El hombrecito en el azulejo de Tania ● Roberto Vargas
La legisladora (mandato inconfesable) Tania Lastra ya no sorprende ni moviliza. Su último artículo de opinión sobre la cuestión “Petrobrás” es una muestra palmaria de su agorera función en la corte de adulones del señor Weretilneck.
Como el sabio Mujica Laínez en su memorable “Hombrecito del Azulejo”, cree que puede observar lo que pasa alrededor con cierta autoridad moral.
La parlamentaria (mandato sin justificación) tiene todo el derecho de ubicarse donde quiera y decir lo que le plazca.
Lo que no puede es negar la realidad que ella misma parafrasea en Juan Perón.
Brasil ha demostrado en los últimos acontecimientos que la situación no es la misma.
El triunfo de Dilma como reelecta presidenta y el proceso de depuración en Petrobrás son también datos incontrastables de la realidad.
Se le recuerda a la ahora albertista ex sorista que el senador Pichetto y quienes acompañamos la oposición a la renovación del contrato con la petrolera lo hicimos basados en dos cuestiones fundamentales:
Por un lado, el nivel de inversión anunciado por la empresa era para los intereses rionegrinos sencillamente inaceptable y, por ende, sí hubiese una consonancia con lo asumido en Neuquén, se allanaría el camino del entendimiento en el futuro inmediato.
Por otro, y como pasa en cualquier acuerdo entre partes, Petrobrás debería pagar los 85 millones de pesos que le debe al fisco provincial en materia impositiva, aspecto que pasa por arriba la verborrágica militante.
Estos dos puntos no aparecen en la diatriba de la opinante.
Y no aparecen por una sencilla razón.
En caso que un acuerdo prospere y Pichetto co ayude a un beneficioso marco regulatorio, Lastra no tendrá empacho en situarse como férrea pichetista de cara al 2015.
Como pasa con los personajes del gran “Manucho”, la diputada debería pasear por el zaguán hablando en voz baja.
No vaya a ser que la sorprenda el hombrecito murmurando por sí sólo las miserias de los habitantes de la casa.
Legislador
Roberto Vargas