impulsión cloacal en Viedma.
Así lo confirmó el presidente de la firma rionegrina, Roger García, quien trabaja sobre formas alternativas para combatir este problema, provocado por los gases que emanan los líquidos en su tránsito a través de los colectores que los transportan.
En este marco, Aguas Rionegrinas recibió ayer a un representante de la empresa que desarrolla el tratamiento de “bioaumentación” en Las Grutas.
La reunión fue llevada adelante por los ingenieros Raúl Ibeas y Horacio Lizasoain, del área Tecnología y Desarrollo de la firma rionegrina, quienes trabajaron sobre cuestiones vinculadas a este procedimiento.
El mal olor cloacal en las estaciones de impulsión de Viedma es un inconveniente histórico que tiene focos específicos en situación más notable. Así, se destacan la estación elevadora lindante al barrio Guido y la ubicada en calle Belgrano como dos de las más generadoras de mal olor.
La estrategia más reciente para combatir el problema fue trabajar sobre los barrios, lo que si bien disminuyó los olores, no logró eliminar el inconveniente.
Ahora, a partir de la experiencia que se está aplicando en la planta procesadora de líquidos cloacales en Las Grutas, se evalúa la posibilidad de hacer lo propio en Viedma.
El tratamiento en ese caso es el de la “bioaumentación”, que contempla el cultivo en forma continua de bacterias especializadas, enzimas y nutrientes que incrementan y mejorarán la capacidad de digestión total de la población bacteriana autóctona presente en los sistemas de tratamiento de aguas residuales.
Así, el “biotratamiento” apunta a bajar a niveles mínimos los olores que generan los líquidos, hasta alcanzar el estado de olor cero.
Esta tecnología promueve la biodegradación y el aumento de la capacidad degradadora inhibiendo la proliferación de microorganismos responsables de la putrefacción de la materia orgánica para poder así contribuir a la eliminación de olores ofensivos.
Los productos a emplear son ecológicos, naturales (no mutadas genéticamente), biodegradables, seguros en su manipulación, no tóxicos, y no requieren medidas especiales de seguridad.
Aunque aún está en análisis, existen amplias posibilidades de que se pueda concretar este proyecto también en Viedma.
García se refirió también a la situación de la planta procesadora de Viedma, que presentó históricamente problemas en su funcionamiento y el verano próximo cumplirá tres veranos sin generar situaciones de conflicto.
Allí -tal como confirmó- los aireadores funcionan con normalidad, se realizan los controles periódicos y se trabaja para optimizar el manejo del lugar.
García reconoció que la dimensión de las instalaciones son reducidas para el procesamiento de los líquidos que genera la comunidad de Viedma, ya que -concluyó- “tras veinte años, es una realidad que la planta le queda chica a la ciudad. Hoy por hoy tiene un buen funcionamiento: los aireadores funcionan como corresponde y se trabaja muy de cerca. Después de veinte años está llegando a su punto de máximo funcionamiento y por eso se realizan los planes directores”.