Estrategia de seducción ● ADN
Hay confianza en el círculo áulico del gobierno. Weretilneck cuenta con buen piso en la intención de votos de los rionegrinos y además no tiene que lidiar con una imagen personal negativa, situación que le permite explorar con confianza en un espacio de más del 30 por ciento de indecisos que indican las encuestas.
El gobernador asienta su estrategia para el 2015, en dos pilares, por un lado el gobierno y los recursos del Estado y por otro maneja los tiempos electorales. En ese sentido, de acuerdo a sus conveniencias, fijará el calendario para votar el año próximo y a la vez comprometerá a los intendentes –sobre todo radicales- para que lo acompañen en este diseño.
Se habla de la posibilidad de convocar a elecciones a gobernador en junio, lejos de las PASO nacionales y las presidenciales de octubre, para esto queda poco tiempo y el mes próximo tendría que convocar a las elecciones internas, abiertas, simultáneas y obligatorias en Río Negro, que podrían ser en abril, pero las PASO provinciales aún no están reglamentadas y son una incógnita.
Es intención que para mediados del próximo año la mayoría de los municipios propios y aliados tengan concluidos sus procesos electorales donde se podrían suceder triunfos del oficialismo, propios y de aliados. Para se piensa en convocatorias en Viedma, Valcheta, Menucos, la mayoría de las comunas del Valle Medio y El Bolsón, donde Weretilneck tendría a un candidato radical propio y que sería sorpresa.
Todo tiene un límite y está dado por la posición que adopten el justicialismo, el radicalismo y la CC-ARI y como resuelven sus situaciones internas y estrategias futuras que eviten terminar siendo funcionales al oficialismo.
Weretilneck trabaja pensando en un escenario electoral polarizado entre su candidatura y la de Miguel Pichetto, a quien prefiere enfrentar antes que a Martín Soria. El gobernador siente seguridad en el voto no peronista, descree de un acuerdo interno entre Pichetto y el intendente de Roca y por esto no quiere las PASO, que darían el ámbito propicio al justicialismo para dirimir su candidato. Mira las encuestas y quiere acortar todos los plazos, achicar los márgenes de error y no desea sorpresas.
Previo a poner en marcha este andamiaje electoral el gobierno quiere acordar con los gremios, y evitar reclamos para el año próximo y desactivar eventuales conflictos en el marco de las elecciones provinciales. Confía en un acuerdo con la Unter, garantizar el inicio de clases y llegar sin sorpresas a las vacaciones de invierno. Habrá una propuesta para el resto de los estatales y de este modo quiere garantizar la paz social para el 2015. Para completar este cuadro de previsibilidad el gobierno piensa embolsar dinero fresco cerrando contratos petroleros.
Así con plata y sin protestas laborales y sociales Weretilneck piensa encarar el proceso electoral, sin muchas más pretensiones y recorriendo permanentemente el territorio rionegrino. Un hombre del gobierno reflexionaba: “todos critican la falta de gestión y que no se hace nada y sin embargo estamos muy bien posicionados, entonces, ¿para qué cambiar?”.
La polarización podría ser un traje a medida para el gobernador. Se aventura, no sin osadía, en atraer a su proyecto a Magdalena Odarda y pretende sumar otras figuras, como Silvina García Larraburu, en Bariloche, donde reserva un lugar destacado a Carlos Valeri, ex legislador y actual concejal del Frente Grande. También Weretilneck sigue en esa relación de idas y venidas con Julio Arriaga.
Para el gobernador sumar a la senadora del ARI pondría límites a sus circunstanciales aliados radicales, ya que se conoce que Weretilneck es un desconfiado nato, estilo que no resigna cuando hace arreglos con Daniel Sartor y Horacio Massaccesi.
Pero Magdalena Odarda – por ahora- desmiente esta versión y por el contrario afirma que se presentará a la pelea por la gobernación, donde buscaría el voto no peronista, pero alejada del oficialismo y los radicales W. Puede haber intervención nacional para armar este espacio electoral rionegrino.
El gobernador está convencido que forma parte de aquellos políticos que el electorado los hace candidatos pero sin partido, una particularidad que se observa en la política argentina: hay candidatos que miden en las encuestas por sobre los partidos políticos tradicionales. Weretilneck es una muestra cabal, no tiene partido y pretender ser gobernador.
Esta preeminencia de dirigentes sobre las ideologías y los postulados políticos partidarios, da nacimiento a los “candidatos sprayette” que se ofrecenpor los medios de comunicación como un artículo de consumo, se usan, cumplen un ciclo y se descartan. Son productos de las circunstancias, en tiempos y espacios puntuales.
¿Qué hará el justicialismo? La propuesta es la unidad de todos los sectores bajo la mirada atenta de Miguel Pichetto y Martín Soria y proteger al PJ que tiene un caudal electoral propio de inestimable valor al momento de abrir las urnas y por otra parte analizar de qué manera se puede romper la estrategia electoral del gobierno. Esta semana se concretarán importantes reuniones en ese sentido.
Para el domingo 13 de diciembre se estima que se reunirá el Congreso Provincial Justicialista en Viedma, para conformar la mesa de conducción y producir un encuentro de dirigentes de toda la provincia antes de finalizar el año. El justicialismo sabe que atesora un capital casi excluyente de votantes en el Alto Valle Centro y el Alto Valle Este, que con el acompañamiento histórico del resto de los circuitos le permite alentar buenas espectativas.
¿Cómo piensa el gobierno erosionar al justicialismo? No descarta la idea de impulsar la candidatura de un justicialista que reste votos a los candidatos del Frente para la Victoria, situación con antecedentes en Río Negro en elecciones anteriores a gobernador, donde se generaron alternativas funcionales al oficialismo de turno y en desmedro del PJ. En el 2011 Carlos Soria unificó la tropa y ganó, pero ahora nuevamente hay desgranamiento de justicialistas con Weretilneck, tanto en funcionarios, legisladores, intendentes y dirigentes locales y otros espacios como el que alienta el ex senador Remo Costanzo.
Por otra parte no podría descartarse en este juego imaginario sobre el panorama electoral 2015 en Río Negro, que una tercera fuerza que compita con el gobierno y con el FpV pueda desarrollarse desde el PRO y el Frente Amplio Unen. Hasta el momento poco se observa con real voluntad de conjunto y en esta sensación se basa el oficialismo para tentar a estas fuerzas para una alianza en su favor.
El sector del radicalismo que ganó las recientes internas partidarias, en cabeza de Horacio Massaccesi, tiene buenas relaciones con el gobierno que lo ayudó en las elecciones, pero también es cierto que la última convención de la UCR, en Ingeniero Huergo, resolvió conformar el Frente Amplio Unen en Río Negro y esos convencionales conservan mandato hasta mayo del año próximo, en que asumirán los electos el domingo pasado.
Para dar curso a aquella resolución de Huergo, las autoridades de la UCR rionegrina, recientemente electas, tendrían que dar por finalizado el coqueteo con Weretilneck y explorar una alianza electoral con el PRO y el CC-ARI en Río Negro y protagonizar ese espacio no peronista que hoy se obsequia al gobierno, donde se convive con un sector del justicialismo rionegrino.
El radicalismo nacional vive tiempos de convulsión y confusión. Los medios nacionales recordaron cuando el ex presidente Raúl Alfonsín, en octubre del 2007, en un acto político en Entre Ríos, criticó con dureza a Elisa Carrió a quien calificó de «traidora» e «hipócrita”. La historia se repite.
Carrió rompió con el FAU y la UCR recobró autonomía y dejó abierta la posibilidad que las provincias tengan potestad para armar -de acuerdo a las realidades de cada región- alianzas electorales para el año próximo. De esta manera el radicalismo rionegrino tendría la oportunidad de liderar la oposición y sumar al PRO y al CC-ARI, en lugar de subsumirse en la estrategia de Alberto Weretilneck.