El partido soy yo ● ADN
El intendente de Viedma, José Luis Foulkes, anticipó la estrategia electoral del oficialismo gobernante y anunció que quiere “votar primero y solo” en la capital rionegrina, lejos de los comicios provinciales y nacionales, y mencionó marzo. De inmediato Alberto Weretilneck formuló un anuncio similar y planteó que quiere que en las municipalidades se vote de manera independiente del resto de las elecciones.
Una coincidencia que hace una vez más evidentes los acuerdos de los radicales W y su alineamiento con las estrategias electorales oficiales. Por otra parte los intendentes de la UCR aliados comparten la medida por cuanto también los libera de ir en una boleta con un partido en claro retroceso electoral en el país o con el Frente Amplio UNEN, una opción demorada en Río Negro.
El dirigente radical cipoleño, Lucas Pica, hijo de la legisladora de la UCR, Marta Milesi y titular del partido vecinal “Tres G” de Cipolletti, reconoció que con el gobernador tiene charlas permanentemente y una excelente relación, pero confirmó que su referencia a nivel nacional es el PRO de Mauricio Macri.
Un claro ejemplo que justifica la división de las elecciones donde Weretilneck pretende lograr apoyos a su candidatura con independencia de los votos que cada ciudadano canalice hacia los candidatos nacionales. Esto es: “el partido soy yo”.
De esta manera piensa desdoblar las elecciones con el apoyo de jefes comunales del justicialismo albertista y del radicalismo y armar un calendario electoral en estos municipios que respondan a esa estrategia personal, a cambio de distintas “prestaciones” del Estado. Estos acuerdos comprenderían a Valcheta, Los Menucos, Ñorquinco, Maquinchao y Comallo, en la Línea Sur, la casi totalidad del Valle Medio y la mayoría del Alto Valle Oeste.
Weretilneck pretende un calendario electoral independiente en los municipios en razón de que algunas encuestas vaticinan resultados adversos en ciudades importantes como Roca, Cipolletti, Bariloche y Regina. De esta manera trata de desarticular a la oposición y obliga a los candidatos a la gobernación a competir en soledad contra el aparato del Estado.
Por otra parte el partido del gobierno aún no se constituyó y por lo tanto el votante no lo identifica en el menú de ofertas electorales, situación que se suma al desconocimiento que hay hasta el momento de quienes serían los candidatos oficialistas locales, más aún en las principales ciudades. Todo gira en torno a Alberto Weretilneck.
A pesar de que cuesta armar un candidato a intendente, hacerlo conocer e instalarlo en la intención de voto del ciudadano y el tiempo no sobra, el gobernador quiere dejar las definiciones para el año que viene, mientras va hilvanando los acuerdos locales. No tiene apuro.
El caso de Viedma será testigo, primero porque Foulkes bien ubicado en la intención de votos y al competir primero y solo en la provincia, se desvincula de todo candidato radical o del Frente Unen –no suma votos a nadie- mientras que Weretilneck tendría un candidato con el apoyo de los justicialistas albertistas en el gobierno, que sólo restaría votos al postulante del Frente para la Victoria.
Ese candidato no está, aunque el gobernador habla de “un tapado” y nunca falta la mención de Matías Rulli, que ganas no le faltan pero que mide poco en las encuestas. En este esquema y con el triunfo de Foulkes, el gobernador resultaría favorecido con un intendente amigo, mientras que el principal derrotado es el justicialismo que aún no tiene candidato en Viedma y poco tiempo político.
Esta situación podría darse en varios casos, donde los candidatos radicales W serían funcionales al gobierno y viceversa, con un voto local que no necesariamente respetaría luego candidaturas partidarias. De esta manera la UCR quedaría huérfana de apoyos locales en las listas provinciales y nacionales y también el justicialismo quedaría en soledad con su candidato a la gobernación.
Con los datos de encuestas, que entre otros acerca la consultora ECO, se comienza a armar la estrategia electoral oficialista que ya quedó al desnudo por los anticipos de Foulkes y el mismo Weretilneck y ahora tienen la palabra los intendentes que deberán establecer las fechas de elecciones. En el gobierno se entusiasman con un calendario donde se sucedan triunfos de intendentes albertistas y radicales W, instalando una tendencia ganadora oficialista en la provincia.
El gobernador ahora sólo tiene que anunciar la fecha de elecciones para gobernador, vice y legisladores, sin intendentes, y aquellos municipios que cumplan con esta disposición tendrán apoyo económico y de seguridad del gobierno para el día de los comicios locales. Cabe recordar que por Carta Orgánica votan en fecha distinta de las elecciones provinciales, San Antonio Oeste, General Roca y Bariloche.
Weretilneck sigue en el armado de un partido provincial, con apoyo de sectores del justicialismo, del radicalismo y otros espacios afines. Tiene relativo interés en una referencia nacional y en este caso Sergio Massa es sólo una excusa, demora su visita a Río Negro y el gobernador insiste en que sólo se trata de una adhesión personal.
Los números de las encuestas en la provincia siguen, hasta el momento, poco favorable al ex intendente de Tigre en un porcentaje menor al 17 por ciento, mientras que Daniel Scioli ronda el 25 por ciento seguido muy cerca por Mauricio Macri.
Estos datos abonan la estrategia del gobernador para separar las elecciones nacionales de las provinciales y competir solo en Río Negro con el resto de los candidatos y evitar influencias de los candidatos presidenciales. La propuesta es atomizar.
De confirmarse esta estrategia habrá fechas de elecciones para intendentes, para las PASO provinciales, PASO nacionales, para gobernador y para presidente de la Nación o sea el ciudadano rionegrino concurría varias veces a votar, salvo que se unifiquen algunas, por ejemplo las de gobernador con las primarias presidenciales. Sobre las primarias abiertas simultáneas y obligatorias, a pesar de los dichos del gobierno, se duda de su reglamentación.
Weretilneck pretende llegar a las elecciones con un escenario polarizado entre su candidatura y la del postulante del justicialismo, sea Miguel Pichetto o Martín Soria y jugar en esa contienda a todo el aparato del Estado y los municipios aliados. Confía en su buena estrella y el apoyo de los dirigentes locales donde no hay distinción de banderías, no habla de política y quiere ser el candidato de todos.
En este contexto no será neutro el resultado de las elecciones internas de la Unión Cívica Radical, del próximo domingo, donde Weretilneck juega sus intereses con Horacio Massaccesi y contar al radicalismo como aliado en este entramado electoral rionegrino.
El gobierno reacciona después que los hechos suceden, no previene ni anticipa. Luego de la muerte de Karen Alvarez, en Viedma y tras un largo silencio de parte de las autoridades, el gobernador designó a Gastón Pérez Esteban en el ministro de Seguridad, vacante por la renuncia de Oscar Albrieu y tras algunos rechazos de ofrecimientos del cargo.
Más allá de las cualidades personales y profesionales del joven designado, es evidente que a Weretilneck le cuesta conseguir funcionarios para su gobierno, ya que Pérez Esteban venía desempeñándose como Secretario del área y entonces no se entiende la demora en ocupar el ministerio, que hasta ahora cubría el ministro de Gobierno Luis Di Giacomo, quien a su vez debe responder en la investigación judicial del llamado “caso Limardo”.
Valga una anécdota para ilustrar este nombramiento. A los pocos días en que Oscar Albrieu designa a Gastón Pérez Esteban como secretario de Seguridad, el gobernador lo llama por teléfono y le dice “Oscar que hiciste, me reclaman que este pibe es radical…”, sin duda la respuesta de Albrieu debió haber sido muy convincente porque ahora Pérez Esteban es ministro, o en su defecto Weretilneck se siente cada vez más cómodo con algunos radicales.