Bergonzi y el Gordo de Navidad ● Claudia Beltramino
El atractivo de pertenecer al gobierno del FpV que asumió el 11 de diciembre de 2011, no obstante el 4 de enero de 2012 en la cabina de mando se acomodara otro capitán, indudablemente se mide hoy, como entonces, en términos de pesos.
El sainete entre la administración AW y los Órganos de Control obtuvo su mayor ‘rating’ con la dupla del Tribunal de Cuentas, Erika Acosta y Juan Huentelaf que avanzaron con los Gastos Reservados de los legisladores en venganza por la poda de sus sueldos. Una vez disparada la bala, la situación descontrolada amenaza con una lucha en el barro.
Huentelaf y Acosta sostuvieron el estandarte pero, sus pares de los otros Órganos, si bien más discretos no descartaron duelos a primera sangre para no perder un centavo.
Hace pocos días renunció un Fiscal de Estado, Pablo Bergonzi, quien lamentó públicamente no haber podido corregir prebendas y aludió explícitamente a la Construcción. Esta preocupación lo asaltó casi 35 meses después de haber asumido.
Bergonzi se hizo cargo de la Fiscalía de Estado el 10/12/11 y el salario correspondiente a ese cargo se liquidaba en función del Decreto N° 189/11 que liquida como miembro del Tribunal de Cuentas, quienes estaban atados a las remuneraciones del Superior Tribunal de Justicia.
En el marco de las fuertes críticas que surgieron a propósito de los Mega Sueldos de una administración que no daba muestras ni de esmero, ni de capacidad y menos aún de logros, el Gobernador Weretilneck volvió de las vacaciones del verano de 2013 con una lista de tareas: reducir la enorme planta de funcionarios y achicar los mega sueldos.
Por los abusos que hicieron los organismos de control externos e interno, para liquidarse el sueldo, el titular del Ejecutivo promovió la Ley 4940 que según trascendió, generó batallas de película entre los afectados y el propio Weretilneck reglamentó la Ley con el Decreto N° 341/14, que podría resumirse en que nadie cobrarìa más que un Ministro es decir unos 45 mil pesos, tal el monto en bruto del último sueldo percibido por Pablo Begonzi como Fiscal de Estado.
Ahora, a ese monto es posible sumarle el último resumen de lo aportada en la Caja Forense lo que da cuenta de los aportes que habría realizado el abogado en virtud de los litigios en los que intervino o bien como Fiscal de Estado o bien como abogado particular lo que estaría reñido con la Ley de Ètica Pública en tanto que no podría haber seguido haciendo ejercicio privado de la profesión.
Como cualquier abogado en actividad, pública o privada, tiene la obligación de aportar a la Caja Forense, una suma fija según los años de antigüedad en el ejercicio de la profesión, lo que al fin del semestre hace que según lo que se aporte, algunas sumas se imputen a jubilación, obra social y fondo de alta complejidad y luego se suma todo lo que aportaron todos los abogados, se hacen los descuentos pertinentes y se procede a un reparto semestral entre todos los abogados.
Recordemos que a este Instituto los leguleyos matriculados aportan un 11% de lo obtenido en carácter de honorarios regulados, ese 11% se compone de un 6% que paga el protagonista y un 5% que abona la parte perdigosa.
El recibo de aportes correspondiente al período 21/05/14 al 10/11/14 refiere a un aporte de $ 93.179, 6.- y el titular es el afiliado B 1104, Pablo BERGONZI de la circunscripción de General Roca.
De acuerdo a su antigüedad, 14 años, Bergonzi debería estar depositando, estimamos que unos 8 mil pesos. Una cifra muy por debajo de la depositada en el resumen que acompaña el informe.
En el documento no se aclara si los más de 90 mil pesos son el 11% de los honorarios regulados, obtenidos por Bergonzi en apenas un semestre, que en ese caso se aproximarían al millón de pesos o si se trata del 6 % de la parte que él debería abonar o si es el 5% que debe abonar la parte que perdió.
Si consideramos que el abogado ocupó la titularidad de la Fiscalía de Estado por un período de 35 meses es posible pensar que pudo acumular, además de $ 1.575.000 como salarios, a los que hay que sumarle los “chiquitajes” como un reconocimiento de alquiler de 4 mil pesos mensuales, reconocimiento del uso de telefonía celular, auto oficial, viáticos, sin duda podemos afirmar que su paso por el gobierno del FpV hizo de Bergonzi un hombre muy feliz.
En la misma línea también podríamos sumarle el millón que lo obligan a devengar los más de 93 mil pesos a la Caja Forense por un semestre, todo lo cual nos permitiría suponer iguales beneficios en los 4 semestres anteriores, o sea, redondeando unos 5 millones.
Si, apenas asistidos por el sentido común, apuntamos a los honorarios que aún le quedan por cobrar a Bergonzi, podemos afirmar que en un escenario en donde la Provincia se resiste a aumentar, en función de la inflación, el monto imputado a comedores escolares, ser funcionario de la gestión del FpV es lo más cercano a resultar ganador del Gordo de Navidad.
Claudia Beltramino