Reflexiones sobre el concurso de supervisores y supervisoras ● Paolo Etchepareborda
En primer lugar creo oportuno valorar y reconocer la iniciativa del Ministerio, que responde con este concurso a una exigencia histórica de nuestra organización.
Sin embargo no es un dato menor tener en cuenta las enormes irregularidades con las que se quiso poner en marcha este proceso.
Por ejemplo tener entre los jurados al propio ex ministro -ex maestro- y amigo personal del gobernador, Marcelo Mango; despejando con ello cualquier duda sobre la verdadera intencionalidad política partidaria, de cómo y que se debía evaluar. Otro ejemplo fue la bibliografía que se pretendía bajar a los participantes; en esta solo se incluía la pretendida por Mango y compañía, sin la opinión de los trabajadores organizados en su legítimo sindicato; entre otros ejemplos.
Fue nuestra organización que a poco días de asumir, en noviembre del año pasado, insistió y exigió modificar sustancialmente estos puntos; logrando no solo que se baje el ex ministro del jurado –que fue importante-, también logramos desde UnTER, que se constituyera un jurado con mayor participación de los trabajadores y que se incluyeran las línea políticas de capacitación proyectadas por UnTER a través de su Secretaria de Educación y de la Escuela Rodolfo Walsh.
Así llegamos en el día de ayer con la primera instancia evaluativa, dando así inicio practico a este concurso, en donde la participación de los veedores de nuestra organización fue tan solvente como la importancia del hecho lo exigía.
Una última reflexión me merece la participación de la Ministra Mónica Silva, queinauguro formalmente este concurso en la ciudad de general roca,y que textualmente dijo:“fue una decisión de esta gestión que los docentes puedan alcanzar el cargo por su trayectoria y formación, dejando de lado prácticas que nada tienen que ver con el merecimiento de cada trabajador de la educación”; si para algunos sus palabras fueron escuchadas inocentemente, entiendo que están cargadas de una apreciación muy fuerte sobre la ética de muchos trabajadores que en estos años ocuparon cargos supervisivos, representando un lugar de compromiso con la educación y los trabajadores; por supuesto que muchos supervisores han sido, y son utilizados también por la actual gestión, como serviles representantes de las políticas impulsadas por las distintas gestiones, sin ni siquiera cuestionarlas cuando estas no eran buenas; pero las palabras de la Ministra que, utilizando la misma lógica de Mango, –llegamos nosotros y ahora empieza todo lo bueno y correcto políticamente- tiñe de dudas el trabajo de “todos y todas” las sedes supervisivas, desconociendo igualmente que hasta ahora los supervisores y supervisoras se designan por “listado de clasificación” donde la formación y la antigüedad en los servicios docentes de los directores titulares determinaban ese mérito.
Entendiendo que desde un lugar de la importancia que tiene un ministro, debería explicar la ministra Silva que quiso decir con ello y despejar así dudas sobre el trabajo de muchos compañeros/as.
Por supuesto que desde nuestra organización seguiremos trabajando políticamente para que los nuevos supervisores sean verdaderos ejecutores de acciones que fortalezcan la carrera docente; representando y acompañando todas las problemáticas que sufren los trabajadores/as en su tarea diaria; defensores de la escuela pública y emancipadora, en una lucha constante y contra hegemónica para que estos no se transformen en meros ejecutores pasivos de las políticas impulsadas por esta y las futuras gestiones de gobierno.
Paolo Etchepareborda